RECICLAJE ROSA
Anna Bullus, la diseñadora británica que fabrica suelas de zapatos con chicles
Su empresa, Gumdrop, también fabrica tazas de té, botas de agua, bolis y llaveros con este caucho sintético
Laura Estirado
Periodista
Laura Estirado
Los chicles mascados no tienen por qué acabar en una acera para pesadilla de sufridos viandantes y servicios de limpieza. Una diseñadora británica ha impulsado una empresa, Gumdrop, que se encarga de reciclar este caucho sintético y darle otra vida útil en forma de suelas de zapatos, botas de agua, llaveros, bolis, reglas y hasta púas para tocar la guitarra. Anna Bullus (Londres, 1984) es la joven diseñadora artífice de esta genial y sotenible idea que puede ayudar a los gobiernos a ahorrar muchos millones en limpieza; sin ir más lejos, el Reino Unido gasta alrededor de 57 millones de euros al año en erradicar las gomas de mascar del callejero.
Bullus, que enseña a escolares reciclaje en el Museo del Diseño de Londres, analizó la química del chicle, que contien un caucho sintético, que es un material muy versátil. Su principal ingrediente es un tipo de polímero similar al plástico. "Se llama poliisobutileno", ha explicado la diseñadora en la BBC, "el mismo material que se encuentra en las cámaras de aire de las ruedas de la bicicletas".
"Es un material increíblemente útil que al final acaba en nuestras calles, pero podríamos hacer algo mejor con él". Esa fue el punto de partida para que Gumdrop echase a andar, allá por el 2009.
Contenedores para recolectar chicles
En su misión de recoger este material usado, Anna ha creado unos recipientes contenedores en forma de bola rosa para que la gente deposite en ellos los chicles mascados (por supuesto, también están hechos del mismo material con chicles reciclados). De momento, hay 600 repartidos entre plazas, estaciones y universidades del Reino Unido (la Universidad de Winchester, al sur del país, fue uno de los primeros lugares en colocarlos, también hay en el aeropuerto de Heathrow, y en los andenes de ferrocarriles de la Great Western Railway). Los contenedores vienen con unos letreros que explican a los usuarios que sus aportaciones servirán para crear nuevos objetos.
Por ejemplo, con 42 chicles gastados se puede crear una taza de café. En el proceso no solo se usan gomas de mascar, también se pican y mezclan con otros polímeros de plástico reciclado: al final se obtiene un nuevo material al que han llamado Gum-tec. "La proporción varía dependiendo del tipo de objeto, pero como mínimo lleva un 20% de chicle", cuenta Bullus. La mezcla se calienta a alta temperatura y luego se deposita en un molde, cuando se enfría, se convierte en unas botas de agua, unos bolis o una suela rosa de un zapato de caballero.
"A través del diseño correcto podemos cambiar la forma en la que las personas se comportan", defiende la joven diseñadora.
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