La crónica del Espanyol-Atlético: Furiosa reacción perica para tener aún esperanza

Se desgarró el Espanyol, asomándose, ya casi de forma definitiva, el precipicio, pero aún así, cuando estaba camino de él, reaccionó con una segunda mitad llena de furia y rabia, que aún le mantiene con vida.

Nada más iniciarse la segunda mitad, perdía 0-3 y la ruta hacia la Segunda División estaba abierta porque había topado siempre con las manos del gigantesco Grbic, que se hizo todavía más grande en cada una de sus acciones.

Mientras la defensa perica se empequeñecía hasta recibir tres goles en 46 minutos, prólogo del caos en medio de gritos del público exigiendo la dimisión de la directiva y la marcha de Chen Yansheng, el propietario chino. Gritaba en vano la afición perica porque nadie le escucha desde hace mucho tiempo.

Pero el equipo se rebeló de manera extraordinaria firmando tres goles en un cuarto de hora descomunal. Y Grbic frustró el 4-3 de Joselu, que desperdició una grandísima ocasión. Acaba el Espanyol penúltimo esta jornada (solo quedan dos) y a tres puntos de la salvación.

Tiene 35 puntos y hay un triple empate entre Valladolid (38), que es antepenúltimo y bajaría a Segunda si acabara ahora la Liga, Cádiz (38) y Getafe (38). Necesita, eso sí, ganar el Espanyol el domingo en Mestalla al Valencia. Y el pueblo perico acabó gritando: "¡Sí se puede, sí se puede!"

El problema

Jugó bien el Espanyol en la primera mitad. Pero iba perdiendo 0-2. Cuesta hasta creerlo porque el equipo de Luis García tenía la sensación de que dominaba el partido. Sensación ficticia porque el Atlético, en un soberbio ejercicio de contundencia ofensiva, castigó la obra que estaba levantando el Espanyol. Primer disparo a la portería de Pacheco, gol de Sául, quien aprovechó una quirúrgica asistencia de Hermoso para desgarrar la zaga perica.

El drama llegó más tarde cuando se agotaban los minutos finales de la primera mitad. En una misma jugada, la del 0-2, el Atlético disparó tres veces en el área de Pacheco. Disparó Saúl, repelió el portero perico. El balón fue a los pies de Carrasco, cuyo tiro fue escupido por el poste izquierdo. ¿Y el rebote? A los pies de Griezmann, quien con la derecha disparó solo. Pacheco paró, pero el VAR, tras unos minutos de incertidumbre, decidió que la pelota había cruzado la línea de gol. Cuatro tiros en 45 minutos, dos goles y un palo.

El protagonista

Griezmann. El jugador que no estuvo en el Barça. Y el jugador que tiene en el Atlético un ecosistema ideal. Todo lo que hizo tuvo sentido. Dio brillo al juego cholista porque cada balón que pasaba por sus botas adquiría una mejor versión, dejando acciones espectaculares. Terminó hasta marcando un gol con su pierna mala. Con la derecha.

Un gol que castigó con crueldad la excelente puesta en escena del Espanyol, que se derrengó después porque atrás, ni jugando con tres centrales, fue un equipo sólido. El francés ejerció de líder del ‘cholismo’, sin tener una posición fija, lo que le hizo indetectable para el Espanyol, quien lo veía moverse feliz por el césped, pero sin tener una respuesta adecuada para desactivarlo.

La táctica

Modificó Luis García el dibujo con respecto al que usó en Vallecas. Recuperó la fórmula de los tres centrales apostando por César Montes, Calero, que ejercía de viejo hombre libre, y Cabrera. Clonaba el Espanyol el modelo táctico del Cholo en el Atlético, quien también asomó por Cornellà-El Prat con el tridente defensivo integrado por Witsel, Giménez y Hermoso.

Era, por lo tanto, un efecto espejo. Y el equipo perico tuvo personalidad para adueñarse del balón en los primeros minutos de una noche dramática. Tuvo también valentía el Espanyol produciendo en la primera mitad numerosas acciones de peligro llevando. Hasta 11 tiros en los 38 minutos iniciales. Y seis a puerta, pero ninguno fue gol.

Ya en la segunda parte, prescindió Luis García de esa fórmula de los tres centrales.