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La tradicional fiesta mayor del barrio de Sant Antoni de Barcelona se ha convertido, un año más, en un tormento y un calvario para los vecinos de la avenida de Mistral. Conciertos hasta altas horas de la madrugada (los días laborables hasta las 23 horas), ‘envelat’ pegado a las casas con el consiguiente estruendo; la noche del sábado 23 de enero, macroconcierto al aire libre que empezó a las 19 horas y acabó pasadas las 2 de la madrugada: decibelios a tope, afluencia masiva de público y lo típico de estos casos, gente orinando, defecando, vomitando y degradando aún más la ya de por sí degradada avenida Mistral.
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El domingo a las 11 de la mañana dio comienzo una estruendosa actividad, y suma y sigue... Además de la feria de atracciones, en medio de la avenida y apalancada aquí durante tres semanas.
La asociación de vecinos hace oídos sordos y dicen que la programación es cosa del Ayuntamiento, y aquí nadie se hace responsable del estruendo. No estoy en contra de esta fiesta mayor, pero creo que están fuera de lugar este tipo de celebraciones en una zona vecinal.