La reinvención de Rafa Nadal a través de los pequeños detalles

Rafa Nadal nos ha dado una nueva lección para mantenerse en la élite de uno de los deportes más exigentes del mundo. 

En su primer partido del Open de Australia, ante James Duckworth, al cual ha vencido por 6-4, 6-3 y 7-5, ha puesto en acción un nuevo saque en el que ha modificado ligeramente el movimiento corporal con el fin de cargar menos peso sobre sus maltrechas rodillas y lograr, en el primer saque, que la pelota rebote sobre la superficie y salga despedida con más velocidad. En el segundo, la parábola que hace la pelota no lleva tanto efecto y, aunque tiene más riesgo, al rival le cuesta más entender el movimiento de la pelota porque se le echa encima y le resulta más complicado devolverla.

Son pequeños detalles, apenas imperceptibles, pero que, en el transcurso de los partidos, resultan fundamentales. De hecho en el partido contra Duckworth la efectividad en el primer servicio fue de un 74% y en el segundo de un 64%.

Con 32 años cumplidos en junio, parece que Rafa quiere continuar en la cima del ranking ATP varios años más. No dudamos que lo podrá conseguir; además de poseer una forma física increíble, unas facultades descomunales, y de someterse a un entrenamiento exhaustivo, afina al máximo en cada golpe. Sabe mejor que nadie que el tenis de hoy, en el que la pelota vuela a una velocidad de vértigo, es cada vez más técnico. El más mínimo cambio para mejorar un golpe requiere horas y horas de entrenamiento pero puede ser determinante para ganar partidos, avanzar rondas y ganar torneos, que es a lo que Rafa nos tiene acostumbrados y que será, sin duda, su mayor motivación.