Por un registro público de donantes y receptores

Esta carta es para aquellos políticos, entidades sin ánimo de lucro y trabajadores de la administración pública que, una vez aparece en negro sobre blanco, intentan argumentar y justificar el origen y finalidad de subvenciones, donaciones, comisiones, “colaboraciones” y demás prebendas. Tanto públicas como privadas.

Les agradecería que dedicaran unos pocos minutos a recordar al  fraile franciscano Guillermo de Ockham, a quién se atribuye un principio metodológico que viene a decir: “en igualdad de condiciones, la respuesta más simple, suele ser la verdadera”.

Muchas cosas han cambiado desde la Edad Media hasta nuestros días, pero hay algunas que no, como la insaciable voracidad de algunos y el más absoluto desprecio a las personas que sirven.

Pero esta carta también lo es para aquellos que consienten: estado, comunidades, diputaciones y ayuntamientos. ¿Hasta cuándo habrá que esperar para un registro realmente público y transparente de donantes  y receptores? Un instrumento que ya ha demostrado en otros países que es más eficaz y eficiente que los tribunales de  cuentas, que siendo también necesarios, no atacan el problema en su inicio.