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"Esa parálisis gubernamental que obvia el problema catalán hace un flaco favor a la marcha de España"
Pedro Sánchez recibe a Pablo Iglesias en el palacio de la Moncloa en la primera ronda negociadora, el 5 de mayo. /
DAVID CASTRO
Mientras las derechas critican la anunciada coalición que va a gestarse en breve, porque la aritmética de la investidura así lo exige, Pedro Sánchez da un portazo a las aspiraciones de Pablo Iglesias, condicionándolo a dar un paso al lado en la confección del nuevo gobierno.
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El líder de Podemos así lo ha hecho renunciando a la bicepresidencia, y ahora, tras el repudio del Presidente en funciones, espera que no hayan más vetos, acogiéndose a lo de que "él era el principal escollo en la mediación".
Los próximos días van a ser decisivos si el PP, Cs y Vox no traman nada, queriendo seducir la variable voluntad de Sánchez, cediendo unos apoyos que volverían a romper el acuerdo del PSOE, Podemos y muy posiblemente los nacionalistas.
La fragilidad del momento político está en cuestión, pero los tempos mandan y la orden del Jefe del Estado es concluyente para que Moncloa vuelva a funcionar, pero de no ser así, nos veríamos abocados en noviembre a nuevas elecciones generales.
Por esa parálisis gubernamental en la que se obvia el problema catalán, se hace un flaco favor a la marcha de España, si antes no se opta por dialogar el tema del 'procés' con el deseo ineludible de la mitad de catalanes y el 80% en el tema del derecho a decidir.
El ministro de exteriores en funciones, el señor Borrell, pone palos a las ruedas en el tema internacional, negándose a facilitar explicaciones al señor Bosch, conseller de la Generalitat, porque da por inútil todo entendimiento, y así no podemos ir bien.
Mi esperanza es que con esta próxima coalición, este señor pueda ocuparse de otros asuntos.