Homenaje en el segundo aniversario de su muerte

Lo (mucho) que queda de Antonio Franco

Presentado en Barcelona el libro 'Antonio Franco, un gegant del periodisme', en memoria del primer director de EL PERIÓDICO, fallecido ahora hace dos años

Xavier Casinos, Rosa Mora, Albert Sáez, Rosa Massagué, Xavier Vidal-Folch, de izquierda a derecha, aplauden a Andreu Franco en la presentación del libro Antonio Franco, un gegant del periodisme

Xavier Casinos, Rosa Mora, Albert Sáez, Rosa Massagué, Xavier Vidal-Folch, de izquierda a derecha, aplauden a Andreu Franco en la presentación del libro Antonio Franco, un gegant del periodisme / Jordi Otix

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Ernest Alós
Ernest Alós

Coordinador de Opinión y Participación

Especialista en Escribo, cuando puedo, sobre historia, literatura fantástica y de ciencia ficción, ornitología, lenguas, fotografía o Barcelona

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Contaron ayer los presentes que cuando el 8 de octubre de 2021 se entregó a la familia de Antonio Franco el Premi Ofici de Periodista, a título póstumo, se preguntaron qué recordarían las nuevas generaciones de periodistas del gigante de la profesión que había desaparecido físicamente aquel 25 de septiembre. Qué legado dejaría. Las respuestas son muchas: una forma de ejercer la dirección y de entender el periodismo como servicio; una generación de profesionales formados a su sombra; EL PERIÓDICO DE CATALUNYA... Las recoge el libro que ese día empezó a tomar forma ('Antonio Franco, un gegant del periodisme'), publicado por el Col.legi de Periodistes de Catalunya y presentado este martes en el auditorio del Espai Francesca Bonnemaison, ante la imposibilidad de encajar a los asistentes en la sede colegial. Y las desgranaron los familiares, amigos y compañeros de profesión que se reunieron para recordarlo.

Lo que queda de Antonio Franco en EL PERIÓDICO: en palabras de su actual director, Albert Sáez, mucho. Primero, entender que el periodismo debe "reinventarse continuamente" y no solo como modelo de negocio sino "para servir mejor a la gente". Y hacerlo adaptando en cada momento un modelo que superaba la división canónica de prensa informativa-interpretativa y popular-sensacionalista: "Hacer un diario que explicaba los temas de la primera de ellas, de manera que la gente lo entendiese". Segundo, hacerlo con "rigor". Y tercero, la "no neutralidad; un diario ha de decir cosas y hacerlo a partir de unos determinados valores". En resumen, ese es el legado: "Un diario no neutral, que lo sostiene desde el rigor y en servicio de los lectores".

"No hay nadie que haya querido tanto a El Periódico", sentenció el hijo del primer director del diario, Andreu Franco, que recibió una ovación con los asistentes en pie. De él recordó (discusiones futbolísticas y políticas aparte) que fue "honesto, valiente y visionario". Que hizo que la máxima competencia se cansara de recoger pelotas informativas del fondo de la red. Y que renunció a la oferta de pasarse a ella. Que su cabeza no rodó pese a Pujol y Aznar "y pudo decidir cuándo dejar la primera línea". "Y aquel 3% que Maragall dijo porque lo leyó en un editorial de mi padre, y fue el principio del final del pujolismo".

Presentación del libro homenaje al periodista Antonio Franco, exdirector de El Periódico / Jordi Otix

El periodista total

Problemas de voz impidieron que tomara la palabra José Antonio Sorolla, quien fue su redactor jefe y director adjunto, en 'El Periódico' y en la edición catalana de 'El País', codo a codo durante 30 años como recordó Xavier Casinos (coordinador del libro junto al propio Sorolla, Xavier Vidal-Folch, Núria de José Gomar y Xavier Puig). Para Sorolla, Franco fue "el periodista total", "capaz de inventar un diario como EL PERIÓDICO, escribir un editorial como el que hizo estallar la polémica del 3%", apostar por la información "de lo importante y lo interesante", convertir aquel 'El País' de Barcelona "no en una delegación sino una redacción integrada" en un medio nacido en Madrid o concebir la redacción (en esto los tiempos no son los mismos) como "una maquinaria centralizada". Rosa Mora, compañera de la promoción Regis Debray de la escuela de periodismo de la Iglesia, lo recordó como, ya desde entonces, un "líder". Y años más tarde, "un ventilador de ideas, que sabía sacar cosas buenas de la gente".

Quien fue también miembro del equipo fundacional y primera corresponsal de EL PERIÓDICO en Londres, Rosa Massagué, añadió un contrapunto. "Franco era hijo de su tiempo", y el papel de las mujeres en sus redacciones fue limitado, aunque su adjunto José Antonio Sorolla a menudo abogara por ellas (además de restañar arranques del jefe con los afectados). Pero en pleno #MeToo, recuerda, hizo algo que suele costar, reconocer los errores. "Creo que nuestra generación en esta cosa nos hemos equivocado mucho y lo hemos hecho mal", le dijo un día, años después de dejar la dirección.

Xavier Vidal-Folch fue uno de los incluidos en un "nos vamos" colectivo pero pronunciado por Antonio Franco cuando parte del equipo fundador de EL PERIÓDICO marchó para levantar la edición barcelonesa de 'El País' (muchos de ellos hicieron un 'volvemos' siguiendo de nuevo a Franco a partir de 1988). "Pero fue con mucho cuidado de no destruir el equipo, quedó gente muy buena", advierte. En su opinión su innovación fue "hablar de la vida no oficial" y su carisma, el de "un organizador", un "picapedrero" (eso también ha quedado impregnado en la redacción, se lo aseguro) tanto por la intensidad de su trabajo como por sus artículos "contundentes", en los que "no había nada banal".

Libro homenaje

El libro con el que ha resucitado de forma excepcional la colección Vaixells de Paper del CpC explica quién era Antonio Franco. A través de dos síntesis de profesores de historia del periodismo como Josep Maria Casasús y Jaume Guillamet, que lo recuerda como el autor de "el diario catalán de la Transición", de la edición en catalán de EL PERIÓDICO 15 años antes de cualquier intento similar y "sin simpatía ni apoyo moral de la Generalitat de Jordi Pujol", de dos entrevistas clave (de Josep M. Muñoz y Jaume Fabre, publicadas en su día en 'L'Avenç' y 'Capçalera'), de los artículos que se escribieron tras su muerte (de Màrius Carol, Iosu de la Torre, José A. Sorolla, Emilio Pérez de Rozas, Xavier Vidal-Folch, Lluís Bassets, Andreu Missé, Pere Rusiñol, Juan Luis Cebrián, Soledad Gallego-Díaz, Joaquin Estefanía, Ramon Besa, José Sanclemente y Xavier Roig). Y aún más, a través de una antología de artículos publicados durante 37 años en EL PERIÓDICO (hasta el último que firmó, 'El más difícil todavía para la prensa', solo 23 días antes de su muerte), en 'El País', en el 'Diario de Barcelona', en 'ElDiario.es', el 'El Maresme', en 'El Papus' y en 'Jóvenes', y aún faltaría 'Barrabás'. Porque como recordó la profesora de la Universitat de València María Iranzo, una de sus lecciones es que "no son de segunda ni el periodismo satírico, ni el deportivo... ni el Elche".

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En el escenario estaban, para tomar la palabra Sáez, Vidal-Folch, Mora, Massagué y Casinos. En la platea Sorolla. Muchos que para él fueron "bandidos", escuchando. E igual que la fuerza de la gravedad es inexorable y hace que las cosas caigan hacia abajo y no hacia arriba, y lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, Emilio Pérez de Rozas, fuera de guion y con su artículo ‘Aquí seguimos, jefe, molestando’ aún caliente en la web del diario, habló. "Era como el flautista de Hamelin, lo seguíamos. Tenía complicidad con la gente y era tan bueno que no tenía ningún miedo de rodearse de los mejores porque ninguno le llegaría a la suela de los zapatos". Y no era complaciente. "Bajaba a la redacción, aunque creo que lo tendría que haber hecho más, se acercaba a la sección de deportes y nos decía que qué mierda de sección estábamos haciendo". ¿Cómo? "Hace meses que no me llama nadie para quejarse", precisaba.

Una vez acabado todo (de otra persona no lo explicaríamos, pero a él seguro que no lo incomodará, vamos, qué digo, todo lo contrario), Emilio lloraba en el vestíbulo desconsolado: “Qué grande era”.