Conversaciones de Salud

Marta Olazábal: “Hay que quitar asfalto de la ciudad”

El calor se ha convertido en un problema más letal que las inundaciones en las ciudades.

Las olas de calor empeoran la concentración de contaminantes.

Menos coches, más aislamiento y prioridad política es lo que hace falta.

Marta Olazábal, experta en adaptación urbana al cambio climático del Basque Climate Change Center (BC3, Bilbao).

Marta Olazábal, experta en adaptación urbana al cambio climático del Basque Climate Change Center (BC3, Bilbao). / Vincent West

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Michele Catanzaro
Michele Catanzaro

Periodista

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Si tuviera aliento para darle solo un consejo a las nuevas alcaldías, “quitar tanto asfalto como puedan” sería lo que diría Marta Olazábal, experta sobre adaptación urbana al cambio climático del Basque Climate Change Center (BC3, Bilbao). 

“Hay que hacerlo caso por caso y escuchando a la gente. Pero hay que cambiar la mentalidad. Hacemos urbanismo para el coche y necesitamos urbanismo para las personas”, afirmó el martes 20 en la charla “Calor y salud en las ciudades: ¿cómo protegernos?”, emitida en directo en las redes sociales de EL PERIÓDICO, en el marco de las Conversaciones de Salud, que cuentan con el apoyo de la Fundación Doctor Antoni Esteve.

El vehículo motorizado y su infraestructura son una de las causas del efecto isla de calor, que hace que en las ciudades haya temperaturas significativamente más altas que en el entorno.

En las imágenes térmicas se ven grandes diferencias entre superficies asfaltadas y superficies verdes, afirma Olazábal. Además, los motores en sí generan calor y sus emisiones contribuyen al cómputo de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.

El calor, peor que las inundaciones

El calor ya es uno de los mayores retos para la salud urbana. “Los datos de 2022 arrojan cifras de miles de muertos en España debido a las olas de calor, mucho más que las inundaciones, por ejemplo, cuyas víctimas se cuentan en decenas al año”, dice la investigadora.

Además de las muertes, las olas de calor agravan las enfermedades crónicas y afectan a la salud mental. Encima, se asocian con condiciones de anticiclón que propician que se concentren contaminantes atmosféricos, partículas, ozono y compuestos volátiles. “La ciudad es una sartén de fenómenos complejos”, observa Olazábal

Se trata de un asunto de salud pública de primer nivel, ya que el 80% de la población española vive en entornos urbanos. Pero no todo el mundo es afectado por igual. Personas mayores, con enfermedades crónicas, niños y niñas, mujeres embarazadas, personas de rentas bajas, migrantes marginalizados y quienes trabajan en el exterior se llevan la peor parte. 

Alertas tempranas y renovación de edificios

En caso de emergencia, lo más efectivo son los planes de alerta temprana, afirma Olazábal. Alertar a la población de que llega el calor y recomendaciones básicas como beber agua, resguardarse en las horas peores y acudir a sitios frescos es lo más útil. Eso siempre que la información llegue a los colectivos más vulnerables y marginalizados. 

En el largo plazo, además de redimensionar la infraestructura del coche, la otra intervención necesaria es la renovación de edificios. “En algunas viviendas se alcanzan 35 grados en verano: eso es insoportable”, afirma Olazábal. El aislamiento térmico protege a los habitantes y, además, ahorra las emisiones necesarias para la climatización.

Clima y alcaldías

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Olazábal apunta a Barcelona como un referente en políticas de adaptación. “Se han hecho muchas cosas, que al principio no funcionaban bien, pero se han ido mejorando con participación y una perspectiva de equidad. Eso es novedoso y fresco”, observa. Alicante, Pontevedra, Córdoba, Vitoria y San Sebastián son otros casos interesantes. El programa “Madrid + Natural” también está dando sus frutos. 

El mayor obstáculo es que la adaptación al cambio climático no es una prioridad de los gobiernos municipales, que la relegan a departamentos menores. “Lo ideal sería que estos planes se llevasen desde la alcaldía y calasen en todas las políticas”, concluye Olazábal.