Entrevista

Toni Orensanz: "Balchowsky era el héroe con matices"

Pianista, dibujante, pionero de la contracultura, voluntario de las Brigadas Internacionales, bebedor y heroinómano, personaje sensible y torturado, el estadounidense Eddie Balchowsky vivió una vida de novela que el periodista Toni Orensanz ha investigado a fondo y convertido en ‘Com vas perdre el braç, Balchowsky?’ (Columna), un fino ejercicio de periodismo narrativo que recorre de la mano del libertario manco parte de la historia del siglo XX.

El periodista y guionista Toni Orensanz.

El periodista y guionista Toni Orensanz. / DDG

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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-Dígame, ¿por qué Balchowsky? ¿Qué fue lo que lo animó a emprender semejante investigación sobre este personaje?

-Bueno, empecemos por decir que muchas veces no sé por qué escribo. Luego racionalizas, pero al principio es como si un alienígena te abdujera o te ocupara el cuerpo. Pero creo que lo más importante es que me parecía una metáfora muy intensa de lo que es perder, lo que es perder una guerra, y a mí las historias de perdedores siempre me han gustado. La idea de este perdedor mayúsculo y de lo que podía haber detrás es lo que me animó a meterme en esto.

-Balchowsky es como un personaje de novela, yo diría que incluso mejor que muchos personajes de novela. ¿Cómo lo definiría, a grandes rasgos?

-Yo diría que Balchowsky era un perdedor aferrado a la vida, un superviviente carismático y un artista. Un antihéroe de manual. A mí me hace pensar en Huckleberry Finn, en el barón de Munchausen, en el buen soldado Svejk, en ‘Breaking bad’. Mientras escribía tenía la sensación de tener a mil personajes en uno. Al final fue inevitable que me planteara hacer una obra de periodismo narrativo con ecos literarios. No podía escribir sobre este personaje sin tener una cartera de recursos literarios a la mano, sin beber de una tradición de periodismo literario.

"Balchowsky era un perdedor aferrado a la vida, un superviviente carismático y un artista"

-Un personaje libre que le inspira libertad a la hora de escribir, ¿no?

-Sí, un personaje libre que te invita a fantasear, pero al mismo tiempo con el corsé que yo mismo me impongo de contar la historia desde las ciencias sociales, desde el periodismo.

-Balchowsky vino a España combatir a los fascistas pero no fue un héroe sin mácula, de hecho estuvo en un centro de rehabilitación para soldados desmotivados. Y me estoy acordando de esa escena en la que huye corriendo del campo de batalla. Todo lo cual lo hace muy humano.

-Mire, yo creo que siempre que nos acercamos a la Guerra Civil lo hacemos desde la condena o desde el homenaje sin paliativos, y con las Brigadas Internacionales pasa igual, te acercas diciendo que eran todos unos héroes o que eran todos unos mercenarios estalinistas. Yo creo que los héroes siempre huelen a chamusquina, y Balchowsky a mí me gusta por eso, porque representa el matiz. Balchowsky no era un estalinista, era un libertario y un tío que iba por libre, que se equivoca de manifestación y al que le rompen un diente porque se equivoca de bandera. Me interesa esta humanización de la gente que hace las guerras.

"Yo creo que los héroes siempre huelen a chamusquina, y Balchowsky a mí me gusta por eso, porque representa el matiz"

-Solo hay que recordar el argumento que le da a un amigo cuando le pregunta por qué va a luchar contra los fascistas, y él le dice que lo hace para que se pueda tocar la música de Bach libremente. Eso es mucho más que libertario. Eso es de poeta.

-Sí, es cierto, él vivió como un poeta. Si el artista es la persona que te ayuda a mirar el mundo con otra mirada, él era un artista, un poeta. Y esto se nota en absolutamente todo. El biógrafo de Kerouac, que lo conoció, me dijo que si los genios son las personas que te ayudan a sacar lo mejor de ti, Eddie Balchowsky era un genio.

-El movimiento okupa, el orientalismo, la caza de brujas del macartismo, la heroína… Otro de los atractivos de Balchowsky es que está conectado con la historia, la Historia en mayúsculas.

-Tanto es así que al final yo tengo la impresión no tanto de haber escrito una biografía de Eddie Balchowsky como de haber hecho a través suyo un viaje por el siglo XX. Balchowsky permite hablar de antisemitismo en EEUU a principios del siglo XX, de la entrada de EEUU en la Primera Guerra Mundial, del idealismo de los años 30, de la emergencia del fascismo, de las Brigadas Internacionales, de la solidaridad internacional, del macartismo, de los derechos civiles, de la contracultura, de la guerra de Vietnam... Hay una película, ‘Vivir’, del director chino Zhang Yimou, que es como una historia de China del siglo XX a partir de una mujer. Con Balchowsky es lo mismo, es como recorrer la historia de siglo XX a través de un personaje.

"Tengo la impresión no tanto de haber escrito una biografía de Eddie Balchowsky como de haber hecho a través suyo un viaje por el siglo XX"

-Dígame, qué tan probable es que Balchowsky haya inspirado el personaje de ‘El hombre del brazo de oro’, de Nelson Algren? ¿Balchowsky es Frankie Machine? Me quedó esa duda.

-Nelson Algren conoció a Balchowsky y es muy probable que fuera uno de los personajes en los que se inspiró, pero gente que había hecho la guerra y que coqueteaba con la heroína o que eran directamente heroinómanos había muchos. Pero es lo que digo en el libro, no lo puedo jurar, y sí que hay un amigo de Balchowsky que asegura haber oído en una emisora de radio a Nelson Algren diciendo que se había inspirado en Balchowsky para el personaje de Frankie Machine.

-Otro de los aspectos de Balchowsky que resulta atractivo es que es un hombre al que le ocurren milagros, una especie de protegido por los ángeles. Me estoy acordando de la escena en la que encuentra la partitura de Bach en un baño infecto de un club de jazz de Chicago.

-Sí… A él le preguntaron en una entrevista que qué hacía una partitura de Bach allí meada en un baño de un tugurio de Chicago, y él dijo: “Dios la puso allí”. Balchowsky tenía un aura, digámosle carisma, digámosle aura, digámosle don de gentes, que lo hacía un personaje trascendente y alguien al que le pasaban cosas formidables. Pero es que, además, él tenía la gracia de saber retenerlas y saberlas contar. No todo el mundo sabe cuál es la historia digna de contar y cuál es el rollo que vas repitiendo y que quizá no tiene gran interés. Yo realmente tiendo a creerme que si él cuenta lo de la chacona meada en el bar, es que realmente pasó. No creo que se lo inventara, no creo que fuera un mentiroso.

"Yo realmente tiendo a creerme que si él cuenta lo de la chacona meada en el bar, es que realmente pasó"

-No podemos hablar de Balchowsky sin hablar de su vena autodestructiva. Era un hombre atormentado, tenía esa doble cara.

-Era un hombre autodestructivo, sí. Es que al final es una historia muy desgraciada, la historia de un niño rechazado por su propia comunidad, de un tipo que descubre lo que es la guerra, que vuelve a EEUU con un solo brazo, que bebe, que descubre una sociedad en la que no encaja, que descubre la heroína, que se vuelve yonqui. Se aferraba a la vida, pero también podía entrar en unos baches de los que le costaba mucho salir.

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-No está claro si se suicidó o si fue un accidente. ¿Qué cree que ocurrió?

-Mire, teniendo en cuenta que era un hombre con esas dos caras, yo creo que pudo ser cualquiera de las dos cosas. Pudo ser que se suicidara en un momento autodestructivo de bajón absoluto o puede ser que muriera por accidente. A mí me gusta pensar que no se suicidó. Parece que estaba mejor al volver a Chicago después de su etapa en California, donde había estado deprimido, aunque también es verdad que iba muy medicado, y que por tanto pudo marearse… Y bebía, seguía bebiendo, así que la posibilidad de un desmayo, de que le diera un soponcio y se cayera…