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Oleg Vasyliev: "Pasar de tenerlo todo a no tener nada te hace pensar"

Tenía 8 años cuando salió de un orfanato de Ucrania para vivir con una familia de acogida en Llavaneres y hoy trabaja en la oenegé que le trajo para ayudar a otros niños como él.

Oleg Vasyliev, junto a la escuela Serena Vall de Llavaneres.

Oleg Vasyliev, junto a la escuela Serena Vall de Llavaneres. / ANNA MAS

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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En la parte interna de su brazo izquierdo asoma un tatuaje: XXI-XII-MMV. “Es la fecha en que conocí a Fer, mi madre, y me cambió la vida”, explica Oleg Vasyliev (Nikopol, Ucrania, 1996). Tenía 8 años cuando vino a Catalunya por primera vez a través de la oenegé Terrassa Ajuda Nens d’Ucraïna (www.ongtanu.org) y después de 10 años pasando temporadas con su familia de acogida en Llavaneres, decidió quedarse a vivir. Ahora forma parte de la estructura de la oenegé para ayudar a otros niños como él.

¿Podría contar por qué vivía en un orfanato en Ucrania?

Mi madre era alcohólica y adicta a las drogas. Mi abuelo tenía mi custodia, pero cuando murió tuve que quedarme ella. Acababa de cumplir 8 años y a los cuatro meses me llevó al orfanato.

¿Cómo se llamaba su abuelo?

Viktor. Él siempre quiso tener un nieto y yo soy el último que lleva el apellido Vasyliev, por eso nunca he querido cambiármelo.

A los pocos meses de entrar en el orfanato, le encontraron una familia de acogida en Llavaneres.

Recuerdo que el día que llegué llovía. Por lo demás, no entendía nada. Todo era nuevo para mí: nueva cultura, nuevos padres, nueva vida...

¿Cómo era el Oleg de 8 años?

Era (soy) bastante reservado pero no me cuesta hacer amigos y en dos meses ya hablaba español. Cada año los niños de Tanu vienen a Catalunya a pasar un mes y medio en invierno y dos meses y medio en verano. En el periodo escolar yo iba a la escuela Serena Vall y también al esplai. Cuando volvía a Ucrania me hacían una fiesta con pasteles.

¿No es muy duro volver al orfanato?

Sí, porque pasas de tenerlo todo a no tener nada, pero eso te hace pensar. Tanu decidió este sistema para que los niños vean un mundo más allá de sus circunstancias y reflexionen sobre su vida. Esta situación te hace pensar en mejorar emocionalmente y aspirar a un futuro mejor.

¿Eso es lo que le ocurrió a usted?

Sí, pensaba que cuando fuera mayor quería tener una familia y tranquilidad para construir un futuro. Cuando cumplí los 18 decidí quedarme a vivir aquí y al principio fue difícil. Tenía el apoyo total de la familia y los amigos, pero estaba un poco perdido. Ahora tengo claro que este es mi hogar.

¿Cuántos niños de Ucrania acoge Tanu?

Ahora mismo son 40, pero no solo tenemos el proyecto de acogida. En 2014 cerraron los orfanatos en Ucrania y muchos niños tuvieron que ir a vivir con su familias biológicas, con pares alcohólicos y drogadictos y madres que se prostituyen y los dejan solos. Por eso tenemos un taller en Nikopol para madres procedentes de entornos marginales.  

Usted ahora está implicado en la oenegé que le trajo cuando era niño.

Sí, quería hacer algo para mejorar la vida de los demás. Por eso me puse muy seriamente con la oenegé, empecé a traducir informes y documentos, y viajo a Ucrania para ayudar a resolver problemas. También trabajo de noche en un centro para asilados políticos.

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