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Manuel Hernández: "Cuando se marchan los niños, me pongo a dibujar"

Su cubículo de portero en un colegio de Esplugues está decorado con más de 250 dibujos de su autoría

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zentauroepp47987871 manuel hernandez190502182848 / ALBERT BERTRAN

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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Un fenómeno de naturaleza artística tiene lugar a diario en un lugar insospechado: el pequeño cubículo del colegio de Esplugues de Llobregat donde el peruano Manuel Hernández trabaja de portero desde hace 11 años. Cada día, a partir de las cuatro, cuando los alumnos se han marchado, Hernández saca del cajón un folio, escoge un bolígrafo de un bote donde los atesora de varios colores y se pone a dibujar. Cada día. De su mano salen animales, rostros, flores… Tiene una debilidad especial por los ojos. Puesto que los va colgando, el cubículo se ha convertido en el escenario de una especie de exposición permanente de su arte. Los niños de vez en cuando le piden que les regale alguno, y los padres le hacen encargos.

-Caray. Aquí hay muchos dibujos. ¿Los ha contado?

-Pues… Unos 250. El otro día unos niños los estuvieron contando.

-No está mal. Pero claro, si dibuja cada día…

-Pero solo cuando no están los niños. En un colegio hay horas punta y horas tranquilas, que es cuando yo aprovecho para pintar. Porque estoy solo y me concentro. En un día puedo pintar dos o tres.

-Ya dibujaba antes, supongo.

-Desde niño. Hasta pensé en estudiar Arte. No lo hice porque creí que de eso no se vivía. Pero desde que trabajo aquí me catapulté.

-¿Lo inspira el lugar, la tranquilidad…?

-Claro… y el material. Todo empezó un día que me dieron un paquete de invitaciones para que las tirara a la basura. Yo las guardé y empecé a pintar por el reverso. Detrás de todos estos dibujos se ve la invitación.

-Al final es una especie de… Una galería de su obra, ¿no cree?

-Je, je, je… A mí me encanta porque los niños flipan. A veces me ven dibujar y me dicen: "¿Me puedes hacer un dibujito para mí?" O cuando vienen sus padres a recogerlos: "Mira, mira, papá, los dibujos de Manuel". Y les dicen que quieren uno. Yo los regalo de vez en cuando. Y los padres me hacen encargos.

-Cuénteme.

-Como es un colegio internacional, muchas familias vienen y van, y las que se van a veces me encargan un dibujito de Barcelona. Ahora mismo tengo tres encargos.

-¿De qué?

-Uno quiere que le pinte la reja del colegio, que es una reja muy emblemática, y otros quieren un dibujo con los edificios de Barcelona.

-¿Cobra?

-¡No! Claro que no. Yo más que nada tengo esto por hobby, no por lucro ni nada por el estilo. Para eso tengo mi trabajo. Pero han pagado por mis obras, ¿eh?

-¿Qué quiere decir?

-Pues resulta que cada año organizan en el colegio una subasta con fines benéficos. Bueno, pues ya van tres años que me piden una obra para subastarla.

-Algo más grande que estos dibujos, supongo.

-Sí, claro. No le voy a decir cuánto, pero pagaron mucho por uno de la reja.

-¿La reja?

-¿No le digo que es emblemática?

-Veo muchos dibujos de animales. Y flores. Y ojos.

-Me parecen muy expresivos, los animales. Hasta los ojos de un pescado son expresivos. Tengo manía con los ojos. A veces estoy conversando con alguien y sin darme cuenta estoy pintando un ojo. Muchos dibujos los saco de imágenes que veo en libros, o en internet, pero los ojos siempre son míos, los dibujo yo.

-Todo esto, evidentemente, es autodidacta, ¿no?

-Todo, sí. Iniciativa y perseverancia, eso es lo que debe tener el autodidacta. Aunque últimamente miro tutoriales para mejorar la técnica. Y en una época, un profesor de arte que ya se jubiló me daba consejos. Mejora esto, esta sombra trabájala por este lado…

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