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José Moure: "Tendría que haber nacido como yo, en una cuadra de vacas"

El pequeño local que este inmigrante gallego adquirió hace más de 60 años en Santa Coloma de Gramenet se ha convertido en un restaurante frecuentado por artistas y políticos

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zentauroepp43733014 jose moure180618160002 / RICARD FADRIQUE

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Mauricio Bernal

Algo más de 60 años han pasado desde que José Moure se fue a vivir a Santa Coloma de Gramenet. Allí, junto a la plaza de la Vila, adquirió un pequeño bar gallego ubicado justo al lado de la parada del autobús 35, “el bus que todas las noches iba y venía de la plaza Urquinaona”, y como el lugar no tenía nombre sencillamente le puso La Parada. Nacido en 1930 en Chantada, Lugo, la primera etapa de su vida en Catalunya la había vivido en Barcelona, en el barrio de Sants, pero fue Santa Coloma la ciudad que lo vio prosperar: La Parada creció, se convirtió en Casa Pepe y se benefició de una circunstancia singular: la vecindad de la sede de Radio Teletaxi.

-Dígame, ¿qué recuerda de esos comienzos?

-Pues recuerdo que con el argumento de que en la parada había gente todo el día conseguí un permiso del Gobierno civil para abrir las 24 horas. Para conseguirlo rebauticé el local como Casa Pepe.

-Con gente en la parada todo el día… No iría mal, el negocio.

-No iba mal, no iba mal. Como era pequeño era fácil de llevar, pero había que trabajar. Dormía poco, tres o cuatro horas al día. ¿Sabe cómo era yo entonces? Como los que tienen ahora esos negocios de frutas, que no cierran nunca y duermen en el sitio. Así era yo.

-Se puede decir que tuvo buen ojo, ¿no?

-Yo creo que sí. Era un local particular porque al estar al lado de la parada la gente entraba y salía disparada porque se les iba el autobús. Ahí estuve veintitantos años hasta que compré el local de enfrente.

-Tengo entendido que tener la radio al lado ha sido una suerte.

-Mire, yo siempre lo diré, a mí tener a Justo Molinero de vecino me ha ayudado mucho. Siempre que tiene un invitado en el programa lo trae a comer aquí. Y si no, también viene.

-Gente conocida, entonces.

-Gente muy conocida. Sobre todo políticos y artistas. Empezando por Pujol. Creo que estuvo cuatro veces aquí. Habló muy bien de las patatas bravas y en Catalunya Ràdio estuvieron una semana hablando de las bravas de Casa Pepe. Fue una suerte.

-¿Alguna anécdota 'pujoliana'?

-La verdad, yo procuro no molestar. Viene un famoso y yo no más lo saludo, luego lo ponemos en el reservado y ya está. Pero a Pujol recuerdo que una vez le dije que se me daba muy bien el catalán. Y él me miró como preguntándose por qué le decía eso. "Es lo mismo", me contestó.

-¿Quién más?

-Aquí han comido unos cuantos presidentes de Catalunya. Pujol, Maragall, Montilla... Junqueras también ha estado aquí. Y Rufián, y Tardà… Y Rivera, pero desde que se fue a Madrid no le he vuelto a ver.

-¿Y artistas?

-Artistas cada vez vienen menos, yo no sé si es porque ahora como la música se vende distinto la promocionan distinto, no sé. Puede ser. Pero vienen menos. Recuerdo una vez que estuvo Bisbal aquí.

-¿Y?

-Era un día de fiesta y abrimos solo para él. Y la entrada fue fácil, pero la salida fue un caos… Se había corrido la voz y había una multitud afuera.

-Me dijeron que está medio retirado.

-Mire, yo tengo 88 años. ¿Sabe cuántos años cumple este local? Cuarenta años. Sin contar los veintitantos del otro. Creo que me merezco un descanso. Vengo, pero solo los mediodías. Los que se ocupan de esto son mi hijo Jordi y mi primo Luis, uno por la mañana y el otro por la tarde. Y ahora está el nieto pidiendo paso. ¡Sería la tercera generación!

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-Para estar orgulloso.

-Pero tiene que madurar. Háblele usted de trabajar 15 horas al día. "Hay que vivir, abuelo", me dice. Y yo le digo: "Pero a cuenta de quién". Es que si naces ya en cuna… Tendría que haber nacido como yo, en una cuadra de vacas.