PARC CATALUNYA DE SABADELL

Brindis tras la cascada

Iria Flàvia recomienda este pulmón verde construido por Farrés, un Central Park con su lago, sus cisnes, sus barcas de remos y su cascada

El banco bajo la cascada del Parc Catalunya de Sabadell.

El banco bajo la cascada del Parc Catalunya de Sabadell. / JOAN CORTADELLAS

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MARC ESPÍN

Hay tres motivos por los que Iria Flàvia recomienda la cascada del Parc Catalunya de Sabadell. El primero es que representa la superación de la decadencia. Cuando Iria llegó de Galicia, en plena crisis de los 70, esperaba hallar una flamante ciudad europea, pero Sabadell había pasado de ser locomotora industrial de España a ser un cementerio de fábricas cerradas y barrios improvisados con las calles sin asfaltar y la ropa tendida en los balcones.

A partir de los años 80, el venerado Antoni Farrés (más que un alcalde, "un héroe" para Iria) modernizó esa urbe gris. En un erial hostil, poblado por ratas y víboras y atravesado por una riera nauseabunda, mandó construir un pulmón verde, un Central Park para Sabadell, que ya se miraba más en el espejo del actual Manhattan que en el del lúgubre Manchester de mediados de siglo. Al parque le puso un lago, con sus cisnes, sus barcas de remos y su cascada artificial de cuatro metros de altura, que alberga en su interior un largo banco de madera en el que los adolescentes se prometen amor eterno.

El segundo motivo por el que Iria tiene devoción por la cascada del parque es que en ella encuentra cobijo. Es una sensación que bebe de un recuerdo de infancia. En un prado cercano a la aldea de Lugo donde se crió había una cueva donde jugaba con amigos y los pastores se resguardaban cuando llovía. Y en ese refugio natural se sentía a salvo, como se siente hoy en el interior de la cascada de Sabadell. La visión a través de la cortina de agua distorsiona el mundo exterior y la aísla del frenesí urbano. Y de sus propios demonios. Por eso, cuando su matrimonio naufragó, buscó como una niña asustada el amparo de su rincón favorito.

Entonces llegó el amor. Así, sin avisar, en la primavera de sus 48, al poco de divorciarse, cuando ya no esperaba nada. Él tenía un año menos y también estaba divorciado. Se conocieron en una cena con amigos. Se encontraban, un día sí y otro también, bajo la cascada, al filo de la medianoche, cuando los adolescentes ya se habían recogido. Y charlaban y se besaban durante horas, como si tuvieran 15 años, como si no hubieran tenido tiempo de aprender, como si despertaran de un sueño de niños, que decía la canción de Serrat que ambos adoran.

Esta es la tercera razón por la que la cascada de Sabadell es "el rincón favorito de Catalunya y, tal vez, del mundo" para Iria y es la más poderosa porque no atiende a razones. Fue una locura de carrozas. A veces se daban cuenta de que las parejas jóvenes les miraban raro, pero durante aquel verano, al menos, les dio igual. Se reían. Jugaban a reconocerse. Él se presentaba en el banco de siempre, bajo el salto de agua, con un clavel en la solapa y se redescubrían, como en la primera cita. O se llevaban una botella de cava y un par de copas y brindaban tras la cascada.

Al final del verano, algo se rompió. Y aunque se siguieron viendo, Iria, madre de dos niños, empezó a tener dudas. En invierno lo dejaron. No duró más porque las cosas divertidas no siempre son las que más convienen. Lo pasaron mal, pero ambos sabían que aquello era un romance, una ilusión bonita y pasajera de la que nunca acabaron de desengancharse. La última vez que se encontraron hacía frío y la cascada estaba parada. Desde el brote de legionela del año pasado, el ayuntamiento solo la pone en marcha de madrugada para evitar riesgos. "Una pena", dice, porque sin agua no hay ciudad lustrosa, ni refugio de la infancia, ni brindis tras la cascada.

LA OFERTA DEL PARQUE

En el Parc Catalunya hay parques infantiles y zonas para pasear con perros , y es un buen lugar para los amantes del 'running'. También hay una zona para  monopatines, y barcas de alquiler, así como bares, restaurantes y tiendas de moda.

QUÉ VISITAR EN SABADELL

La construcción más emblemática de la ciudad es la modernista Torre de l'Aigua. También puede visitarse el Museu de Paleontologia, que alberga al homínido más antiguo de Catalunya, el fósil 'Pau'.

EL OCIO

El centro histórico ofrece una variada oferta comercial y gastronómica. Hay multitud de terrazas y bares musicales, de ambiente agradable, conectados por calles peatonales.

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Información turística: www.sabadell.cat/turismo

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