GRISELDA MARTÍN. MÉDICO DE FAMILIA
«Hay niños que se desmayan de hambre»
Griselda Martín, ayer, en su vivienda de Barcelona. /
Griselda Martin tenía un sueño que se ha cumplido con matices. «Me hice médica porque soñaba con ayudar a los niños de África, y ahora lucho para que algunos niños en riesgo de exclusión de Cornellà no pasen hambre», explica. Griselda trabaja en un ambulatorio de esta ciudad del Baix Llobregat. Cada día ve entrar y salir de su consulta a personas con problemas para salir adelante (familias enteras en paro, salarios que no llegan para las necesidades básicas, desahuciados...) y no todas pasan por los servicios sociales. «Hay muchas personas a las que les da vergüenza su situación y no recurren a nadie», advierte. Griselda afirma que los ambulatorios, como las escuelas y los esplais son un gran detector de niños con problemas de alimentación. La situación, se ha agravado durante este año y por eso, junto con una amiga, la escritora Margarita Espuña, se ha embarcado en un proyecto que han bautizado como Meriendas con Alma.
Cada primer domingo de mes, un grupo de voluntarios organizan en un esplai de la ciudad de Cornellà una actividad o taller infantil y al finalizar, como premio, se entrega a cada niño un premio: un lote que contiene leche, un bote de cacao, un paquete de madalenas y otro de galletas. «Los niños se van con una sonrisa y contentos porque se lo han ganado con su esfuerzo, no es una limosna», explica Griselda, que hace hincapié en esta fórmula de esfuerzo-recompensa.
Noticias relacionadasLa iniciativa se estrenó el pasado 8 de diciembre y cuenta con el respaldo de unos 40 voluntarios («muchos de ellos también atraviesan por momentos económicos difíciles»), que se organizan para hacer la recogida de alimentos y colaborar en lo que pueden. Acaban de empezar, pero la idea, según Griselda, consiste en hacer partícipes del proyecto a ampas de escuelas, esplais e incluso a los pediatras de los ambulatorios, para que ofrezcan participar a niños en riesgo de exclusión.
UNA LECCIÓN CIUDADANA/ Griselda sabe que este tipo de acciones son poco más que un parche. «Es cierto que hacemos el trabajo que corresponde a la Administración, pero es triste que un niño se desmaye de hambre en clase». Aunque para Griselda, también es una manera de sacarle los colores a los políticos y demostrarles que no saben hacer su trabajo. «A mí me daría vergüenza», añade. Para esta doctora, si se trata de ayudar, todo vale. «Si sé que puedo hacer alguna cosa por alguien, la haré». Porque sí, porque es lo correcto y compensa el tiempo empleado, porque conoces a gente que vale la pena, y porque de alguna manera hay que «actuar y denunciar». I.S.H
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