Consecuencias de la crisis

Perder el piso y perder la salud mental

El 70% de las personas que piden ayuda a Cáritas para mantener su vivienda padecen depresión o ansiedad

ROSA MARI SANZ / Barcelona

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Una mala ventilación, humedades, un espacio sin luz, una temperatura inadecuada, el temor a perder el piso, cuando no directamente el desahucio… Son agravios comunes que padecen las personas que se acercan a Cáritas de Barcelona en busca de ayuda para mantener el techo, muchas veces una infravivienda, y que conllevan un deterioro físico y mental. La oenegé, con la colaboración de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), lo ha constatado con un informe elaborado entre los usuarios con problemas de vivienda. Lo ha hecho poniéndole cifras, extremadamente altas: el 70% tiene mala salud mental, frente al 18% de la población de la capital catalana. En el caso de los niños, el porcentaje también es demoledor: el 50% de los menores presenta conductas preocupantes.

Estos datos han llevado a la entidad a ampliar el apoyo psicológico que brindan profesionales desde las diócesis de Barcelona, Sant Feliu y Terrassa en un año en el que han vuelto a aumentar la atención, apoyando a 64.000 personas, sobre todo madres con menores y mayores de 65 años. Una cifra a la que si se suman las personas que han recibido ayuda desde las parroquias, en forma de lotes de comida o de ropa principalmente, asciende a 285.000 ciudadanos, el 9% más que el pasado año.

MAYOR EXCLUSIÓN / El aumento de usuarios en los últimos años es continuo, aunque lo que más preocupa al director de Cáritas de Barcelona, Jordi Roglà, no es tanto la extensión de la pobreza, que considera que va a empezar a ir a menos, como la gravedad de los casos, ya que, explicó ayer, los pobres cada vez están más excluidos, más deteriorados y con menos oportunidades. Y ese deterioro, según calificó la responsable de acción social, Carme Trilla, se puede contextualizar en una «situación de epidemia» debido a la crisis.

Dolores de espalda, migrañas, depresiones y ansiedad son las patologías más comunes a las que se refieren las personas que atiende la entidad por problemas relacionados con la vivienda, en mayor incidencia en las mujeres. En el caso de los niños, la salud es mucho peor que en la media de la ciudad: uno de cada cinco no desayuna antes de salir de casa (en el global esto pasa en uno de cada diez), y uno de cada cinco ha padecido otitis durante el último año (en la población infantil de la ciudad se da en uno de cada 40). Y por lo que respecta al equilibrio emocional de los niños, la mitad ha tenido conflictos con compañeros, es hiperactivo o muestra conductas problemáticas.

Ante este panorama, Roglà insistió en el pacto de ocupación que reclama desde hace años entre las fuerzas políticas, sociales y patronales para reducir el paro y no perder la empleabilidad. Porque la situación es la que es básicamente por falta de trabajo, y una de sus manifestaciones más crueles es la pérdida del piso. En ese punto, Trilla recordó que Cáritas ha aumentado el presupuesto destinado al servicio de mediación de la vivienda, que nació a finales del 2011 con una partida de medio millón de euros, y la ha elevado hasta los dos millones.

455 DESAHUCIOS PARADOS / En estos dos años, durante los que este programa ha atendido el caso de 1.804 hogares, la entidad ha logrado parar 455 desahucios renegociando hipotecas con los bancos o contratos con los dueños de los pisos en el caso de los alquileres. Unos 400 casos están en vías de negociación y los aproximadamente 800 restantes se resolvieron sin la intervención final de la entidad. Trilla también detalló que se han logrado 101 daciones en pago, aunque la vía primera que intenta negociar Cáritas es que el inquilino permanezca en la vivienda.

Ayudas para hacer frente a las hipotecas o los alquileres, promocionar la vivienda social, reforzar el apoyo psicológico a las familias pobres y reforzar los circuitos de coordinación entre los servicios de atención primaria, los servicios sociales, los de vivienda y los centros de salud mental son las propuestas que hace Cáritas con el objetivo de amortiguar los efectos de esta crisis. Unos efectos que, por otra parte, subrayó Roglà, no hubieran sido nunca tan devastadores si en los años 90, cuando la economía iba bien, se hubiera trabajado en rebajar las tasas de pobreza y en sentar unas bases firmes de un Estado del bienestar que cada vez lo es menos.