Encuentro reivindicativo

La Monumental celebrará el 16 de mayo una fiesta taurina sin toros

Urtasun reivindica su autonomía para eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia sin consultar al PSOE en el Gobierno

El día que la plaza iba a renacer como mezquita, el monumental bulo de la extrema derecha de hace 10 años

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La Monumental, a la sombra de la Sagrada Família.

La Monumental, a la sombra de la Sagrada Família. / RICARD CUGAT

Carles Cols

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La Monumental, una de las tres plazas de toros que de forma simultánea tuvo Barcelona y, en su día, de mayor capacidad de toda España (de ahí su nombre), abrirá sus puertas el próximo 16 mayo para celebrar el recién designado Día Internacional de la Tauromaquia. Será una jornada taurina, eso sí, sin toros, con los aficionados ahí donde nunca podían estar en su momento, en mitad del ruedo, con parlamentos, “poesía”, según avanza Lorena Paricio, presidenta de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya, y demostraciones de pases a cargo de aspirantes a torero. Trece años han pasado desde la última ocasión en que la Monumental programó una tarde toros, antes de que entrara en vigor la prohibición de este tipo de espectáculos tras una votación en el Parlament que alcanzó unas cotas de expectación mediática internacional solo superadas después por las jornadas más tensas del ‘procés’. El encuentro del próximo jueves, por lo tanto, servirá quizá para testar si las espadas entre aficionados y detractores siguen tan en alto como entonces y para evaluar cómo ha sentado en el sector la decisión del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de poner fin al premio Nacional de Tauromaquia.

El Tribunal Supremo invalidó en 2016 aquel movimiento del Parlament, pero jamás ha vuelto a programarse desde entonces una tarde toros en Barcelona. Los antitaurinos sostiene que es porque, con o sin la mediación de lo que aquel día decidieron los diputados catalanes (69 votos a favor de la abolición, 55 en contra y 9 abstenciones), la tauromaquia estaba ya tocada de muerte y caminaba inexorablemente hacia la extinción por falta de público. Los taurinos creen que nunca han regresado los toreros vestidos con el traje de luces a Catalunya porque el contexto de estos últimos años no ha sido el más propicio para que desde el mundo empresarial alguien se atreviera a dar ese paso.

La Monumental, a principios del siglo XX, cuando era conocida como El Sport.

La Monumental, a principios del siglo XX, cuando era conocida como El Sport. / .

Lo singular del caso es que la celebración del 16 de mayo, de entrada gratuita pero con control de acceso para evitar sustos, se celebrará en una plaza de toros que sigue en pie. No será así porque los dueños del solar y el edificio, el Grupo Balañá, conserven la esperanza de que la tauromaquia reverdecerá en Catalunya, sino que se debe a una decisión tomaba un tanto a la ligera en 1979. Aquel año se dio por hecho que al menos una de las dos plazas de toros de la ciudad tenía que ser catalogada arquitectónicamente para su preservación. La de la Barceloneta, el Torín, hacía tiempo que había dejado de existir. Quedaban en pie las Arenas y la Monumental. Le tocó esa suerte a la segunda por ese estilo neoárabe que ocasionalmente fascinó en Barcelona a caballo de los siglos XIX y XX. Eso fue, a su manera, más una condena que un premio, pues desde que cerró sus puertas la Monumental es el Trancredo de la arquitectura barcelonesa, un equipamiento de escasísimo uso, algo que, sin duda, repercute negativamente en su entorno

La Monumental, que inicialmente se llama El Sport hasta que alguien reparó que por tamaño no tenía rival en España, es un solar de la ciudad en vía muerta y quizá por ello fue objeto hace 10 años de un ‘fake new’ que quizá ha caído en el olvido que merece la pena recordar, porque durante unos días hizo correr mucha tinta. Un diario digital de la extrema derecha hizo correr el bulo de que la Monumental iba a renacer como mezquita, pero no una cualquiera, una gigante, de 300 metros de altura y estilo “otomanogaudiniano”. Aquello era muy burdo. Detrás de proyecto, se suponía, estaba un sirio afincado en Barcelona que recibía respaldo económico de Arabia Saudí. Solo por la descripción de lo que se pretendía llevar a cabo, aquel teletipo que llegó a las redacciones tenía que haber ido a las papeleras, pero, en un anticipo de los tiempos que estaban por venir, o sea, hoy, sucedió todo lo contrario. Un equipo de reporteros de Telemadrid entrevistaba barceloneses por las calles dando por cierta la noticia. Los Balañá negaron categóricamente que hubiera algo de verdad en ese bulo, pero ni así dejó de baja la bola de nieve por la pendiente. Creció tanto que hasta tuvo que hablar de ella el alcalde Xavier Trias y en el Parlament se pronunciaron no pocos diputados cuando les preguntaron por la cuestión. “Yo lo que quiero es que a la Monumental vuelvan la libertad y las corridas de toros”, dijo la popular Alicia Sánchez Camacho. Quizá el próximo jueves esté en la arena.

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