Preliminares de una obra mayúscula

La Generalitat inspecciona las grietas de Urgell, 93, que los vecinos achacan a Ferrocarrils

El Govern arranca las obras para conectar las estaciones de Plaça Espanya y Gràcia de Ferrocarrils

Los vecinos abren la puerta a los técnicos que analizarán las grietas, en Urgell, 93.

Los vecinos abren la puerta a los técnicos que analizarán las grietas, en Urgell, 93. / Zowy Voeten

Carles Cols

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con puntualidad de tren suizo, muy oportuna para la ocasión porque el fondo de la cuestión son las obras que Ferrocarrils está a punto de comenzar por debajo del Eixample, un equipo de técnicos de la Generalitat se ha presentado a la hora prometida en el 93 de la calle de Urgell para analizar las grietas que sospechosamente han aparecido en el vestíbulo de esa finca justo cuando se han iniciado los trabajos preparatorios de la perforación del nuevo túnel de tren. A falta de que un detallado informe arroje más luz sobre este caso, los técnicos, en una decisión que han agradecido los vecinos de la finca, han prometido priorizar los procesos de inspección que ya estaban programados para antes de la parte gruesa de las obras y, sobre todo, hacer un seguimiento especial del caso de este edificio.

Delante del 93 de Urgell, esquina con Consell de Cent, hay hoy a cielo abierto una considerable zanja, a apenas un metro y medio de la fachada y de gran profundidad. En esa esquina está prevista la construcción de una salida de emergencia del túnel de Ferrocarrils que enlazará las estaciones de Plaça de Espanya y Gràcia. Los trabajos que hasta ahora se han llevado a cabo son preliminares imprescindibles, pero no son todavía las obras de esa salida de emergencia. Esa zanja se ha perforado para anticipar el necesario desvío de servicios que discurren por el subsuelo, como los colectores. Comparado con lo que está por venir, esta tarea es algo menor, pero ha perturbado ya notablemente la paz en la finca.

Daniel Suurland, en el balcón de su piso.

Daniel Suurland, en el balcón de su piso. / Zowy Voeten

Daniel Suurland, uno de los vecinos que amablemente permite fotografiar desde su balcón los trabajos en la esquina, asegura que, desde hace días, cada mañana el ruido es considerable, pero añade que lo más perturbador son las vibraciones. La sospecha, parece que bastante fundada, del conjunto de la comunidad, es que esas grietas del vestíbulo están directamente relacionadas con la zanja, aunque, según una nota oficial del departamento de Territori, "este tipo de trabajos no son susceptibles, a priori, de causar fisuras de este tipo".

Así lo hicieron saber el pasado lunes al atardecer dos vecinos de la finca, entre ellos, el presidente de la comunidad, en el transcurso de una reunión convocada por la Conselleria de Territori para informar, con absoluta transparencia, cómo se prevé que sean los próximos dos años de obras en la ciudad como consecuencia de la prolongación de la L8 de Ferrocarrils. El objetivo era anunciar, entre otras cosas, la próxima colocación de sensores de movimiento en una primera cincuentena de fincas del Eixample y despejar las dudas que los vecinos del barrio pudieran tener al respecto. La sorpresa fue cuando uno de los asistentes pidió el turno de palabra para avisar de que en el caso de Urgell, 93, esas medidas llegarán tarde. “Nosotros ya tenemos grietas”.

Una de las dos grietas, junto a la puerta de entrada de la finca.

Una de las dos grietas, junto a la puerta de entrada de la finca. / Zowy Voeten

El incidente ha sucedido en una finca centenaria, de 1910, de arquitectura tal vez poco noble, pero en la que nunca han faltado obras de mantenimiento y mejora. Recientemente pasó la inspección obligatoria de edificios y el vestíbulo, en concreto, luce recién remozado, pintado en blanco y verde. La cuestión es que a ambos lados de la puerta de entrada y casi de forma simétrica han aparecido dos grietas verticales que, en el mejor de los casos (eso lo aclarará el informe) son superficiales. Pero ahí están. Los técnicos las han podido ver nada más entrar, y luego, estudiar. Tras una primera observación las han calificado de fisuras "de carácter estético".

El caso, de todos modos, no debería tomarse como un antecedente de lo que está por venir. A la altura de Rosselló y de Buenos Aires se perforarán pozos de 50 metros de profundidad, porque ahí estarán dos de las nuevas estaciones de la L8. También la salida de emergencia de Consell de Cent tendrá esa misma profundidad. El matiz, importante, es que la técnica que se empleará en esos casos, en los que primero se cimentarán unos muros de contención, nada tiene que ver con la manera en la que se ha abierto la zanja para desviar servicios.