Nuevo paisaje comercial

Las tiendas cannábicas se abren paso también frente a la Sagrada Família

Las tiendas cannábicas se extienden en Ciutat Vella bajo un 'boom' de licencias de floristería

La Sagrada Família, esa 'Biblia de piedra', ilumina los tetramorfos dedicados a los evangelistas

Tienda de productos relacionados con el cannabis en Sagrada Familia

Tienda de productos relacionados con el cannabis en Sagrada Familia / FERRAN NADEU

Carles Cols

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Pollos fritos y hamburguesas, incluso los viernes de Cuaresma. Camisetas de estampados de incuestionable mal gusto. Imanes de nevera con replicas del gaudiniano ‘trencadís’ que escandalizarían a Jujol, que era quien mejor dominaba esta técnica, según el propio Antoni Gaudí. Y ahora, tiendas cannábicas, pocas, de momento, nada que ver con su sobreabundancia en Ciutat Vella, pero estratégicamente situadas con vistas al templo. Es la última novedad del paisaje comercial de los alrededores de la Sagrada Família.

Los turistas que se asoman a la calle a través de la boca de metro de Marina con Provença, desubicados la mayoría de ellos cuando suben las escaleras, se quedan boquiabiertos a menudo cuando ven que allí mismo se alzan las torres de la Sagrada Família. Eso, claro, si giran la vista hacia la derecha. Si lo hacen hacia la izquierda, lo primero que ven ahora es uno de esos establecimientos para los que la normativa comercial es un alambre de funambulista que transitan sin caer en la ilegalidad. Dos hojas de marihuana enmarcan el nombre de la tienda. Dentro, lo típico en estos casos, un sinfín de artículos cuyo gancho es el cáñamo, ya sean golosinas o ‘merchandising’.

Tienda de productos relacionados con el cannabis en Sagrada Familia

Tienda de productos relacionados con el cannabis en Sagrada Familia / FERRAN NADEU

Casi 250 falsas floristerías

Fue tras la pandemia cuando más floreció este tipo de negocios en Barcelona. Sobre todo, en Ciutat Vella. Habían cerrado decenas de negocios prepandémicos y los alquileres estaban muy bajos. Renacieron bastantes de esos locales como tiendas cannábicas, a veces tras obtener en las ventanillas municipales una simple licencia de floristería.

Hoy son casi 250 en toda la ciudad, una cifra que incluye tanto los comercios con escaparate como esos clubs de puertas discretas. Su irrupción ahora en la Sagrada Família es, desde el punto de vista numérico, anecdótica, pero en lo simbólico es muy importante.

Preocupación municipal

La imagen de ‘todo vale’ que proyecta la ciudad preocupa mucho en el equipo de gobierno municipal. El concejal del distrito del Eixample, Jordi Valls, ha sido el primero, sin que mediara antes una pregunta al respecto, en expresar su resquemor en los plenos del distrito y en los consejos de barrio celebrados desde las pasadas elecciones. Cuando aborda los retos de su mandato, no faltan, obviamente, todas las referencias previsibles a la convivencia en el espacio público y en concreto a la coexistencia de los distintos medios de moverse en los ejes verdes, pero suele añadir, a continuación, una mención especial a la conversión de Barcelona en una capital cannábica con todos los contratiempos que ello puede comportar.

¿Qué hacer? El punto de partida del gobierno municipal es que no hay un flagrante incumplimiento de la ley, tan solo que la normativa hace tiempo que abrió la puerta a este tipo de improviso. Pese a ello, Valls recuerda que acordó con el vecindario de la Sagrada Família, como con el de cualquier otro barrio del Eixample, que está pendiente de debatir cómo han funcionado los planes de usos, ver en qué son mejorables, si los efectos obtenidos no son los deseados y si hay grietas a través de las que buscar remedios.