Mayo, en el Palau de la Música

Ildefons Cerdà no tiene monumento, pero tendrá una cantata

El quinto intento de erigir un monumento a Cerdà, como es tradición, fracasa

Un monumento de papel rinde homenaje al paseo de Gràcia en su bicentenario

Pablo Larraz, director del Orfeó Gracienc, el compositor Albert Guinovart y el poeta Esteve Miralles, en el Palau de la Música.

Pablo Larraz, director del Orfeó Gracienc, el compositor Albert Guinovart y el poeta Esteve Miralles, en el Palau de la Música. / Anna Puit

Carles Cols

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Con música de Albert Guinovart, textos de Esteve Miralles, voces, las del Orfeó Gracienc, y con la perfecta acústica que proporciona el Palau de la Música, Ildefons Cerdà tendrá dedicada a partir de mayo (no un monumento, no una placa, tampoco una plaza más digna que la actual) una cantata. De momento tiene título, ‘Cerdà, la fuerza de la civilización’, y partituras que se guardan bajo llave. Aún no han comenzado ni los ensayos, pero la estructura, dividida en ocho partes, tantas como facetas tiene una manzana del Eixample, está bastante perfilada. Lo más llamativo que se puede adelantar es que como la Garbo en ‘Ninotchka’, película que se anunció con el lema de que aquella hasta entonces hierática actriz reía, en esta composición, de casi una hora de duración, en uno de los actos reservados a un solista, ¡Cerdà canta!

Esta es una iniciativa que se enmarca dentro del medio siglo del Col·legi d’Enginyers de Camins, que se cumple en 2024, y la fecha elegida, 9 de mayo, cae cerca del día del patrón de este oficio, que, cómo no, es Santo Domingo de la Calzada. Pero, en realidad, la idea nació mucho antes, durante la primera década del siglo XXI y gracias a una mecha que prendió dentro de Abertis Josep Espinet, un ingeniero con inquietudes musicales, algo, por lo que parece, bastante común en este gremio.

El ensanche tal y como lo ideó Cerdà, con la plaza de las Glòries como epicentro de la trama.

El ensanche tal y como lo ideó Cerdà, con la plaza de las Glòries como epicentro de la trama. / .

La propuesta inicial era sencillamente crear una coral, pero este tipo de semillas, cuando se plantan en tierra fértil, pueden dar frutos inesperados. Una charla de Espinet con Albert Serratosa, todo un referente entre los ingenieros, abrió la puerta, primero, a que con motivo del 150 aniversario del nacimiento del Eixample se musicara algún relato. Aquella fecha pasó de largo y, ahora, la mejor en el horizonte, es la del 50 aniversario del colegio profesional.

Por el camino (como corresponde decir por el tipo de ingenieros de los que se trata) se han descartado algunas alternativas en principio más ambiciosas. ¿Por qué no una ópera? A Gaudí, de vida mucho menos interesante, le han dedicado una. No solo eso. Incluso hay un musical sobre su vida. Cerdà, sin duda, daría ,ucho más juego para una ópera, con su archienemigo Josep Puig i Cadafalch , en plenitud de su maldad, con un aria mozartiana, como una suerte de reina de la noche de los arquitectos.

Guinovart y Miralles celebran que finalmente se haya optado por una cantata, que también da mucho espacio para la creatividad. El primero tiene ya en negro sobre blanco las notas de la partitura que él mismo interpretará al piano, también las del organista, Joan Seguí (la elección del Palau de la Música para el estreno resulta así ideal) y, además, las de unos pocos instrumentistas más. El solista, ya puestos a anunciar el cartel, será Guillem Batllori.

Pere Calvet, segundo por la derecha, en compañía de los responsables de llevar adelante la cantata.

Pere Calvet, segundo por la derecha, en compañía de los responsables de llevar adelante la cantata. / Anna Puit

Miralles, por su parte, ha tenido que hacer una profunda inmersión en la vida y en el pensamiento de Cerdà, una labor menos fácil de lo que podría en principio parecer, porque es necesario primero desbrozar toda la cizaña, esa especie de leyenda negra local sobre quién y cómo fue el padre de la Barcelona moderna. La mejor bibliografía sobre Cerdà apenas está disponible. Ni siquiera su ‘Teoría general de la Urbanización’, un trabajo teórico equiparable a ‘El origen de las especie’, pero referido a las ciudades, está al alcance del público interesado. Miralles ha logrado llegar hasta ahí y, según anticipa, parte de los textos de la cantata son, en cierto modo, de puño y letra del propio Cerdà.

La tercera pata de este proyecto musical tiene la gracia, valga la redundancia, de que es el Orfeó Gracienc, que en 2024 cumplirá 120 años de existencia, pero que, como queda claro por su nombre, tiene sus raíces fuera de la cuadrícula del Eixample. Sobre esta cuestión, su director, Pablo Larraz, recuerda que, según se mire, lo que Cerdà hizo en verdad fue unir la historia de dos ciudades, Barcelona y Gràcia, pero más allá de este detalle anecdótico celebra que se haya contado con sus voces para llevar adelante el proyecto.

Pere Calvet, actual decano del colegio profesional de los ingenieros, el paraguas que da cobertura a todo este proyecto, celebra que la cantata dedicada a Cerdà vaya a ser realidad en medio año, sobre todo a la vista de que la otra gran iniciativa de homenaje, un monumento en mitad de la plaza de las Glòries, parece que ha entrado en un proceso de hibernación sin fecha de resurrección. Cerdà tiene dedicada una plaza, sí, pero justo en el límite del término municipal de la ciudad, fuera del Eixample, pues, y, en ello hay consenso, arquitectónicamente desafortunada. Podría optar al concurso de las más feas de la ciudad. Podría ganar.