Revisionismo 'colauista'

Collboni descarta cuatro de los cinco 'ecochaflanes' previstos en Aragó

Anatomía del ecochaflán, la última (o penúltima) impronta urbanística del 'colauismo'

Del tren de vapor a los ecochaflanes: la calle de Aragó, el laboratorio urbanístico de Barcelona

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A1-157915270.JPG / RICARD CUGAT

Carles Cols

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El gobierno municipal de Jaume Collboni ha decidido hacer marchar atrás en uno de los últimos proyectos que dejó sobre la mesa su antecesora en el cargo, Ada Colau. Los llamados ecochaflanes, un plan que pretendía peatonalizar las esquinas de cinco intersecciones de la calle de Aragó, no se llevará a cabo tal y como se había consensuado con los vecinos del distrito del Eixample a través de un proceso participativo. La decisión ha caído como un jarro de agua fría en el colectivo Eixample Respira, que batalla para que al final del actual mandato la calle de Aragó deje de ser una vía rápida en mitad de la ciudad. Uno de sus portavoces ha calificado la decisión de “inaceptable desprecio” a los procesos participativos, con el añadido de los ecochaflanes eran, en opinión de Eixample Respira, un proyecto muy tímido.

Lo acordado y ahora desdeñado constistía en renunciar al espacio reservado para la carga y descarga en cinco esquinas de Aragó, en Entença, Viladomat, Urgell, Bruc y Nàpols, a las que, a efectos de cómputo, habría que añadir Girona, Borrell y Rocafort desde que han adoptado la forma de ejes verdes.

En el comunicado con el que el Ayuntamiento de Barcelona ha dado a conocer esta marcha atrás, el equipo de Collboni ha decidido poner el acento principalmente en el único ecochaflán que se ha salvado de la quema, el de la intersección con la calle de Bruc. Se destaca que allí no se llevará a cabo simplemente una intervención de urbanismo táctico, sino estructural. ¿Por qué ahí? La justificación es que la manzana que delimitan Aragó, Bruc, València y Girona es una ‘rara avis’ en la Dreta del Eixample, porque reúne en un único espacio un mercado municipal, el de la Concepció, una escuela pública con el mismo nombre, el Conservatori Municipal de Música y la sede del distrito. El tránsito peatonal en aquella zona merece un trato urbanístico distinto, según el nuevo equipo de gobierno.

Los motivos

Entre las razones para descartar los ecochaflanes, el ayuntamiento aduce ahora que no alcanzan el nivel de necesidad que ha llevado a aplicar esa misma fórmula cuando ese trata de esquinas de la ciudad ocupadas por escuelas. Un segundo motivo es el coste de mantenimiento de los proyectos en su día aprobados. Y la tercera razón aducida es que habría comportado una pérdida de espacio dedicado a la carga y descarga de mercancías y a la instalación de contenedores de residuos.