Alícia Puertas: "Me encantan los techos altos y las fincas señoriales"

Las suelas de zapatos y botas de esta actriz que nació en Manresa en 1974 están acostumbradas a las aceras de Barcelona. Sobre todo a las del distrito del Eixample, donde Alícia Puertas vive desde hace cuatro años. Porque le gusta mucho caminar, salir a pie desde su barrio, en la Nova Esquerra de l'Eixample, y llegar a pie a los cines y teatros. "Ya no tengo Bicing. Prefiero ir caminando siempre que puedo", dice la actriz, que hasta el 7 de enero sube a escena en la Sala Beckett en la piel de una mujer muy actual.

"Es una científica que disfruta del éxito de su carrera profesional por encima de su relación de pareja", explica Puertas. Es la pareja acelerada, en contraste con una segunda pareja en escena que opta por el sosiego de la vida en el campo. Todo ese cóctel es Tortugues, la desacceleració de les partícules, una obra de Flyhard Produccions que dirige Clàudia Cedó y que viene a ser un aviso a navegantes en vidas frenéticas, con toques de física cuántica.

Barrios y hábitos

Acelerada en escena, en su barrio, Puertas sabe disfrutar de la tranquilidad. Lo hace los fines de semana compartiendo un vermut en alguno de los auténticos bares, como el Morro Fi (Consell de Cent, 171) que, sean o no frecuentados por ciudadanos chinos -"que los hay en el Eixample a punta pala", comenta esta vecina-, son sitios que igualmente ella frecuenta.

La actriz se adapta. Y le gusta hacerlo. "La gracia de cambiar de barrio es que también tus hábitos cambian", dice. Cuando se instaló a vivir en Barcelona lo hizo en un piso compartido en el Raval. "Estuve muy bien. Y nunca tuve la sensación de inseguridad que se suele asociar a ese barrio. Al contrario, como siempre había tiendas abiertas y yo estaba tranquila", expresa. "Justamente hice dos temporadas en la Villarroel y podía ir a pie tranquilamente", rememora. Luego vivió cinco años en Gràcia. "También estuve muy bien -señala-. De hecho, cuando vives en Gràcia sientes que lo tienes todo y llegas a no salir del barrio demasiado". En ese sentido prefiere el Eixample: "Es céntrico y muy cómodo para llegar desde él caminando a la Filmoteca, a los Méliès Cinemes, a todas partes".

El encanto de los edificios

Desde hace cuatro años, Puertas comparte piso con el ilustrador Fidel Pereiro. Viven en una finca regia. "Los techos altos y fincas señoriales del Eixample me encantan. ¿Será que tengo un lado un tanto burgués?", bromea la actriz, que inició su carrera en Manresa y formó pronto una compañía teatral. Se llamaba Mite-les y la acompañaron en la aventura como empresaria las actrices Maria Alba Esquius, de Súria, y Tàtels Pérez, de Sallent. "La tuvimos 10 años, en los que hicimos cinco espectáculos", cuenta la vecina del Eixample. Harta de conducir del Bages a Barcelona, decidió darse una oportunidad en la capital. "Quería así también hacer una inversión en mi profesión, aprovechando teatros y cines de la ciudad", explica la exalumna del Institut del Teatre y hoy profesora allí. También da clase de teatro en un instituto de Manresa.

De momento, la capital la trata bien, aunque recientemente ha vivido en carne propia uno de los dramas de Barcelona. "Estábamos en otro piso en el mismo barrio y nos anunciaron que no nos renovaban el contrato. Los dueños habían vendido el edificio para, en parte, destinarlo a pisos turísticos -afirma-. Ha sido duro. Aún lo es más para las familias que llevaban igual 40 años viviendo allí. Es el coste de vivir en Barcelona".