El bar de la comedia
El Mediterráneo reúne todos los lunes por la noche a decenas de monologuistas y espectadores ávidos de sus relatos Profesionales y aficionados comparten el escenario
«La risa es, por definición, saludable», afirma la célebre Nobel de Literatura Doris Lessing. Eso es algo que conocen y practican los cómicos que acuden cada lunes al Mediterráneo, mítico bar situado en la calle Balmes, 129. Con sus monólogos, arrancan las carcajadas del público que llena el singular local, cuya iluminación tenue lo convierte en un espacio acogedor e ideal para reunirse con amigos y disfrutar del buen ambiente.
«Todos los días hay actuaciones musicales en directo de pequeño formato, es decir, una guitarra y un cantante, excepto los lunes, que ofrecemos Micro abierto, un espectáculo de monólogos que ya lleva tres temporadas en activo», explica Juanjo Ferrer, actual dueño del Mediterráneo, pub al que primero asistía como cantante junto con un amigo suyo.
Más de dos horas de risas
Sobre las 22.15 horas comienza el espectáculo, que dura casi dos horas. No se paga entrada pero se obliga a los asistentes a tomar una consumición (refrescos y cervezas, 4 euros). Jordi coge el micro y rompe el hielo con naturalidad. Las primeras risas empiezan a escucharse y se suceden sin interrupción. Como coordinador, da paso a Adrián, Quique, Ito, Tian, Carlota… y así hasta ocho geniales artistas que tratan con un gran sentido del humor temas tan recurrentes como el sexo hasta otros tan actuales como las tarjetas opacas de Bankia o la gestión del ébola en España.
«Mediterráneo es un punto de encuentro de gente que empieza de cero en la comedia hasta profesionales que complementan su trabajo con esta afición o incluso viven de ella. El bar nos cede un espacio en el que actuamos sin cobrar, nos invita a las consumiciones y nos permite actuar sin previo aviso y eso es una gran ventaja», detalla Ito, informático y monologuista. Para él, además de ser un hobby, «es como un laboratorio en el que experimentas, y pruebas, corriges, quitas los gags malos, añades nuevos…».
Los monólogos suelen hacerse en castellano y la mayoría de los intérpretes son hombres, aunque también hay alguna chica que se atreve, como Carlota, cuyo nombre artístico es Charlie Pee. «Este bar es muy familiar y te sientes como en casa. Al principio no sabía ni cómo subir a un escenario y, desde que empecé a venir aquí, hace un año, he mejorado mucho», destaca la joven, que acapara aplausos y risas de un público entregado, gracias a su talento y a su marcado acento catalán.
Una idea que comparte Carla Sales, que ha asistido varias veces al Micro abierto: «El ambiente es de gente joven, me río mucho y es una manera ideal de arrancar la semana».
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