Las respuestas

Los datos sobre la precariedad infantil

Àngels Guiteras

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Lejos de discusiones conceptuales sobre malnutrición, desnutrición u otras, los datos de los que disponemos nos dicen con claridad que debemos estar alerta para prevenir y dar cobertura hoy a una de las necesidades básicas que no han sido suficientemente garantizadas en los últimos tiempos. Hablamos de la alimentación infantil. Los últimos datos demuestran que la infancia es el colectivo más afectado por la pobreza en Catalunya (26,4%); el Síndic de Greuges presentó el Informe sobre la malnutrición infantil en Catalunya en el que alertaba de que alrededor de 50.000 niños y niñas tienen privaciones alimentarias fruto de la pobreza de sus familias y los bajos ingresos, y un total de 751 menores de 16 años sufren códigos diagnósticos relacionados con la pobreza y la desnutrición infantil, con una media de edad de 4 años, y el 25% son bebés. La infancia es y debe seguir siendo una prioridad. Las situaciones de precariedad infantil han movilizado diversidad de acciones de la ciudadanía en general, de las entidades sociales, los ayuntamientos y la coordinación público-privado.

Estamos ante una nueva clase social, de personas y familias que viven con gran vulnerabilidad. Algunas, con hijos a su cargo y que no tienen ningún tipo de ingreso, y otras que no están en el paro pero también son pobres a pesar de cobrar un salario. Es lo que empieza a llamarse como «el precariado». Todo ello es de una gran complejidad y hace imprescindible priorizar la inversión en políticas sociales, en políticas de lucha contra la pobreza y disponer de los recursos necesarios como son las becas comedor. Celebramos el anuncio de este aumento en 1,8 millones de euros del presupuesto para becas escolares para este curso prometido ayer por la consellera Rigau y celebramos que finalmente las becas comedor sean una prioridad presupuestaria. Unos recursos que deberían ser innegociables y que han sido insuficientes hasta el día de hoy. En el curso 2012-2013 se han beneficiado de estas ayudas unos 60.000 alumnos. Desgraciadamente, estas cifras aumentarán en el nuevo curso escolar que comienza el próximo jueves. La situación sigue siendo muy dura para muchas familias catalanas.

Establecer la infancia como prioridad requiere la complicidad de toda la sociedad y la voluntad de definir compromisos explícitos por parte de todos los actores que intervienen. Se necesita, pues, más dinero, más trabajo en red y una clara voluntad política y social para no dejar a los niños y niñas en el arcén, y garantizarles un futuro mejor. Es necesario que todos garanticemos, desde la propia responsabilidad, la coordinación y el trabajo conjunto, unas políticas y actuaciones de carácter transversal que den respuesta a la complejidad de retos que deben abordar el desarrollo de la infancia en todas sus dimensiones, necesidades, derechos y deberes. Celebramos poder comenzar el curso con una noticia positiva. Ya no podemos asumir más recortes, debemos empezar a notar cambios de rumbo en la política económica del país. Más políticas de crecimiento económico, menos precariedad y mejor futuro para nuestros niños.