Análisis de la realidad azulgrana

El Barça, con una losa de 1.200 millones, se la juega económicamente en la Champions

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El Barça salva las cuentas de tres temporadas con los 867 millones de las palancas

Eduard Romeu, vicepresidente económico del Barça, presenta las cuentas del club antes de la Asamblea de Compromisarios.

Eduard Romeu, vicepresidente económico del Barça, presenta las cuentas del club antes de la Asamblea de Compromisarios. / Javi Ferrándiz

Agustí Sala

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Antes de las vacaciones de Navidad, el primer equipo del Barça tuvo que volar a Dallas, en EEUU, para jugar un partido amistoso. No estaba previsto, pero la necesidad obliga. El club, con una losa encima de casi 1.200 millones en forma de deuda y una evolución deportiva en la actualidad que invita poco al optimismo, requiere más ingresos. O eso o reducir gastos, lo cual es muy difícil si se quiere un equipo competitivo; o activar lo que la directiva de Joan Laporta denominó palancas, que no es más que la venta de patrimonio (más de 800 millones de euros que han salvado económicamente las dos últimas temporadas), que ya ha llegado a su límite. "La clave es pasar a los cuartos de final de la Champions", que supone unos 25 millones, asegura el vicepresidente económico del club, Eduard Romeu en declaraciones a EL PERIÓDICO.

En todo caso, a pesar de imprevistos como un menor flujo de ingresos por las entradas en Montjuïc, donde juega el Barça mientras duran las reformas del Camp Nou, el proyecto denominado Espai Barça, "el balance está bastante acotado", afirma Romeu. El responsable de dar un vuelco a las cuentas del club afirma que los ingresos procedentes de 'merchandising' y las tiendas compensan en parte la menor recaudación por entradas a los partidos, así como del museo, dadas las dificultades que encuentran los autobuses con turistas para acceder a la zona del estadio en Les Corts.

Pero lo cierto es que la directiva no quiere ni imaginar la posibilidad de no llegar a cuartos en la Champions, como sucedió la temporada pasada. Romeu tiene una visión optimista: "Yo lo miro al revés. Nos faltan siete partidos para llegar a la final y dos, para los cuartos", asevera. Y todo ello a pesar de la evolución deportiva con los recientes malos resultados en la Liga o en las derrotas en los campos del Shakhtar Donetsk o el Amberes que, desde luego, "no estaban previstas ni eran esperadas".

A los contratiempos deportivos se han sumado los mercantiles. El acuerdo del FC Barcelona con las empresas Libero Football Finances y Nipa Capital, mediante el que ambos fondos pasaban a ser socios de Bridgeburg Invest, marca comercial de Barça Vision a cambio de hacerse con una parte del porcentaje que tenían Socios.com y Orpheus Media por 120 millones de euros, no llegó a materializarse. Ahora, con menos prisas, afirma Romeu, "se han entablado negociaciones con otros posibles interesados".

Y no hay prisas por un puzle contable. La lesión de Gavi, que deportivamente ha resultado un mazazo para el club, tiene otra cara de la moneda: al haber ocurrido el incidente en un partido con la selección, el Barça tiene derecho a una compensación económica ligada a la ficha del jugador. Son recursos con los que se puede jugar. Y por eso, el vicepresidente económico asegura que el fichaje estelar -así lo vende el club- del brasileño Vítor Roque no supone un desbarajuste contable "aunque sí un impacto de seis meses" en las cuentas.

En todo caso, un elemento esencial del rompecabezas financiero es superar rondas en la Champions. Sin eso son difíciles los milagros económicos. Además, la mejora de los resultados deportivos y los triunfos redundan en mayores ingresos por entradas, ya que el socio y seguidor ve más atractivo acudir a los partidos; y se venden más camisetas y otros productos.

El reto de la junta de Laporta, que atribuyó la situación a la "herencia recibida" de la anterior directiva presidida por Josep Maria Bartomeu, es generar suficientes recursos para crecer sin deshacerse de más activos, aumentar la competitividad para elevar los ingresos por la vía de ganar competiciones, vender camisetas, 'merchandising' y crear otras vías de negocio; contener el gasto y rebajar la deuda al máximo.

Y eso pese a que con la enajenación de partes del club este se ha hecho más pequeño. Hasta que no estén finalizadas del todo las obras del Camp Nou -en las que EL PERIÓDICO ha destapado presuntas irregularidades laborales por parte de la subcontrata que realiza las obras-, con una inversión de casi 1.500 millones, en la temporada 26-27, el máximo de espectadores en el estadio Lluís Companys en Montjuïc son unos 45.000, frente a los 100.000 que podrá albergar el coloso culé en tres años.

El club cerró la temporada pasada tapando el boquete patrimonial de 516 millones, básicamente con las ventas de activos. Romeu esperaba haber taponado la vía de agua, que se manifestaba con unas pérdidas estructurales de unos 200 millones al año por la actividad ordinaria (el fútbol y las otras secciones). Por lo pronto, la cura de adelgazamiento ya se nota en la temporada actual: ingresos de 859 millones, el 32% menos; y gastos de 832 millones, el 28,5% menos.