Política monetaria

El BCE mantiene los tipos y evita dar pistas sobre posibles bajadas en 2024

La Reserva Federal de EEUU mantiene los tipos de interés y anticipa tres recortes en 2024

El impacto de los altos tipos de interés sobre la economía se agravará en 2024

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa de este jueves.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa de este jueves. / EFE / ROLAND WITTEK

Pablo Allendesalazar

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Sin cambios, pero también sin pistas. Como se esperaba, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener los tipos de interés de referencia de la zona euro, mientras que su presidenta, Christine Lagarde, ha tratado de enfriar las expectativas del mercado de que el año que viene comenzará a rebajar el precio del dinero, al contrario de lo que hizo la Reserva Federal estadounidense el miércoles. "¿Deberíamos bajar la guardia? Nos hemos hecho esa pregunta. No, no debemos bajar la guardia en absoluto", ha defendido la alta funcionaria francesa, antes de asegurar que el consejo de gobierno de la autoridad monetaria no ha "ni debatido ni discutido" un futuro recorte de tipos.

El precio del dinero, así, permanece sin cambios por segunda reunión consecutiva, después de que el BCE los aumentase para combatir la alta inflación a un ritmo y escala sin precedentes desde su creación en 1999: 4,5 puntos porcentuales en 10 reuniones sucesivas entre julio de 2022 y septiembre de este año. El tipo principal seguirá, por tanto, en el 4,5% (el nivel más alto desde mayo de 2001), mientras que la facilidad de depósito (el interés con que remunera el dinero que guarda a los bancos, el más relevante en el actual contexto) se quedará en su máximo histórico del 4%.

En la actual situación de la política monetaria, así, la clave son las expectativas. Los últimos datos de inflación de la zona euro han sido mejores de lo esperado (en noviembre, 2,4% la general y 3,6% la subyacente, que excluye los más volátiles precios de la energía y los alimentos), al tiempo que la economía da síntomas de creciente debilidad (el PIB se contrajo un 0,1% en el tercer trimestre). Ello ha llevado a los inversores a esperar varias bajadas de tipos el año que viene, en algunos casos tan pronto como en marzo o abril y de hasta 1,5 puntos porcentuales a lo largo de 2024. Pero los altos cargos del BCE llevan varias semanas tratando de disuadirles para que no las den por sentado.

Presiones inflacionistas

La autoridad monetaria, así, ha argumentado este jueves que "aunque la inflación ha caído en los últimos meses, es probable que vuelva a repuntar temporalmente a corto plazo" debido a los efectos estadísticos de la comparación interanual y a la retirada de las medidas fiscales de apoyo de los Gobiernos, así como que el IPC bajará en 2024 "más lentamente" que en el presente ejercicio. También ha apuntado que "la inflación subyacente ha seguido moderándose, pero las presiones inflacionistas internas continúan siendo intensas, debido principalmente al fuerte crecimiento de los costes laborales unitarios".

El banco estima ahora que el IPC se situará de media en el 5,4% este año, 2,7% el que viene, 2,1% en 2025 y 1,9% en 2026, mientras que el subyacente bajará del 5% de este año al 2,7%, 2,3% y 2,1%, respectivamente. Es algo menos de lo que calculó en septiembre, pero sigue implicando que el objetivo del 2% no se alcanzará hasta algún momento de 2025. En cuanto al PIB, espera que crezca el 0,6% este año y el 0,8% el próximo, por debajo de lo que calculó en septiembre (0,7% y 1%), mientras que para los dos siguientes pronostica un 1,5%. 

Endurecimiento adicional

Además de evitar comentar posibles recortes de tipos, el BCE ha anunciado una medida que supone un endurecimiento secundario de la política monetaria, y que además no se esperaba que tomase hasta el primer trimestre de 2024. Así, el consejo de gobierno ha decidido que a partir de julio del año que viene comenzará a dejar de reinvertir los bonos de deuda que compró durante la pandemia, a un ritmo promedio de 7.500 millones de euros al mes, para dar fin a este programa al cierre del año que viene. Ello reducirá su balance y endurecerá de forma adicional las condiciones financieras, al disminuir la demanda de estos productos.

Paralelamente, Lagarde ha puesto mucho énfasis en que en el primer semestre del año que viene el BCE contará con mucha más información sobre las subidas de los salarios pactadas en los convenios y sobre hasta qué punto dichas subidas serán absorbidas por los márgenes de beneficio de las empresas. Se trata de la cuestión clave que marcará la evolución de la inflación en los próximos meses, ha remarcado, ya que ahora el IPC está mucho más influido por factores internos que por los precios internacionales de la energía y los alimentos. "La inflación doméstica no ha bajado mucho y necesitamos saber por qué se resiste a bajar", ha advertido Lagarde.

La presidenta del BCE, eso sí, ha querido subrayar que la coincidencia de que dicha información vaya a estar disponible a lo largo del primer semestre, y que al final del mismo comenzará a dejar de reinvertir la deuda, no implica que en ese momento se vayan a bajar los tipos. Ha utilizado para ello un juego de palabras en inglés. "We are data dependent, no date dependent (dependemos de los datos, no de las fechas)", ha afirmado tras asegurar que para pasar "de estado sólido (léase, subir tipos) a gaseoso (bajarlos) antes hay que pasar por el líquido (mantenerlos)".