IPC armonizado

La inflación subyacente de la zona euro se mantiene alta y complica el escenario al BCE

Los carburantes acumulan un encarecimiento de hasta el 10,3% tras seis semanas de precios al alza

Turismo, alimentos y carburantes hacen repuntar la inflación al 2,3% en julio

Un hombre comprueba la factura de un supermercado.

Un hombre comprueba la factura de un supermercado. / Shutterstock

Pablo Allendesalazar

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La inflación de la zona euro continuó en julio su desigual proceso de moderación. El alza de los precios redujo su ritmo de crecimiento del 5,5% de junio al 5,3%, con lo que ya se ha frenado hasta la mitad del máximo del 10,6% que alcanzó el pasado octubre y se sitúa en su nivel más bajo desde enero de 2022. Sin embargo, la inflación subyacente (la que excluye los más volátiles precios de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco) se mantuvo en el 5,5% por segundo mes consecutivo, por encima del nivel de mayo (5,3%) y apenas por debajo del máximo que alcanzó en marzo (5,7%), según ha publicado este viernes por Eurostat. Su persistencia, así, complica el escenario para el Banco Central Europeo (BCE), que ha dejado abierto si el 14 de septiembre volverá a subir los tipos o los dejará sin cambios por primera vez desde el pasado julio. 

La moderación del ritmo de crecimiento general de los precios se debe fundamentalmente al abaratamiento de la energía. Tras encarecerse a un ritmo que llegó a ser superior al 40% en buena parte de 2022 como consecuencia de la invasión de Ucrania por Rusia, los precios energéticos comenzaron a moderar su ritmo de crecimiento en noviembre del año pasado, para después empezar a bajar. En julio, registraron una caída del 6,1%, la tercera consecutiva y la más abultada hasta la fecha. Su abaratamiento, sin embargo, no es suficiente para contrarrestar el fuerte alza de los precios de los alimentos: los frescos subieron un 9,2% en julio, dos décimas más que en el mes precedente, mientras que los procesados se moderaron, pero en unos niveles más altos, del 14,1% al 12,5%.

Los alimentos, alcohol y tabaco, así, aportaron 2,2 de los 5,3 puntos porcentuales de la inflación general de julio, mientras que la energía solo la recortó en 0,62 puntos debido a sus diferentes evoluciones y pesos en el índice. Los bienes industriales no energéticos contribuyeron con otros 1,26 puntos y continúan su tendencia a la moderación (se desaceleraron del 5,5% al 5%). Lo más relevante, sin embargo, es que los precios de los servicios han pasado ya a ser el primer aportador a la inflación, por encima de los alimentos, con 2,47 puntos. Los precios de este sector, así, no paran de subir desde mediados del año pasado y en julio aumentaron un 5,6%, dos décimas más que en junio y casi dos puntos más que en julio de 2022.

Servicios en subida

Ello es lo que explica fundamentalmente que la inflación subyacente (sin energía y alimentos) siga resistiéndose a moderarse. En su reciente boletín económico, el BCE apuntaba que la causa del encarecimiento de los servicios más reciente responde al "robusto gasto en vacaciones y viajes" del verano, pero también advertía de que se está produciendo un cambio en los elementos que provocan la inflación europea. "Las fuentes externas de inflación están disminuyendo. Por el contrario, las presiones internas sobre los precios, incluidas las derivadas del aumento de los salarios y los aún sólidos márgenes de beneficio (empresarial), se están convirtiendo en un impulsor de la inflación cada vez más importante", indicó la autoridad monetaria. 

La persistencia de la inflación subyacente, que implica que las subidas pasadas de la energía se están trasladando al conjunto de la economía, complica el panorama para el BCE. En su última reunión del pasado julio, su consejo de gobierno subió los tipos hasta el 4,25% y dejó abierto qué hará en sus próximos encuentros. Dependerá de los datos, apuntó su presidenta, Christine Lagarde, quien subrayó que la institución tendría muy en cuenta las lecturas de inflación de julio y agosto, así como su propia actualización de las previsiones de inflación para los próximos tres años. 

En el conjunto de la Unión Europea, las tasas más bajas de inflación en julio se registraron en Bélgica (1,7%), Luxemburgo (2%) y España (2,1%), mientras que las más altas correspondieron a Hungría (17,5%), Eslovaquia y Polonia (ambas con un 10,3%). El diferencial positivo de la inflación de España respecto a la media de la zona euro se redujo de 3,9 a 3,2 puntos porcentuales.