Círculos concéntricos

La conexión turca del FC Barcelona

La semidesconocida Limak Holdings gana la renovación del Camp Nou frente a la oferta de dos consorcios constructores españoles

Una imagen nocturna de la maqueta del Nou Camp Nou.

Una imagen nocturna de la maqueta del Nou Camp Nou. / FCBARCELONA

Martí Saballs Pons

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Ni FCC ni Ferrovial. Las dos empresas favoritas que lideraban los consorcios para ganar la construcción del nuevo Camp Nou se vieron superadas por un semidesconocido grupo familiar turco, presente en negocios muy diversos -desde una cadena de hotel y zumos de fruta hasta cementeras- y que parte del crecimiento de su actividad internacional procede de Rusia, además de estar presente en los países del Golfo Pérsico, los Balcanes, África, Kosovo y Ucrania, donde construyó el metro de Dnipro.

Ha habido varias claves que han erigido a Limak como ganadora, según medios cercanos al acuerdo. La más importante: la estrecha relación financiera entre la constructora y el banco de inversión Goldman Sachs, responsable de buscar los 1.500 millones de financiación del nuevo Espai Barça. Una operación que el club azulgrana espera cerrar este primer trimestre. La segunda causa es que Limak se compromete, bajo garantías, a acometer las obras en 18 meses frente a los 36 meses que prometían los aspirantes españoles. ¿Cómo quiere lograrlo? Con logística, ensamblando fuera y trayendo el nuevo estadio a trozos a Barcelona. El objetivo del club es poder empezar a jugar en el nuevo estadio el 29 de noviembre de 2024, aunque la obra tardará un año más en completarse del todo. La tercera causa son los honorarios. El coste de 900 millones del nuevo campo se compara con los más de mil que hubieran costado los otros proyectos.  

Para Limak, esta será su prueba de fuego en Europa Occidental. Sus construcciones más emblemáticas son el puente suspendido más alto del mundo, 1915Çanakkale, sobre el mar de Mármara, y la actual construcción del aeropuerto de Estambul, valorado en 22.000 millones de euros y cuya adjudicación estuvo sujeta a diversas investigaciones de corrupción, no probadas, que implicaban al Gobierno presidido por Recep Tayyip Erdogan. Solo se le conoce la construcción de un campo de fútbol, en la población de Mersin, de 25.000 espectadores. La constructora turca estudió en 2011 salir a Bolsa, pero se volvió a atrás en medio de la crisis económica y la devaluación de la lira, moneda local. En su memoria anual no se especifican cifras económicas. Tampoco ha informado, hasta el momento, del acuerdo con el Barça. Junto a Limak se ha presentado la pequeña empresa familiar catalana Vopi4, en la que en el Registro consta entre los accionistas la sociedad Praeter 5 SL, de la que forman parte Eva Liso Barberana y María Victoria Barberana Serrano. La facturación de la empresa, en la que también participan las familias Sabaté y Sánchez, entre otras, es de unos 120 millones de euros.

La presidenta de Limak, Ebru Özdemir, licenciada en ingeniería civil, es una relevante figura empresarial en aquel país, aunque poco proclive a hablar de asuntos empresariales. Precursora del arte turco, miembro del patronato de la Tate Modern Gallery de Londres, ha querido situar a la compañía como una de las patrocinadoras de la cumbre de Davos de líderes empresariales financieros y políticos mundiales que se celebrará la semana próxima en esta ciudad suiza. Madre de dos hijos (12 y 10 años) es una defensora de los derechos de las mujeres . Desde la fundación Limak aspira a desarrollar las carreras profesionales de las turcas en ingeniería y ciencia.

Limak Holdings fue fundada en 1976 por dos ingenieros de Ankara, Sezai Bacaksiz y Nihat Özdemir, padre de la actual presidenta.La compañía cuenta con 53.000 empleados y, según los últimos datos dados a conocer, tuvo unas ventas de 4.500 millones de dólares en 2019. Según el ránking publicado por Engineering News-Record, ocupa la posición 50ª entre las constructoras mundiales. Las siete primeras empresas de esta clasificación son chinas. En octava posición se encuentra la francesa Vinci -que retiró su interés por presentarse a la reconstrucción del Camp Nou- y en décima la española ACS, controlada por el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez

ACS no se presentó a la renovación del Santiago Bernabéu por razones éticas, aunque tampoco quiso presentarse -fue invitada a hacerlo- a realizar la reconstrucción del Camp Nou. El presidente del Real Madrid exigió que la renovación del Bernabéu la realizara una empresa con sede en España. La elegida fue FCC, controlada mayoritariamente por el magnate mexicano Carlos Slim Helú. Slim acudió a salvar financieramente FCC hace ocho años al ejecutar una ampliación de capital donde superó la participación de las distintas ramas de la familia Koplowitz. También compró el 6% que de la constructora tenía Bill Gates, fundador de Microsoft.

Esta constructora centenaria, con orígenes en Barcelona ya había construido estadios como el Allianz Arena del Bayern de Munich, el Wanda del Atlético de Madrid, el del RCD Espanyol, el Sadar de Osasuna entre los más destacados. También construyó las instalaciones deportivas Joan Gamper del FC Barcelona. A medio construir: el nuevo Mestalla, en Valencia. En 2021 sus ingresos sumaron 6.559 millones de euros y cuenta con 59.000 empleados. En Bolsa vale 4.000 millones. Junto a FCC estaba en su oferta la constructora catalana Comsa.

Ferrovial, con 18.500 millones de valoración el Bolsa, ha sido la otra perdedora del concurso. Acudió junto a Acciona y cuatro constructoras catalanas (Sorigué, Copcisa, Copisa y Rubau). Controlada por la familia del Pino, propietaria del 25% del aeropuerto londinense de Heathrow, un 86% de su negocio es internacional. Tiene una plantilla de 63.000 personas y facturó 6.680 millones en 2021. Ha construido instalaciones deportivas de distinta índole y participó en la última remodelación del Camp Nou de 1997. El testigo: la nueva conexión turca.

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