Financiación

¿Por qué la deuda de la Generalitat deja de ser bono basura?

Una segunda agencia de calificación eleva la nota del pasivo de la administración catalana

El conseller de economia Jaume Giró

El conseller de economia Jaume Giró

Agustí Sala

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Que la deuda de la Generalitat deje de ser considerada bono basura es esencial para poder acceder en el futuro a los mercados para financiarse. La agencia canadiense DBRS acaba de elevar la calificación de esta deuda de la anterior 'BB' a BBB'. Con esta decisión se suma a la de Fitch, que en julio del año pasado, también subió la nota y la situó fuera del ámbito de la escasa fiabilidad y dentro del denominado grado de inversión. Dese 2012, cuando se cerraron los mercados para la deuda autonómica, que no había dos agencias de calificación de riesgos que calificaran la deuda catalana a largo plazo dentro del grado de inversión. De tres agencias, Moody's es la única que la mantiene en 'Ba2', lo que la sitúa todavía en el nivel de inversión especulativa.  

¿Qué importancia tiene la nota crediticia?

Pues es muy importante. Al ser dos de las tres agencias que ponen nota a la deuda las que mejoran su calificación se acerca la posibilidad de emitir en los mercados, que es uno de los objetivos de la legislatura, como ha declarado en alguna ocasión el 'conseller' de Economia, Jaume Giró.

Estas calificaciones significan pasar de deuda poco fiable o 'basura' como la de países como Turquía, Grecia o Brasil a la de Colombia, Chipre, Italia, India o México, según la clasificación de DBRS. En el caso de la de Fitch pasó de la nota de Georgia, Grecia o Namibia a situarse en el nivel de mayor fiabilidad o grado de inversión, como Italia, Croacia o India. Esta es una referencia para los inversores particulares e institucionales. Si esta nota es muy alta es que las posibilidades de recuperar la inversión son muy elevadas y el tipo de interés no tiene que ser muy elevado, es decir, no hay que pagar una prima muy alta para atraer capital. En cambio, cuanto peor es la nota, más interés hay que pagar para atraer inversores. La deuda de la Generalitat y la de muchas otras autonomías se tropezó desde 2012 con el cierre de los mercados y el Estado tuvo que ingeniar distintos tipos de instrumentos, como los planes de proveedores, el fondo de liquidez autonómica (FLA) o la Facilidad Financiera (FF) para financiar a los territorios.

¿Por qué mejora la calificación?

A pesar de que las reivindicaciones independentistas siguen siendo una cuestión estructural a medio y largo plazo y que podrían resurgir tensiones esporádicas, según esta agencia, "ahora se puede esperar una cooperación económica y financiera relativamente fluida entre ambos niveles de administración". A su vez ve "poco probable" una escalada política similar a la que se produjo en 2017 con el referéndum que fue declarado inconstitucional. Aunque la situación provocada por el coronavirus y la presiones inflacionistas, especialmente por los precios de la energía, genera incertidumbres, DBRS considera que las finanzas de la Generalitat "han capeado hasta ahora relativamente bien el impacto económico de la pandemia del covid-19 respaldadas por las transferencias financieras extraordinarias proporcionadas por el gobierno nacional a todas las regiones españolas". A juicio de esta agencia, la mejora de la calificación "refleja la mejora en el desempeño financiero de la región desde 2015". Fitch, por su parte, cuando elevó al nota crediticia en julio pasado aludió a los indultos a los presos del 'procés' como un elemento que permitió recuperar la senda del diálogo entre la Generalitat y el Gobierno central y eso, afirmaba destensa la situación política.

¿Puede la Generalitat dejar de depender económicamente del Estado?

Difícilmente. No. La Generalitat ha solicitado este año casi 13.000 millones a través de los instrumentos de liquidez proporcionados por el Estado. en este caso, el fondo de liquidez autonómica (FLA), creado para las autonomías que no cumplen con los criterios de déficit. En los próximos tres años, la administración catalana tiene que amortizar más de 32.000 millones de deuda y una buena parte de esta irá a parar a las arcas del Estado, el principal financiador y acreedor. Está previsto que las devoluciones de deuda al Estado sigan al menos hasta 2032. La posibilidad de emitir deuda no solo es importante porque se da el mensaje de una buena gestión económica sino porque incrementa la autonomía financiera.

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