AUTOMOCIÓN

Seat podría despedir a casi 3.000 trabajadores por la llegada del coche eléctrico

La compañía cifra entre 2.500 y 2.800 los trabajadores que podrían perder el trabajo por la electrificación, de los cuales 1.800 serían empleos directos y otros 1.000 indirectos.

Para fabricar un coche eléctrico se necesitan un 30% menos de horas en comparación con un coche de combustión.

Producción en Martorell del Cupra Formentor.

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Seat ha cifrado en entre 2.500 y 2.800 puestos de trabajo el excedente derivado de la transformación de la compañía hacia la electrificación, en el marco de la cuarta reunión del 20 convenio colectivo.

En un comunicado de la dirección enviado a los representantes de los trabajadores, la compañía explica que unos 1.800 puestos de trabajo serían directos y otros 1.000 indirectos.

El excedente se justifica porque para fabricar un vehículo eléctrico se requiere un 30% menos de horas en comparación con un coche de combustión, y también porque tendrá que adaptar la estructura para garantizar un modelo de negocio sostenible.

La compañía ha explicado que aún no hay una decisión definitiva para el motor eléctrico y ha asegurado que, aunque no se fabrique en El Prat de Llobregat (Barcelona), está trabajando para encontrar "soluciones alternativas".

También ha destacado que la retribución salarial está entre un 15% y un 25% por encima de la media del sector, y que la implementación de las propuestas recogidas en la plataforma sindical supondría un aumento del coste de entre un 25 y un 30%. "Continuaremos el diálogo con los sindicatos para llegar a un acuerdo que nos favorezca a todos, garantizando un marco de estabilidad que favorezca la competitividad de la compañía", ha añadido la automovilística.

El impacto de la guerra sobre Seat y Cupra

La industria de la automoción no tiene en la electrificación su único reto, la escasez de componentes ha sido un problema recurrente, y lo seguirá siendo este año, desde que pasó la peor parte de la pandemia, el primer gran contratiempo de esta década. Tras el parón de producción obligado en 2020, los reajustes en las plantas para adaptarse a la escasez de componentes en 2021, el segundo año consecutivo con el mercado español en rojo, las marcas se enfrentan a las consecuencias de la guerra.

En ese sentido, a Seat le afecta de una forma indirecta. A raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, varias marcas, entre ellas las del Grupo Volkswagen, han planteado el cierre de fábricas en Rusia, a lo que se suma una nueva interrupción de la cadena de suministros de componentes, procedentes de proveedores ucranianos, que supone un nuevo escollo al sector que sigue tratando de paliar la crisis de microchips.

De momento, Seat y Cupra están sufriendo un parón en la producción de los modelos Tarraco y Born, fabricados en las fábricas de Wolfsburg y Zwickau de Volkswagen, respectivamente. Estas factorías han detenido su actividad para adaptarse al nuevo contexto internacional, que supone todavía menos componentes. El consorcio alemán también ha parado las fábricas de Ingolstadt, Neckalrsum, Leipzig y Hannover. De momento, Martorell no ha tenido que cambiar sus planes productivos, aunque en las próximas semanas podría tener que hacerlo, afectando al resto de modelos de la marca, además de al Audi A1, ensamblado también en la planta catalana. Desde el Grupo Volkswagen y Seat esperan "un final rápido de las hostilidades" y admiten que "debido a la situación actual en esta región, puede haber interrupciones en la cadena de suministro. Esto puede generar ajustes en la producción en algunas plantas del grupo".