Entrevista

Manel Pérez, parado durante dos años, encuentra trabajo tras salir en EL PERIÓDICO: "Ahora puedo dormir tranquilo"

Este barcelonés ha encontrado empleo como barrendero en la empresa Urbaser, gracias a la mediación de la entidad T’Acompanyem

Manel Pérez  parado de larga duración que ha encontrado trabajo

Manel Pérez parado de larga duración que ha encontrado trabajo / Jordi Cotrina

Gabriel Ubieto

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Manel Pérez recibía a EL PERIÓDICO a principios de octubre en un banco de la calle Biscaia de Barcelona. En sus manos llevaba los papeles del paro y las solicitudes por atender del Ingreso Mínimo Vital (IMV) y la Renda Garantida de Ciutadania (RGC). Estaba al límite y explicaba que necesitaba “trabajo para ya, ayer ya era tarde. Estoy acojonado por si acabo durmiendo en la calle". Esta semana vuelve a hablar con EL PERIÓDICO en la calle Pallars y en la mano lleva una escoba. Calza mono amarillo fosforescente y sus ojos destilan ese punto de cansancio del que lleva desde las seis de la mañana barriendo las calles de la capital catalana, pero la tranquilidad de saber que a final de mes tendrá una nómina. “El cambio es brutal, ahora puedo dormir tranquilo”, afirma.

Manel tiene 55 años y hasta hace unos días llevaba dos años sin empleo. Y casi una década sin poder encadenar más que unos meses en el mismo puesto. Este barcelonés fue una de las víctimas de la crisis del 2008, que la Gran Recesión desbancó del mercado de trabajo y en el que no ha conseguido (hasta ahora) volver a afianzarse. Empezó a cotizar a los 17 años y hasta la crisis financiera no le faltó faena. La mayoría de su carrera la ha desarrollado en el sector de las artes gráficas. Era montador de publicidad y rótulos. Ahora ha entrado a cubrir, como barrendero, una baja en la empresa Urbaser, gracias a la mediación de la entidad social T’Acompanyem.

“No te voy a engañar, acabo el día cansado. Tengo 55 años y cada jornada recorremos unos 16 kilómetros. Pero también estoy super contento por volver a trabajar, a mi edad no me lo esperaba”, afirma. Manel empieza su día a las cuatro de la mañana. Es de esa Catalunya o España madrugadora de la que muchos hablan sin conocerla demasiado. Su jornada empieza a las seis y cuarto de la mañana y acaba siete horas después, a la una y cuarto. Haga sol o llueva, como es el caso del día de la entrevista, por un sueldo a final de mes de 1.200 euros (15 pagas).

Su zona de acción la conocen en el gremio como el 'triángulo golfo', pues traza el radio por los bares y discotecas de la calle Marina. Hoy ‘solo’ le toca barrer hojas caídas y los ‘descuidos’ que se le ‘caen’ a los transeúntes. A partir del jueves y hasta el sábado la cosa está más laboriosa y Manel y su cuadrilla tienen que lidiar con los vasos de plásticos, las botellas y otras huellas del jolgorio nocturno. “Solemos contratar a más gente en otoño, con la caída de hojas, y en verano, por el aumento del turismo y la vida social”, explica Fabián, el encargado de Urbaser en la zona. 

Luchando contra el 'edadismo'

Las canas no son una excepción en la cuadrilla de Manel, donde la media de edad fácilmente dobla (cuando no triplica) la de los canteranos que estos días debutan con el primer equipo del Barça. ¿Por qué muchas empresas declinan contratar a parados ‘senior’? ¿Trabajan peor? “La actitud es lo fundamental. Si una persona tiene ganas de trabajar y es responsable rinde bien tenga la edad que tenga”, responde Fabián. 

“Cuando me llamaron fue todo como una explosión de alegría. Pero hasta que no pasé la revisión médica y firmé el contrato no me lo creía”, afirma Manel. Una alegría a la que ahora sigue la tranquilidad, pero bajo la que no deja de dormitar cierta inquietud. Pues Manel no deja de estar cubriendo una baja con un contrato temporal, que, por definición, en algún momento terminará. “Ahora estoy mejor, pero la cosa sigue muy jodida para mucha gente. Especialmente para alguien de mi edad que tiene que encontrar trabajo”, explica. “Veremos que pasa en unos meses”, añade, apretando la escoba que tiene entre sus manos. 

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