JÓVENES Y TRABAJO

La incertidumbre de 300.000 jóvenes: salen al mercado laboral en crisis sin experiencia

Este mes de junio salen del sistema educativo 300.000 jóvenes dispuestos a entrar al mercado laboral. La crisis del coronavirus ha hecho que el escenario cambie por completo y se encuentren un mercado en crisis. ¿Qué pueden hacer?

Este mes de junio salen del sistema educativo 300.000 jóvenes dispuestos a entrar al mercado laboral

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Marta Gracia

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La situación actual es de incertidumbre tanto económica como laboral e incluso sanitaria. Por el momento, España ha vuelto a la nueva normalidad, pero todavía no estamos como antes. Poco a poco la economía vuelve a funcionar, pero en muchos sectores a medio gas. A todo ello hay que sumarle un nuevo factor. Durante este mes de junio unos 300.000 jóvenes salen del sistema educativo y llegan con ganas de entrar en el mercado laboral. El problema es que es un mercado en crisis.

La tasa de paro de la población joven en España se situó en el 25,2% durante las primeras semanas del confinamiento, registrando un incremento trimestral más de dos veces superior al que se ha dado entre la población de 30 a 64 años, según los datos de la Encuesta de Población Activa. 

José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, señaló en el Senado que la recuperación está siendo especialmente dura para los menores de 30 años. Anunció que solo el 15% de los más de 330.000 jóvenes que han perdido el empleo lo ha recuperado. Hasta el 16 de junio,  de los 330.000 empleos destruidos entre los que tienen 16 y 29 años solo se han recuperado 57.000 personas.

Según el informe “Juventud en riesgo: análisis de las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19 sobre la población joven en España” del Consejo de la Juventud, la protección ante los ERTE ha constituido una medida especialmente positiva para las personas jóvenes de 2020, la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo de estas personas ha sido, por primera vez en años, superior a la del resto de la población. 

No obstante, una de las conclusiones de este estudio es que protección de los ERTE constituye un paraguas temporal  pues un 41% de los jóvenes acogidos a un ERTE enfrentan un riesgo específico y grave de engrosar las filas del paro si su empresa no recupera su plena actividad, es decir, los jóvenes son el colectivo con mayor riesgo de perder el empleo ante el fin de los ERTE (que se han prorrogado hasta el 30 de septiembre). Se trata de uno de los problemas de nuestro sistema laboral dual: el sistema contrata jóvenes en precario en épocas de bonanza y de mayor demanda y los expulsa a bajo coste cuando se presentan crisis de consumo, concluye el informe. 

Ante esta situación aparece un nuevo problema: lo jóvenes que se incorporan al mercado laboral este año. Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, explica que este escenario requiere una ampliación de las políticas de empleo a colectivos como los jóvenes, ya que alerta que “pueden salir del sistema educativo y convertirse en parados de larga duración sin haber empezado a trabajar”. 

Y es que es en este punto donde está el problema de esos jóvenes. José Canseco, profesor de RRHH en EAE Business School, señala que salir al mercado laboral en crisis penaliza (el denominado stepping stone), pero matiza que esta crisis es sanitaria y de confianza, no estructural. Aunque reconoce que el mercado laboral no tiene la capacidad de absorber a todos. “Lo que ocurre ahora es que gran parte de ese primer contacto con el mercado laboral, primer empleo tiene que ver con prácticas, con becarios. Este tipo de trabajo no se pueden o no se debería hacer en teletrabajo”, señala. 

Torres apunta que una manera de evitar este problema es prolongar los estudios, algo especialmente importante para aquellos jóvenes que tenían intención de incorporarse  al mercado laboral con un nivel de estudios insuficiente para aprovechar las oportunidades de la economía digital. En 2019, el 17,3% de los jóvenes con edades comprendidas entre 18 y 24 años solo había completado la enseñanza secundaria obligatoria, la tasa más elevada de Europa.  

Para Raymond Torres, la prolongación de los estudios y la movilización de las políticas activas de empleo pueden ayudar a suavizar esas transiciones. “Es crucial que los jóvenes se mantengan activos, estudiando, o formándose en nuevas competencias. Porque las oportunidades aparecerán a medida que la recuperación se produzca a partir de 2021”, asegura. Y considera necesario poner en marcha un seguimiento personalizado de todos los jóvenes que buscan empleo. “Las soluciones no pueden ser las mismas para un ingeniero, una especialista en ciberseguridad, o una persona en situación de exclusión”, apunta. La implicación de las empresas es crucial, porque en algún momento se mostrarán proclives a contratar. Por tanto, “el SEPE debería contar con más orientadores y personal que prospecten las necesidades de las empresas y de las administraciones”, analiza.     

Cambio generacional

José Canseco explica que esta situación podría suponer que las empresas empezaran a hacer una relevo generacional, aunque reconoce que no sér con los recién titulados, pero sí con gente de menos de 35 años. “Hay oportunidades, habrá que estar alerta”, puntualiza Canseco.

Eugenio Lanzadera, profesor del Derecho del Trabajo en la UDIMA, explica que en esta nueva normalidad la temporalidad será la protagonista. Por ello, considera importante potenciar la formación en tecnología y en todo lo relacionado con internet. “Los que están formados en esto van a tener mejores oportunidades de salida laboral”, asegura Lanzadera. 

Canseco insiste y se muestra de acuerdo con Torres en que las políticas activas de empleo no están bien enfocadas porque no son activas. “Hacen falta políticas activas, para los jóvenes que tienen unas peculiaridades muy concretas”, puntualiza y alerta de que Los jóvenes menores de 30 años están viviendo en casa de sus padres el problema también llegará si ellos no encuentran trabajo. “Las políticas activas tienen que ser concretas para colectivos específicos”, señala.

El profesor de la UDIMA explica que hay que adaptar el mercado de trabajo a la situación actual y especialmente en lo que es la entrada y la salida. Las barreras de entrada son temporales, los jóvenes están penalizados, pero insiste en que esa barrera es temporal.