desarrollo de las infraestructuras aéreas

Barajas y El Prat se juegan el futuro con sus ampliaciones

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Max Jiménez Botías

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El crecimiento económico, en parte debido al impulso turístico del país en los últimos años, ha llevado al borde de la saturación a los principales aeropuertos españoles. Palma de Mallorca se encuentra ya ahora en un proceso de remodelación con una inversión de 500 millones de euros por parte de Aena, y Madrid y Barcelona se ven abocados a la ampliación de sus instalaciones si no quieren morir de éxito. De hecho, el gestor aeroportuario español prevé inversiones cercanas a los 1.500 millones de euros en esas dos instalaciones que tendrán que aprobarse este año para entrar en el programa estratégico 2021-2026 del organismo público-privado. Esas inversiones tendrá que ser aprobadas por el Gobierno, aunque sin consenso social será complicado que salgan adelante.

La cuestión, sin embargo, es que la mientras que la ampliación de Barajas parece más encarrilada, sobre la de Barcelona-El Prat planean suficientes dudas como para que el futuro del aeropuerto esté en el alero, según reconocen fuentes aeroportuarias. Aena asume que la ampliación es necesaria, pero sus planes no encuentran el respaldo de todas las administraciones catalanas que de algún modo pueden verse afectadas por la ampliación. 

 El aeropuerto de Barcelona tiene capacidad para 55 millones de pasajeros –en el 2019 ya recibió 52 millones— y lo normal es que en el 2026 –cuando finalice el plan en el que debe incluirse su ampliación-- toque techo. «La decisión de no ampliar tendría importantes implicaciones económica», señalan fuentes del sector aéreo. El impacto del aeropuerto –directo, indirecto e inducido— en el PIB de Barcelona es del 9%, mientras que en el de Catalunya llega al 6%. «Si el aeropuerto no crece, estás renunciando a esa aportación en la economía», agregan.

Terminal satélite

Ampliar El Prat supone construir una terminal satélite ligada a la T1, la reconfiguración de la T1, ampliación del túnel de conexión de la T1 y el nuevo edificio satélite, ampliación de los aparcamientos de dicha terminal y modificaciones en el campo de vuelo con la construcción de una nueva plataforma de estacionamiento de aviones y de nuevas calles de rodajes. Esa ampliación le permitiría al aeropuerto acercarse a los 80 millones de pasajeros al año.

Pero fuentes consultadas señalan que esa inversión solo tiene sentido si se amplía la tercera pista del aeropuerto unos 500 metros, circunstancia que permitiría elevar el número de operaciones por hora de 70 a 90 y el despegue de las aeronaves de largo radio --más grandes--, un aspecto básico para recuperar la ansiada aspiración de convertir El Prat en un hub intercontinental. Se ha convertido en el aeropuerto europeo mejor conectado punto a punto. pero el peso de los vuelos intercontinentales sigue siendo bajo, según fuentes del sector aéreo.

El problema de La Ricarda

La ampliación de la pista que pretende Aena choca, no obstante, con la presencia de la laguna de La Ricarda que está situada en El Prat y que está incluido en la Red Natura 2000 –por tanto un enclave con el sello de conservación tutelado por la UE–  y que en su momento ya obligó a que la pista que se utiliza para el despegue en el aeropuerto fuera más corta.

Algunos ayuntamientos, particularmente el del municipio de El Prat de Llobregat se resisten a que se toque ese espacio protegido para ampliar la infraestructura y la Generalitat, aunque apuesta porque El Prat crezca, considera que tanto La Ricarda como El Remolar, espacio natural del Delta del Llobregat, son zonas «que se tienen que preservar», en palabras del Damià Calvet, ‘conseller’ de Territori.

La cuestión es que además de convencer a los ayuntamientos afectados hay que negociar con la UE para actuar sobre La Ricarda. Aena se propone compensar el impacto medioambiental con actuaciones concretas. Si se alarga la pista esta se utilizaría para despegues y la otra para aterrizajes, lo que llevaría a las 90 operaciones por hora. Desde el aeropuerto se destaca que la huella acústica se reduciría puesto que los aviones no tendría que acercarse a los núcleos urbanos. 

Pese a ello, los consistorios cercanos, incluido el del Barcelona, tienen importantes reservas con la operación. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha quejado de las emisiones del El Prat, e incluso ha pedido eliminación del Puente Aéreo. Como sea, la ampliación anticipa un nuevo debate social sobre el futuro del aeropuerto que tendrá un claro impacto sobre el futuro económico de Catalunya.

100 millones para barajas

Mientras, el aeropuerto de Madrid se prepara para una ampliación sin oposición social que le permitirá alcanzar los 100 millones de pasajeros en unos 20 años. El aeropuerto llegó a los 62 millones en el 2019 y tiene una capacidad para 70 millones. Con la ampliación que Aena se plantea para el nuevo periodo pasaría a 80 millones de capacidad y los alcanzaría en el año 2026. Sus cuatro pistas y la falta de limitaciones orográficas le permite añadir terminales. Además cuenta con la ventaja de que la discusión política no frena la inversión de Aena.