CONSUMO

Por qué la industria del café no es sostenible

El 63% de la población mayor de 15 años toma café a diario en España. Un hábito que podría verse amenazado ante el cambio climático y el aumento de su consumo. La industria del café, tal y como está concebida actualmente, no es sostenible ni para el medio ambiente ni para quienes lo cultivan. 

El 63% de la población mayor de 15 años toma café a diario en España. Un hábito que podría verse amenazado ante el cambio climático y el aumento de su consumo. La industria del café, tal y como está concebida actualmente, no es sostenible

Por qué la industria del café no es sostenible

Por qué la industria del café no es sostenible / economia

Nora Benito

Nora Benito

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Dos mil millones de tazas de café se consumen cada día en el mundo. Y más de 535 millones de ellas en cafeterías y bares se sirven cada semana en España. Un dato nada desdeñable si tenemos en cuenta que el 63% de la población mayor de 15 años toma café a diario en nuestro país.

El café es el segundo producto agrícola en volumen comercial después del petróleo y su consumo no para de crecer: en los últimos 50 años se ha incrementado un 2% como promedio anual. El desarrollo de las economías emergentes y los cambios en los hábitos de consumo, con una creciente demanda, auguran que esta tendencia seguirá al alza.

LA AMENAZA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Pero este hábito podría verse amenazado por el cambio climático: el incremento de las temperaturas, los daños causados por las plagas o la inestabilidad de las lluvias afectan a su producción. 

Todo esto se desprende de la investigación “Café: La historia de un éxito que oculta una crisis”, cuya conclusión es que esta industria no es sostenible ni para los caficultores ni para el medio ambiente, tal y como está estructurada actualmente y ante los interrogantes que plantea su cadena de suministro y los desafíos a los que se enfrenta por el cambio climático. 

Y es que, de no poner solución a la deforestación actual derivada de su cultivo, la superficie adecuada para este fin podría reducirse a la mitad en 2050. Al menos así se extrae del citado estudio, elaborado por Commerce Equitable France, editado por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, y que analiza especialmente el caso de Etiopía, Perú y Colombia. 

Los países que producen el café solo recuperan una parte de lo que generan, pero sufren los efectos tanto sociales como ambientales de producirlo. Como respuesta al problema, se plantea la modernización de las explotaciones.

EL CULTIVO DEL CAFÉ

En el otro lado de la cadena se encuentran los productores: su cultivo recae en manos de 25 millones de productores de 80 países. No obstante, después del último Acuerdo Internacional del Café, que regulaba su comercio, esta industria se ha visto salpicada por la volatilidad de los precios y los bajos ingresos de quienes lo producen.

De hecho, de los tres países analizados en la investigación, los productores de  Perú y Etiopía generan ingresos por debajo del umbral de la pobreza. 

Este mercado, que genera alrededor de 200.000 millones de dólares al año, no es sostenible según las circunstancias actuales para sus productores. El aumento del coste de producción ligado a la caída de los precios o la falta de acceso a financiación suponen algunos de los problemas a los que se enfrentan quienes cultivan el café, una espiral que sume en muchas ocasiones a los caficultores en situaciones de pobreza. De ahí que las nuevas generaciones no lo quieran concebir como medio de vida. 

MEDIDAS PROPUESTAS

En este estudio se establecen una serie de recomendaciones para los grandes actores de la cadena de producción. 

Entre ellas, establecer una obligación de transparencia y vigilancia de los salarios de los caficultores o garantizar la transparencia del origen de los cafés comerciales.

Otras propuestas consisten en ayudar a los productores apoyando su financiación y los modelos alternativos de producción de café orgánico, así como regular y fomentar estudios para conocer los ingresos, márgenes y la situación de deforestación de las zonas de cultivo. Todo ello con el fin de mantener la sostenibilidad de la producción del café.