La gamificación tiene grandes ventajas para el empleado

José Luis Gugel (The Key Talent)

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*José Luis Gugel es socio director en The Key Talent

Empleados motivados, clientes satisfechos. Las empresas han memorizado este mantra y cada día destinan más recursos dirigidos a mejorar la experiencia de sus colaboradores. Y es que los beneficios de una conexión más fluida entre empresa y plantilla se hacen notar muy pronto.

En este escenario, y con el objetivo de generar nuevas experiencias que nos ayuden a motivar, a enseñar o a implicar, las nuevas tecnologías se han convertido en el mejor aliado de cualquier compañía. Aunque, como es lógico, no todas las técnicas surten efecto…

Desde hace algún tiempo, se vienen realizando dinámicas de formación online y presenciales para sensibilizar en los nuevos entornos digitales y en las nuevas formas de trabajar. El principal escollo de estos formatos es que suelen tratarse de aprendizajes monótonos, que en muchas ocasiones se añaden a la jornada laboral de los colaboradores y que reportan un porcentaje de motivación muy bajo. Un proceso que inevitablemente ocasiona una ratio de abandono muy elevado en todos los implicados.

Para poner fin a este abandono, las empresas han empezado a utilizar técnicas de gamificación, que han mostrado resultados muy esperanzadores. De hecho, se han servido de estas metodologías logrando, además de frenar el abandono, potenciar la formación corporativa, el trabajo en equipo y la experiencia y seguridad de los trabajadores. Diversos estudios sobre su implantación destacan que es capaz de incrementar en un 30% el engagement (implicación) y la lealtad de los trabajadores para con la compañía. 

La gamificación, aplicada también a procesos de evaluación, permite recrear dinámicas inmersivas, en las que el sujeto se sumerge por completo, limitando cualquier prejuicio y concentrándose en actuar dentro del escenario propuesto, como si de la vida real se tratara. Un sistema que demuestra su éxito, porque el empleado en ningún momento siente que esté siendo evaluado o examinado, sino que vive una experiencia en la que deja atrás prejuicios y sesgos. Esto evita el sesgo de deseabilidad y permite que el sujeto evaluado puede ser él mismo, sin dobles lecturas. 

Utilizar mecánicas de juego para aprender se ha convertido en una herramienta muy útil para el trabajador, ya que, por su carácter activo y dinámico, es capaz de transformar la apatía del sujeto en compromiso y facilita la retención de conocimientos y el afán de superación. 

No solo es beneficiosa porque revela de una manera más nítida el potencial de cada uno. Estas técnicas se presentan además como una ayuda a un problema vital en las empresas: la felicidad de sus colaboradores. Según datos extraídos de un informe de Adecco, uno de cada cuatro empleados afirma no ser feliz en su trabajo. El estrés, la competitividad y la falta de motivación son inconvenientes cotidianos con los que la gamificación lucha, llegando al seno de los departamentos de recursos humanos como una solución de gran valor. 

Un recurso que está en una etapa más incipiente, pero que ha irrumpido en compañías de todos los tamaños con mucha fuerza. Tal es el impacto que está generando que, según Deloitte, se estima que el 25% de los procesos de las compañías la incorporen en los próximos años; además, el 70% de las empresas que conforman la ‘Global 2000 List’ ya emplea esta técnica en sus procesos de aprendizaje o evaluación. 

Es previsible que esta tendencia continúe al alza con el paso de los años, incorporando tecnología y ampliando su alcance a nuevas áreas de las empresas. Más aún, cuando las generaciones que ocuparán el grueso de la fuerza laboral en las próximas décadas serán nativas digitales, que conocen y manejan a la perfección estas dinámicas y les resultan algo natural.

En definitiva, un colaborador que se sienta valorado dentro de la empresa y que pueda salir de su monotonía diaria potenciando su creatividad siempre estará inclinado a dar más de sí mismo a su compañía y a sus clientes, haciendo cierta la máxima de ‘empleados motivados, clientes satisfechos.’