DEBATE EN EL CERCLE D¿ECONOMIA

Otra visión del 'procés'

'Política&Prosa' presenta su número dedicado a las consecuencias económicas del reto independentista, la tesis oficial está en discusión

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Eduardo López Alonso

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Mientras el discurso oficial del Govern mantiene con empeño la inexistencia de efectos negativos del procés independentista en la economía catalana, existe una amplia capa de intelectuales que pugnan por difundir la tesis contraria. La revista Política&Prosa presentó ayer en el Cercle d’Economia el número 7 de la publicación, dedicado a las consecuencias económicas del procés. El debate celebrado sirvió para evidenciar que la revolución de las sonrisas ha dejado un reguero de damnificados, tensión y heridas necesitadas de urgente bálsamo. 

La catedrática de economía Maria Antonia Monés, el economista Jordi Alberich y el presidente del consejo editorial de EL PERIÓDICO, Joan Tapia, dibujaron los argumentos del contrapunto. Para Alberich, la pérdida de pulso económico se ha reflejado en el «drama» del traslado de sedes a partir del 2017: «No se ha producido una caída radical en los indicadores económicos, pero todos van a la baja. Catalunya tiene aluminosis y habrá efectos a largo plazo». Destacó Alberich la importancia de Barcelona para capear la situación de inestabilidad por su capacidad de atracción de empresas tecnológicas (el soft power), en momentos en los que grandes empresas han dado la espalda a Catalunya. 

Para Monés, «las consecuencias pueden ir a peor». En su opinión, las estadísticas comparativas con Madrid son una evidencia de la situación preocupante y «si siguen las incertidumbres, Catalunya seguirá perdiendo peso económico».  Además, la sentencia del Supremo en el juicio a los presos por el procés, en el caso de ser especialmente dura, puede agravar la tensión.

Tapia, consideró que la independencia de Catalunya es actualmente «democráticamente imposible» por falta de apoyo suficiente en las urnas  y por un contexto político económico contrario a la creación de más estados en Europa. Como consecuencia de esa situación, opinó Tapia, «estamos perdiendo la oportunidad de influir en la política española».