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Energía renovable a contrarreloj

Lucha contra la contaminación. La UE impulsa una verdadera revolución industrial. En el 2050 el 100% de la energía que consumimos deberá ser de origen renovable. La energía solar, la eólica y la hidráulica pasarán a  ocupar el lugar del petróleo o las nucleares, tras inversiones millonarias. Los consumidores deberán cambiar sus hábitos. 

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Eduardo López Alonso

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La lucha contra el cambio climático y la irrupción de nuevas tecnologías va a introducir transformaciones equiparables a las de la primera revolución industrial. La forma de producir y consumir energía va a cambiar radicalmente en los próximos 10 años. Se dejará de depender del petróleo, del gas y del carbón para hacerlo del sol, del viento y del agua. Algunos cálculos apuntan a que el 20% del PIB español está en juego. Cambiará el sector energético, el de la automoción y el de la construcción (será necesario modificar la manera de construir). Las energías renovables suponen el 17,5% del total de la energía consumida en España. Ese porcentaje deberá pasar a ser el 32% en el 2030 y del 100% en el 2050. Queda mucho por hacer y los objetivos están marcados. 

Cinco expertos asistieron al Debate Más Periódico sobre energías renovables y coincidieron en que la apuesta política no se ha traducido todavía en un marco legal práctico que facilite la transición. Tras un Gobierno de Mariano Rajoy que ha supuesto "perder 10 años", el sector está convencido de que ha llegado el momento de transformación imprescindible para contribuir a atajar un cambio climático ya alarmante, con un alza de las emisiones de CO2 del 18% respecto de 1990. Pero existe el riesgo de que no se cumplan los objetivos marcados por la Unión Europea.

PROMOVER INVERSIONES Necesidad de un marco legal claro

Los participantes al debate organizado por EL PERIÓDICO: Pablo Alcaraz (gerente de regulación de Acciona); Joan Ramon Morante (jefe de área de materiales avanzados para la energía del Institut de Recerca de Energia de Catalunya); Joaquín Nieto (director de la oficina en España de la Organización Internacional del Trabajo, OIT); Fernando Ferrando (presidente de la Fundación Renovables); y Víctor Cusí (presidente de la Associació Eólica de Catalunya, Eoliccat) coinciden en exigir a las administraciones, con particular énfasis al Govern de Catalunya, que acelere las medidas para promover la instalación de nuevas infraestructuras energéticas respetuosas con el medio ambiente, como paso fundamental para la transformación que se avecina. "Para conseguir los objetivos necesitamos un campo de juego claro por parte de la Administración", explica Alcaraz. "Es una gran oportunidad económica que va a requerir inversiones millonarias, algunos apuntan a los 380.000 millones de euros hasta el 2050", añade el responsable de Acciona. Los objetivos marcados por la Administración requerirán que las energías producidas actualmente por centrales nucleares y por las basadas en energías fósiles como el gas o el carbón vayan a ser sustituidas. 

Según cálculos de Eoliccat, solo para cubrir la electricidad que generan dos de las tres centrales nucleares catalanas se deberían instalar 300 megavatios (mw) de capacidad solar y otros 300 de eólica cada año de aquí hasta el 2030. Y en Catalunya hay solo 1.200 mw instalados en renovables. "La paradoja es que llevamos seis años sin la instalación de plantas de generación de energías renovables en Catalunya y la situación no pinta bien", asegura Cusí.

CAMBIO IMPARABLE Avances tecnológicos y hábitos de consumo

La "paradoja" de anunciarse una transición que no se plasma en hechos todavía alarma al sector que debe protagonizar buena parte del cambio ante gigantes industriales, básicamente empresas relacionadas con el petróleo, el gas o el sector del automóvil, que quieren frenar a toda costa el ritmo de esta transición anunciada. Pero el cambio parece imparable. Para Fernando Ferrando, "la transposición de las directivas se hará, ya que en el 2025 la mitad del parque nuclear tendrá 40 años y tendrá que cubrirse esa generación con energías renovables. Y gran parte de las centrales de carbón deberán cerrarse al no cumplir la normativa anticontaminación". Como consecuencia de esos cierres, y especialmente por el cambio de los hábitos de consumo y de los avances tecnológicos el mundo energético tal y como se conoce actualmente se habrá transformado de manera rápida en solo cinco años y de forma completa en el 2050. "Lo que ahora es ciencia ficción será realidad en solo cinco años. Será posible comprar energía al vecino. Una de las funciones de tu coche eléctrico será que te lleve, pero el 90% del tiempo restante que esté parado será empleado para la gestión y la venta de energía".

OBJETIVO DIFÍCIL Tecnología madura y almacenamiento

"Quedan solo 11 años para el 2030 y si se tiene en cuenta la velocidad en la que en España tardan los proyectos en ponerse en marcha, difícilmente se conseguirán los objetivos", reconoce Joan Ramon Morante. Pese a ello, este experto opina que la ciencia ya ha aportado soluciones y lo seguirá haciendo, especialmente en el campo del almacenamiento de la energía. "Todas las transiciones que se han hecho a energías renovables al 100%, principalmente en islas, han tenido éxito y no han causado problemas de desabastecimiento", explica Morante. "Las energías renovables están muy maduras, su introducción podría ser inmediata pero el problema es político, regulatorio y económico; las compañías petroleras se resisten a perder", añade. 

INFRAESTRUCTURAS Venta de la energía no consumida

Al margen del contexto legal, los expertos reconocen que la palanca para el cambio se encuentra en las manos de los propios consumidores. Es lo que denominan la electrificación de la demanda, unida a la capacidad del consumidor de reducir su consumo y de vender sus excedentes. "La electricidad fotovoltaica ha reducido sus precios a una quinta parte y ha arrastrado a la eólica, se han reducido los costes de las baterías y se abre la posibilidad de que el consumidor venda también energía", explica Ferrando. Las tecnologías permiten paralelamente la existencia de aplicaciones para la gestión de esos tráficos energéticos. Como consecuencia de esas disrupciones las grandes compañías petroleras tienen dificultades para amortizar sus inversiones: "La verdadera revolución no es tecnológica, es política y de devaluación de muchos de los activos que ahora están en el mercado", opina Ferrando. "La tecnología 'blockchain' va a contribuir a ese cambio. En cinco años, las instalaciones actuales que requieren 70 años para amortizarse no tendrán sentido, pasarán a ser activos ficticios". Actualmente, los recibos que pagan los consumidores incluyen los costes de retornos de inversiones hechas en el pasado más que por el servicio. Si eso cambia, tras un dibujo fiscal diferente, las nuevas compañías energéticas basadas en el consumo y no cuotas de conexión cambiarán el panorama completamente. 

EMPLEO Una transición socialmente justa

Desde un punto de vista laboral, la transición energética supondrá cambios que Joaquín Nieto describe como de "cambio de época". "Sectores enteros van a desaparecer, empresas van a desaparecer, oficios van a desaparecer. Pero los estudios de la OIT indican que se crearán no menos de 24 millones de nuevos empleos en el mundo y que se perderán seis millones. El saldo será positivo". Y en ese cambio, España y Catalunya tienen medios naturales suficientes para reducir su dependencia del exterior. Para Nieto, el cambio es social y debe hacerse de una manera "socialmente justa", con soluciones adecuadas para todos los trabajadores y territorios afectados. "El número de empleos relacionados con las energías renovables se duplicará en España", afirma. Placas solares en todos los edificios dibujarán la nueva apariencia de las urbes.

POLÍTICA ENERGÉTICA Nueva oportunidad tras 10 años perdidos

Los expertos dicen que aunque España perdió buena parte de su potencial industrial en los últimos años tras políticas energéticas erróneas tiene ahora la oportunidad de reengancharse a una revolución que permitirá reducir dependencias. En caso contrario, se deberá suplicar el alargamiento de la vida útil de las nucleares o revitalizar las interconexiones con Francia. "Y ese escenario sería catastrófico", coinciden los expertos en energías renovables.

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