¿Por qué las mujeres lo tienen más difícil a la hora de financiar su startup?

Sólo un 3% del capital semilla se dirige a compañías lideradas por talento femenino

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Ana García Moreno

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Hace 85 años, un día como hoy, las mujeres españolas votaron por primera vez en la historia de España. Y el destino ha querido que, precisamente, un 19 de noviembre se celebre a nivel internacional el Día de la Mujer Emprendedora. Un colectivo que poco a poco va creciendo en nuestro país. Según el último Mapa del Emprendimiento de South Summit, el porcentaje de fundadoras de startups ha crecido un 4% con respecto a 2017, alcanzando el 22% del total de la población emprendedora.

Sin embargo, si hace 85 años Clara Campoamor luchó por el sufragio femenino, hoy las mujeres emprendedoras de base tecnológica pelean, entre otras cosas, por la financiación para sus negocios. Y es que ellas lo tienen más difícil que ellos a la hora de conseguir el dinero necesario para lanzar su startup.

De hecho, según datos de Women Who Tech, entidad que potencia la presencia femenina en este ecosistema, el 86% de los negocios que arrancan con capital riesgo tiene cero mujeres en posiciones de responsabilidad y sólo el 3% se dirige a compañías con consejeras delegadas.

¿A qué se debe esta desigualdad? Muchos inversores lo achacan a que no tienen un porfolio suficientemente diverso y, por lo tanto, no encuentran startups lideradas por mujeres para invertir. Otro motivo es que “la inversión implica confianza, y entrar en ese círculo en el mundo financiero, que es mayoritariamente masculino, requiere más esfuerzo para una mujer”, cuenta Patricia Casado, creadora de #SoyInversora, un programa de la plataforma Socios Inversores, que busca crear una comunidad de mujeres interesadas en el mundo de la inversión. Por eso mismo, tal y como asegura Allyson Kapin, fundadora de Women Who Tech, “no es sorprendente ver que la mayoría de fondos de financiación se destinan a hombres blancos”.

Camino a la igualdad

Para cambiar esto, desde esta misma organización explican que el capital riesgo debe ser más intencional a la hora de abrir sus puertas y establecer redes con empresas lideradas por mujeres.

Un consejo que empieza a tenerse en cuenta: “El inversor es cada vez más consciente de que los resultados de una empresa liderada por un equipo diverso en género, edad o experiencia son siempre mejores”, explica Casado. Y precisamente por eso, “tienden a invertir cada vez más en equipos compuestos por perfiles diversos que se complementan y que tienen una visión más amplia”.

Este trabajo de concienciación debe aplicarse también a las propias emprendedoras. “Necesitan ser más agresivas en las reuniones con los inversores, porque algunas no están pidiendo suficiente dinero para alcanzar el éxito, lo que puede llevar a que el inversor piense que el negocio no sobrevivirá”, afirma Kapin.

Mejores resultados

Pese a todo, las startups lideradas por mujeres obtienen mejores resultados: Su ROI (Retorno sobre la inversión) y su beneficio son, respectivamente, un 35% y un 12% más alto, frente a las compañías dirigidas exclusivamente por hombres. “Las emprendedoras tienden a trabajar con mucho menos capital y recursos, por eso deben ser más austeras y más eficientes en cuanto a capital”, cuenta Kapin. Además, su tasa de fracaso es menor (22% frente al 52% de proyectos liderados por hombres, según el Mapa del Emprendimiento 2018).

Entonces, ¿por qué lanzan menos startups? La principal barrera es la educación. Así lo confirma Olga Santos, socia cofundadora de WA4STEAM, una asociación de mujeres business angels que sólo financia proyectos liderados por mujeres en el área STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arquitectura y arte y matemáticas). Y es que aunque las startups se engloban en el ámbito de la tecnología, todavía las mujeres siguen ocupando un espacio minoritario en las carreras técnicas.

Entre los motivos, Santos destaca factores como el entorno en el que las niñas se educan y los valores que reciben, las expectativas de los padres o la falta de role models femeninos.

Una situación que se pretende revertir fomentando la participación de las mujeres en el ámbito de la inversión y también del emprendimiento. Trabajando en esa línea, quizá no hará falta esperar a que pasen otros 85 años para celebrar una nueva victoria feminista.