Empleo

La precariedad sale a la calle en Barcelona

Las Kellys anuncian su primera sección sindical el mismo día que los 'riders' de Glovo se manifiestan en el centro de la capital catalana

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Gabriel Ubieto

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Dos de las caras que simbolizan las condiciones de precariedad en las que parte de los trabajadores del mercado laboral español se mueven actualmente han salido a las calles de Barcelona a manifestarse. Una de ellas ha sido la de las camareras de piso o mejor conocidas como Las Kellys; la otra, los controvertidos autónomos de la empresa de reparto a domicilio Glovo.

Las Kellys, una de las organizaciones en defensa de los derechos laborales de las camareras de piso de los hoteles, han presentado su primera sección sindical. Desde el pasado 8 de septiembre están constituidas como sindicato y el jueves registraron una división sindical en el hotel Hilton de Barcelona. "Estamos muy orgullosas", ha afirmado su portavoz, Vania Arana.

La presentación de la primera sección sindical de Las Kellys ha tenido lugar con el edificio del hotel Hilton de Barcelona a sus espaldas, la empresa donde algunas de las fundadoras del hoy sindicato trabajan desde antes de agruparse como asociación. Su principal motivo de protesta es la precariedad que generalmente se deriva cuando no son contratadas directamente por el hotel donde prestan servicio, sino subcontratadas a través de una empresa multiservicio. Ello provoca que no se les aplique el convenio del sector y sus condiciones sean, por lo general, peores. "Es un primer paso, ahora empezaremos a trabajar para tener presencia sindical en el resto de hoteles de la ciudad", ha recalcado Arana.

La casualidad ha querido que el mismo día que Las Kellys han presentado oficialmente su primera sección sindical el Ministerio de Trabajo oficializara un anuncio realizado el pasado 30 de agosto: las mutuas deberán reconocer como enfermedades profesionales muchas de las dolencias relacionadas con su oficio. Una reivindicación histórica del colectivo, que han celebrado.

Los 'Glovers' protestan

Pocas horas después de que Las Kellys oficializarán su primer destacamento sindical, centenares de repartidores de la empresa de reparto a domicilio Glovo se concentraban en la plaza Letamendi de Barcelona. El amarillo de sus mochilas de reparto, junto a alguna azulada de Deliveroo o verde de Uber Eats, ha teñido el centro de Barcelona y ha descendido en columna a lomos de sus bicis o motocicletas hasta la facha del edificio de Correos de Via Laietana.

Los timbres y bocinas de sus vehículos han sido la banda sonora de una protesta para reivindicar mejores condiciones laborales. Dicha protesta ha tenido lugar tras conocerse el miércoles la primera sentencia de un juez español que considera que los repartidores de Glovo no son falsos autónomos, sino que su relación es propia de trabajadores por cuenta propia. Hasta ahora, la Inspección de Trabajo de Zaragoza, el único organismo que había fallado hasta entonces sobre el modelo laboral específico de Glovo, había considerado que debían ser trabajadores asalariados.

La sentencia ha sido la mecha de la protesta para algunos, aunque no todos quieren que Glovo les haga un contrato. "Yo he trabajado durante muchos años como camarero y ya me gusta organizarme mi tiempo", afirma Óscar. Otros, como Josep, sí querrían un contrato, por la "seguridad" que este considera que le brindaría.

No obstante, todos exigen mejoras laborales, como incrementos en las remuneraciones por pedido, entre otros. "Glovo cobra más a sus clientes si piden por la noche, pero a nosotros no nos paga un plus por nocturnidad. Y trabajar a esas horas tiene mayores riesgos", se queja Roger, mostrando una cicatriz reciente bajo el ojo derecho.