NUEVO MARCO COMERCIAL

La presión de la izquierda paraliza el voto sobre el TTIP

Las discrepancias entre los grandes grupos obligan a la Eurocámara a frenar el texto

Activistas con carteles contra el TTIP en una protesta en Múnich

Activistas con carteles contra el TTIP en una protesta en Múnich

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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El pleno del Parlamento Europeo debía posicionarse este miércoles sobre las negociaciones del Tratado Trasatlántico de Libre Comercio (TTIP en sus siglas en inglés) que negocian desde hace año y medio Bruselas y Washington. Sin embargo, la presión de la izquierda y la división entre los grandes grupos políticos hicieron que la Eurocámara aplazaraEurocámara ayer el voto de la resolución de forma indefinida y devolviera el debate a la comisión de comercio internacional para tratar de desencallar un dossier clave en esta legislatura. Y es que, aunque las recomendaciones no son vinculantes, sí son políticamente importantes ya que cualquier acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU), antes de entrar en vigor, tendrá que ser avalado por los eurodiputados.

Como telón de fondo ante este fracaso negociador de la gran coalición de populares y socialistas que gobierna las instituciones europeas desde el año pasado, hay dos posturas a años luz. Por una parte, los populares, los conservadores británicos y los liberales que defienden un acuerdo en el que ven la solución a problemas del viejo continente como el elevado paro o la falta de crecimiento. Todos ellos admiten que es necesario «modificar» y «modernizar» el polémico y contestado mecanismo de arbitraje, pero parten del principio de que las propuestas anunciadas por la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, a finales de mayo de avanzar hacia una corte de arbitraje permanente son una buena base para empezar.

DERECHOS SOCIALES

Al otro lado, verdes, izquierda europea y algunas delegaciones de los euroescépticos del EFDD como la italiana que lidera Beppe Grillo, que reniegan del TTIP y para quienes este pacto significará más pobreza, un ataque a los derechos sociales y laborales y un sistema de justicia paralelo que hará que grandes multinacionales e inversores puedan poner en tela de juicio las reglas dictadas por los Estados miembros a través de arbitrajes privados (ISDS en inglés). En medio, los socialistas europeos, con grandes discrepancias internas, partidarios de negociar un acuerdo comercial con Washington, pero contrarios a dejar la puerta abierta en el texto a incluir un sistema privado de arbitraje para dirimir diferencias entre inversores y estados.

"El desmadre es total", resumía ayer un buen conocedor de la Eurocámara sobre este dossier poco antes de que el presidente Martin Schulz propusiera aplazar el voto escudándose en el centenar largo de enmiendas -el reglamento permite devolver el texto a comisión si se presentan más de 50- introducidas a última hora.

ARBITRAJE POLÉMICO

El texto fue aprobado en comisión parlamentaria el pasado 28 de mayo con el apoyo de los cuatro grandes grupos: populares, socialistas, conservadores británicos y liberales. Desde entonces la presión de la izquierda ha ido creciendo. Tanto, que el ponente del informe, el socialista alemán Bern Langue, pese a su pacto anterior se veía obligado a introducir una enmienda -que había retirado durante la negociación previa- pidiendo la exclusión explícita del sistema de arbitraje privado. Sin punto de encuentro con los populares, las negociaciones encallaban a media tarde.

"Estábamos dispuestos a votar y luchar por una resolución que respondiera a nuestros principios democráticos, con una fuerte protección para los derechos de los trabajadores, los servicios públicos y los estándares medioambientales. Continuaremos hablando con todos los grupos políticos", aseguró ayer Langue.

A quien no encontrarán enfrente, tal y como volvieron a corroborar ayer, fueron a los verdes y a la izquierda europea. "La gran coalición estaba ahora unida y blindada en apoyo al TTIP. Hemos abierto una grieta", valoraba el eurodiputado de ICVErnest Urtasun, satisfecho con el resultado porque debilita a la gran coalición y da fuerza a quienes piden la paralización de las negociaciones comerciales con EEUU.

"La movilización funciona, ha sido la gran triunfadora", añadió la izquierdista gallega Lidia Senra criticando la excusa de las enmiendas. "Tienen miedo. Están muy nerviosos y han utilizado las reglas de la cámara de forma torticera al ver que hay cada vez más oposición", opinó Marina Albiol, de IU. "Lo que toca dadas las circunstancias es que la UE suspenda de inmediato las negociaciones. Si no hay control democrático no tiene sentido que sigan", reclamó Pablo Iglesias.