RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA
El otro beneficio de Inditex
Leticia tiene 38 años y ha conseguido recuperar una faceta muy importante de su vida. Desde ayer trabaja en la tienda que la marca Oysho, del grupo Inditex, ha abierto en Palafolls (Maresme). Hace años trabajó en otras empresas, siempre de cara al público, pero después pasó una larga temporada sin hacer nada. «Estaba todo el día en casa y me sentía muy deprimida, pero ahora mi vida ha dado un cambio. No soy la misma persona», afirma.
Leticia sufre una dolencia a la que no le quiere poner nombre y que tampoco se identifica a simple vista. Es muy amable y tiene mucha paciencia con el periodista entrometido que la entrevista. Su mal está catalogado como un trastorno mental severo (TMS). Aunque tiene derecho a una pensión, porque sufre un 65% de discapacidad, prefiere trabajar. «Estás más distraída y a mí me gusta mucho lo que hago», afirma la dependienta, que forma parte de un equipo de seis empleadas que están en sus mismas condiciones, más dos monitoras.
La calle Major de Palafolls se empieza a conocer como la calle de Inditex. Con la tienda de ayer, el grupo que fundó Amancio Ortega ha abierto tres establecimientos enmarcados en el proyecto de integración sociolaboral For & From, junto con la Fundació Molí d'en Puigvert. El primero, de Massimo Dutti, se inauguró en el 2002. El segundo, un Bershka, abrió seis años más tarde. Todas las tiendas venden prendas rebajadas de otras temporadas.
Inditex ha abierto en total siete outlets dentro del programa For & From, repartidos en Catalunya, Galicia y la Comunidad Valenciana. La textil colabora con fundaciones locales, que aportan los trabajadores, mientras que Inditex se hace cargo de la puesta en marcha del local y del asesoramiento comercial. «El beneficio va íntegro a las asociaciones», remarca Félix Poza, responsable de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de Inditex, informa Sonia Gutiérrez. Todas tienen «superávit comercial, se autofinancian y crean valor», añade. En el 2012, su facturación osciló entre 135.000 y 909.000 euros.
Para la Fundació Molí d'en Puigvert las tiendas representan un 60% de sus ingresos, aunque su gerente, Miquel Àngel Ruiz, destaca que el beneficio es mucho más que económico: la integración de las personas con enfermedad mental «ayuda de forma significativa al proceso de curación», afirma.
El alcalde de Palafolls, Valentí Agustí (PSC), es psiquiatra y ha tenido mucho que ver en el proyecto. «Con la llegada de la democracia se cerraron los manicomios, pero muchas familias siguieron escondiendo en casa a los discapacitados, y ellos también se merecen una vida digna», exclama.
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