Cerco judicial a la banca

Diamond echa la culpa del fraude de Barclays a sus empleados

Diamond, ayer, durante su comparecencia ante el Comité del Tesoro de la Cámara de los Comunes.

Diamond, ayer, durante su comparecencia ante el Comité del Tesoro de la Cámara de los Comunes.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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Bob Diamond se ha marchado del Barclays sin asumir su culpa y luchando por llevarse una indemnización de 22 millones de libras (27,3 millones de euros). El que era máximo responsable de la entidad, el hombre en el centro del escándalo de las manipulaciones de los tipos de interés interbancarios, demostró ayer una ignorancia pasmosa.

En la comparecencia ante el Comité del Tesoro de la Cámara de los Comunes, Diamond aseguró no haber conocido la amplitud de las alteraciones fraudulentas en Barclays hasta este mes. Cuando leyó los correos intercambiados por los empleados en los que revelaban lo que estaban haciendo, dijo haberse sentido «físicamente enfermo».

La explicación resulta aún más increíble, después de que el propio Diamond reconociera haber estado preocupado por la posible manipulación de los índices por parte de bancos rivales. El directivo defenestrado achacó el engaño a 14 empleados, que actuaron por su cuenta, y no a una estrategia habitual de la entidad para aumentar beneficios. Lo ocurrido, señaló, «es censurable» y «habrá consecuencias penales para alguna gente de Barclays».

MOLESTO Y ENFADADO / Pero Diamond, que dijo «lamentar lo ocurrido» y estar «molesto y enfadado», no asumió ninguna responsabilidad directa en el escándalo. «Yo era responsable... pero eso es diferente a ser culpable personalmente», aclaró.

Contrariamente a lo que se había sugerido desde el propio Barclays, Diamond negó que el Banco de Inglaterra o el gobierno laborista, en el otoño del 2008, en plena crisis crediticia, le hubieran alentado a bajar el líbor (los tipos de interés en el mercado interbancario de Londres). Al menos él no tuvo esa impresión. Sí en cambio, le preocupó, que el gobierno pensara que Barclays tenía problemas de capitalización. Las estimaciones altas del líbor así podían darlo a entender y las autoridades podían decidir nacionalizar el banco. Esa fue la conclusión que sacó de la conversación que mantuvo el 28 de octubre de aquel año con el gobernador adjunto del Banco de Inglaterra, Paul Tucker.

Diamond insistió en que Barclays tomó las medidas adecuadas, cuando supo que se producían manipulaciones. «Tan pronto como reconocimos (el problema), hace tres años, dijimos, «vayamos hasta el fondo», aseguró en su comparecencia.

El lunes decidió presentar su renuncia al comprobar que había perdido la confianza de los reguladores de la City, explicó. «Mi decisión, fue la buena decisión para Barclays». Y es que en numerosas ocasiones dijo «amar» a la entidad, e insistió en que trataba de preservar su imagen.

Al terminó de la sesión, un grupo de manifestantes esperaban a Diamond con botellas vacías de champán Bolliger en la mano. Con ayuda del chofer, el banquero multimillonario, pudo entrar en la limusina y huir de quienes le increpaban.