El tejido productivo

Los sindicatos paran la industria gracias a su peso en el sector

Uno de los piquetes sindicales instalados en una de las puertas de la fábrica de Seat en Martorell, ayer.

Uno de los piquetes sindicales instalados en una de las puertas de la fábrica de Seat en Martorell, ayer.

ANTONI FUENTES
BARCELONA

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Los polígonos industriales parecían ayer páramos. La falta de camiones circulando era un síntoma de que las fábricas estaban paralizadas. Los sindicatos CCOO, UGT, USOC y CGT exprimieron al máximo su fuerte presencia en el sector para cosechar el mayor éxito en la huelga general de ayer. En el conjunto de España, la patronal Confemetal cifró el seguimiento en el 50%, aunque admitió un 70% de huelguistas en la provincia de Barcelona.

La industria respondió a las expectativas de los sindicatos, que cuantificaron el respaldo de la movilización en un 95% en la industria catalana. Una buena parte de los efectivos sindicales del sector participaron en los piquetes distribuidos por los polígonos. Los de la Zona Franca de Barcelona y Can Amat en Martorell son los que registraron más presencia de activistas.

Además de paralizar Nissan y Seat, los sindicalistas llevaron a cabo rondas por las plantas de sus proveedores y de otras empresas. «Los piquetes han tenido que acudir a alguna fábrica a petición de sus trabajadores por las presiones de la compañía en contra de la huelga», aseguró Matías Carnero, dirigente de UGT en Seat y miembro de la dirección de la central en Catalunya.

En el principal acceso a Seat, el máximo dirigente de CCOO en la empresa, David Matellán, destacaba la normalidad de la jornada gracias al trabajo realizado en las asambleas previas. «Nadie ha intentado entrar en la fábrica, en la que hay un nivel de afiliación que llega al 90%», destacó. Los activistas apostados en las puertas de la planta pedían a los trabajadores que querían entrar el justificante de que estaban afectados por los servicios mínimos.

En el mismo polígono, el líder de CGT en Catalunya, Bruno Valtueña, y el dirigente de la central en Seat Diego Rejón participaban en un piquete que consiguió cerrar el centro comercial Montserrat.

En la Zona Franca de Barcelona, los piquetes alternaban el bloqueo de la entrada en algunas fábricas y algunas marchas por las calles seguidos de cerca por los Mossos d'Esquadra. Algunos camiones fueron víctimas de los sindicalistas, con pintadas y ruedas pinchadas, según comprobó este diario. Los pocos empleados que entraron a sus empresas tuvieron que sufrir los abucheos de sus compañeros.

PARO EN LLEIDA, TARRGONA Y GIRONA / El presidente de la Unión Patronal Metalúrgica (UPM), Antoni Marsal, criticó la presencia de piquetes «violentos y no solo informativos» que han impedido el acceso a las fábricas y «ejerciendo acciones intimidatorias» que han hecho que muchos trabajadores se hayan quedado fuera. El apoyo a la huelga en Catalunya fue del 65% en las grandes empresas y del 35% en las pymes, según UPM. «Tenemos la sensación -añadió- de que el seguimiento de la huelga ha sido, de manera bastante generalizada, forzado».

En Lleida, las principales empresas agroalimentarias y del metal también pararon y en algunas se han llegado a acuerdos para recuperar la producción sin descuentos en las nóminas, informa Rosa Matas. En Tarragona, la actuación de medio centenar de piquetes tuvo una influencia determinante en la práctica paralización de la industria petroquímica, al igual que en los polígonos de Reus, Valls y Montblanc, informa Rafa Morales. En Girona, la mayoría de las plantillas de grandes empresas secundaron la huelga y se cortó la N-2 dos horas en El Pertús, informa Ferran Cosculluela.