ESCRITORES QUE SE AUTOEDITAN

Javier Jorge: vocación superventas

Su novela 'La última raya', ha vendido 5.000 ejemplares gracias al boca a boca y las redes sociales. Y tiene aún mucho camino por recorrer

Javier Jorge

Javier Jorge / periodico

IMMA MUÑOZ / Barcelona

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"Si no luchas por tus sueños, alguien te va a contratar para que le ayudes a cumplir los suyos". La frase es del 'coach' americano Tony Gaskins, pero quien la pronuncia es Javier Jorge (Badalona, 1976), que se la ha tatuado en el alma y la aplica en todos los ámbitos de su vida. "Un día decidí que no quería ser anónimo, ir a cubrir puestos vacantes, que quería ser Javier Jorge y vivir de lo que yo creo", proclama. Anónimo, anónimo tampoco era: Javier Jorge fue reportero durante muchos años en 'Aquí hay tomate', el programa que revolucionó la prensa del corazón, y su rostro y su nombre se colaban todos los días en más de tres millones y medio de hogares españoles. Cuando en 2008 acabó el programa, siguió trabajando como guionista en televisión, pero dejó de disfrutar con lo que hacía y dio un giro a su vida: cambió Madrid por su Badalona natal y se volcó en convertir en un éxito la novela que había ido pergeñando durante esos años de torbellino mediático.

"Empecé a escribir en 2003. Las cosas que me pasaban, que me contaban, que imaginaba... escritos inconexos. Empecé a pensar que tal vez podría formarme para ser capaz de convertir todo aquello en una historia acabada, y me puse a leer libros de técnica narrativa. Seguí escribiendo y reescribiendo con lo que iba aprendiendo, y destripé varios 'best-sellers' para saber por qué lo eran. Yo quiero escribir best-sellers, lo tengo muy claro. Y conseguí acabar algo que al principio me veía incapaz de hacer”, explica. Ese algo es La última raya, una novela plagada de sexo y drogas y amor y desamor y frustraciones y miedo que, de boca en boca, ha vendido, desde abril de 2010, casi 5.000 ejemplares.

Montones de negativas

"Fueron dos amigos quienes me animaron a autoeditarme. Cuando vivía en Madrid, llevé el libro a todas las editoriales. Tengo montones de cartas con negativas. Una se interesó, Lengua de Trapo, pero en 2009 empezaba a golpear la crisis, y me dijeron que tendría que esperar. Y yo ya no esperaba más. Entonces estos dos amigos, Jordi y Miguel, que tienen una imprenta en Barcelona, me dijeron que podía empezar imprimiendo 1.000 ejemplares. Yo pensé '¿cómo no voy a vender 1.000 ejemplares, cómo no va a haber 1.000 personas interesadas en invertir 15 euros en una historia con la que tanta gente se puede sentir identificada?'. Y me lancé. Aprovechando los contactos que tenía, organicé una fiesta en la discoteca Titus, de Badalona, uno de los escenarios de la novela, antes de su lanzamiento. Creé expectación y agoté los 1.000 primeros ejemplares, e imprimí 1.000 más y los vendí, y otros 1.000...". Y así vio que podía hacer realidad su anhelo de que el libro llegara a mucha gente sin contar con una editorial.

"¿Qué me puede ofrecer? Me niego a perder la libertad de hacer las cosas como yo quiero y que a los cuatro meses llegue otro libro y arrinconen el mío porque ya es viejo. De este modo, yo lo controlo todo y vuelco todas mis energías en su promoción. Sin fecha de caducidad, porque para muchísima gente mi libro aún no existe, y existirá mañana, o dentro de un mes, o dentro de un año. 'La última raya' es una novela que mucha gente tiene que conocer todavía", dice con un entusiasmo contagioso. Para ello, ahora está preparando, junto con Kenia Pérez, su compañera de vida y de aventura empresarial, un 'tour' por varias librerías de España que le han pedido que vaya a presentarlo y a firmar ejemplares.

Javier y Kenia viven consagrados a la difusión del libro. Ellos se encargan de hacerlo llegar a las librerías, de gestionar las redes sociales para que se hable de él, de atender una tienda on-line que lo hace llegar a cualquier lugar donde lo soliciten. Solo han contado con dos distribuidoras para lograr colocar el libro en puntos como El Corte Inglés, Fnac y Casa del Llibre, inaccesibles por otra vía. También gestionan la venta en las plataformas digitales, donde han despachado más de 2.000 ejemplares, que se suman a los vendidos en papel.

Piratería y redes sociales

"Y eso que por cada libro que vendo en soporte digital, me roban cinco", lamenta. Se queja de la piratería, aunque prefiere aplicar el pragmatismo a la indignación. "No puedo luchar contra ella, así que intento sacar lo que pueda de los que me piratean: ellos se quedan con mi trabajo y mi esfuerzo, pero yo me quedo con su energía. Hago que hablen de mi libro en Twitter, por ejemplo, lo que a la larga me reporta ventas. Lo mismo hago con las críticas malas, las que dicen que es solo una novela de sexo y drogas con un lenguaje vulgar: todas las retuiteo porque sé que, al hacerlo, los admiradores del libro van a saltar. La historia de 'La última raya' sería muy distinta sin las redes sociales".

A través de ellas muchos han podido leer gratuitamente el primer capítulo. "Eso ha funcionado muy bien, porque engancha muchísimo. Es una novela que te coge y no te suelta", dice con orgullo. El secreto, explica, está en el ritmo. "Aprendí lo importante que es trabajando en el Tomate. Tienes que agarrar al espectador y no soltarlo en una hora y media, tienes que lograr que no haya un segundo en el que se te despiste. Y eso es algo que trabajé mucho con la novela: que no hubiera ni una línea vacía. Eso es lo que hace que le guste a gente que jamás lee".

También lo reconocible de sus personajes y situaciones y su estilo directo, atrevido y sin complejos. Bukowski es un autor al que Javier Jorge cita varias veces en su discurso, a pesar de que, asegura, comparte el fondo de lo que escribe pero no la forma. "Demasiado descriptivo, contemplativo, sin ritmo –dice–. De hecho, he escrito 'La última raya' sin ningún referente: es el libro que a mí me gustaría haber leído y que nunca encontré".

Su sueño va camino de cumplirse. Por ahora, ha conseguido hacer realidad la primera parte: vivir de lo que él crea. Y no le faltan ni fe ni energía para lograr también la segunda: hacer de su libro un verdadero superventas.