SEVILLA-BARÇA (DOMINGO, 21.00 H)

El último partido de Xavi: recibido como un mesías, despedido a cámara lenta ante la llegada de Flick

Laporta comunica a Xavi su despido del Barça

Laporta acelera por Hansi Flick, la vía alemana que tanto ansiaba

Días finales para un Xavi desconcertado con Laporta

Xavi promete recuperar al Barça más laureado (noviembre 2021)

Xavi, el 8 de noviembre de 2021 cuando fue presentado en el Camp Nou como nuevo entrenador del Barça.

Xavi, el 8 de noviembre de 2021 cuando fue presentado en el Camp Nou como nuevo entrenador del Barça. / Albert Gea / Reuters

Marcos López

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Llegó a lo grande, presentado en el Camp Nou, con las puertas abiertas, distinción que no se recuerda para ningún otro entrenador. "Es un día que marcará la historia del club”, pregonó eufórico Joan Laporta, el presidente que le acompañaba desde el césped ante 9.422 espectadores (cifra oficial facilitaba por el Barça) que no veían a Xavi Hernández como el nuevo entrenador, el sucesor de Koeman, sino como el mesías que iba a sacar al equipo del pozo (era noveno en la Liga) y a la entidad de la depresión pos Messi.

De aquella presentación galáctica (8 noviembre 2021), nunca vista para un técnico, al estruendoso silencio que ya sabe de su despido tras una tensa y nreve reunión. No entendía nada Xavi, que ha tenido una una etapa de dos años y seis meses en el banquillo. Inminente porque Hansi Flick ya está preparado para firmar a partir del lunes su nuevo contrato como entrenador del Barça. A Xavi, entretanto, nadie le dice nada. Hasta que el viernes al mediodía le informaron de la destitución.

Dos años y seis meses, una eternidad en el Barça, un club cada vez más inestable e imprevisible. En el camino, y a pesar de ganar una Liga y una Supercopa, Xavi se ha marchitado de tal manera que ni haber sido ratificado hace apenas 31 días -el pacto del sushi- le ha servido para asomarse este domingo a Sevilla con garantías de seguir. Es ya, oficialmente, su último partido en el banquillo del Barça, mientras Flick hace las maletas para instalarse en Barcelona, dispuesto a firmar la próxima semana un contrato por dos años colmando así los deseos de Laporta de apostar por la vía alemana.

Xavi y Laporta en la presentación del nuevo entrenador del Barça el 8 de noviembre de 2021.

Xavi y Laporta en la presentación del nuevo entrenador del Barça el 8 de noviembre de 2021. / Alejandro García / Efe

Aquel imponente ruido del viejo Camp Nou traía, en realidad, un aire de unanimidad tampoco vista recientemente en los últimos entrenadores que han pasado por el club. Fue recibido como si fuera una estrella. En la figura de aquel ilusionado Xavi se encarnaba un paseo por la historia -es el jugador que más veces ha vestido la camiseta del primer equipo-, al tiempo que se viajaba hacia el futuro, consciente el club de que le podía devolver los tiempos de éxito.

Del entusiasmo al recelo

En aquel Xavi, que se paseaba agarrado a Laporta, cantando incluso el himno desde la hierba, se depositaban millones de esperanzas para recuperar urgentemente los rasgos característicos del Barca.

"He visto a la gente más entusiasmada que nunca. Es una presentación sin precedentes para un entrenador”, exclamó el dirigente, sin saber entonces que esa relación basada más en lo emocional que en lo futbolístico se iba a quebrar antes de lo previsto.

Xavi, y toda su familia, junto a Laporta en su presentación el 8 de noviembre como nuevo entrenador del Barça.

Xavi, y toda su familia, junto a Laporta en su presentación el 8 de noviembre como nuevo entrenador del Barça. / Alejandro García / Efe

Y la ruptura ha sido de tal nivel que ese mismo Laporta que lo achuchaba y comía a abrazos ha esquivado a Xavi en los últimos días, dejándolo caer con un despido a cámara lenta. Días de silencio institucional -nadie ha salido a defenderle, nadie es nadie, ni Deco, el director deportivo, ni Rafa Yuste, el vicepresidente deportivo, ni, por supuesto, el propio Laporta- en los que se ha ido enterando por la prensa de lo que se le viene encima. Hasta que este viernes le dijo que el divorcio ya era definitivo.

Sea Hansi Flick o quien sea. Ya lo sabe. Y así, en medio de una profunda desconfianza con la gente que le había entregado el equipo y el club, ha preparado el técnico su visita este domingo a Sevilla para librar el último partido de una Liga que se le fue demasiado pronto de las manos.

La tercera leyenda en caer

Ya da por supuesto, a la espera de la confirmación oficial, de que sea también su último partido en el banquillo azulgrana, a pesar de que tiene contrato hasta 2026 y estaba ratificado desde el pasado 24 de abril.

Pero las palabras tienen poco valor en un club tan volcánico como el Barça que vive al día, diríase que al minuto y casi al segundo, por lo que tritura leyendas con tanta naturalidad (Messi, Koeman y Xavi son los últimos ejemplos) que no da ni tiempo a digerirlo. 

Xavi Hernández pensativo en la banda de Montjuic.

Xavi Hernández pensativo en la banda de Montjuic. / JORDI COTRINA

Aquella ola de entusiasmo no se ha sostenido en los peores momentos, donde ha gobernado más el recelo y los desencuentros, rotos, además, todos los puentes de diálogo entre presidente y entrenador. Incluso el de Alejandro Echevarría, la persona que no tiene cargo alguno en el club, pero que resultó decisiva para que se sentara en el banquillo en noviembre de 2021.

Ni rastro queda de aquel amor -más artificial que auténtico- ni del equipo que recibió entonces Xavi. Un once inicial que ganó al Espanyol (1-0, gol de Memphis) de penalti donde solo han sobrevivido cuatro jugadores (Ter Stegen, De Jong y Gavi fueron titulares; Araujo, no), aunque dos de ellos están ahora lesionados en la enfermería.

Era un Barça de entreguerras, antes de la primera inversión invernal (55 millones por Ferran Torres, Aubameyang, Adama Traeré y Alves) y la ejecución de las palancas en el verano 2022 con un desembolso de 153 millones que abrieron el camino hacia la Supercopa y luego a la Liga, una Liga que se ha evaporado en pocos meses.

Aquel Xavi ambicioso y unido con Laporta, que se extendía en sus explicaciones en las ruedas de prensa, se ha ido también difuminando hasta el día en que retrató una realidad (15 de mayo) anunciando al culé que el Barça no podría competir con Madrid ni con los grandes clubs europeos. Ahí se quebró todo con el presidente.

La involución del equipo

Pero no es el factor que desencadenará su adiós. El verdadero motivo que sostienen Laporta y Deco es que el equipo, pese a los refuerzos, no avanza ni mejora. Y así, asumiendo que es el final, sin tener respuestas a lo que le ha pasado.

Xavi observa a Lewandowski en Montjuic

Xavi observa a Lewandowski en Montjuic / JORDI COTRINA

Tras el Almería-Barça (0-2), la noche en la que Laporta y Deco no le acompañaron, apenas estuvo seis minutos y medio. La más corta de su historia. En la previa ante el Rayo, cuando se supo que el presidente ya no quiso reunirse con él, estuvo 10 minutos y medio. Y tras el triunfo contra el equipo Vallecano (3-0), nueve minutos y medio.

No tiene Xavi palabras ni tampoco explicaciones para este ‘abandono’ que ha sufrido, viviendo el final con perplejidad y desorientación, tras conocer este viernes que ya no es el entrenador del Barça.