LAS INTERIORIDADES AZULGRANAS

Alejandro Echevarría, el poder que emerge de la sombra: ¿por qué manda tanto en el Barça de Laporta?

Una docena de personas que conocen las entrañas del FC Barcelona y han tratado con el excuñado del presidente azulgrana desgranan su elevada influencia pese a no ostentar ningún cargo ni estar en nómina del club

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Alejandro Echevarría, en el palco del Camp Nou.

Alejandro Echevarría, en el palco del Camp Nou. / JORDI COTRINA

Albert Guasch

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Alejandro Echevarría ha abandonado la discreción que le caracteriza y se ha dejado ver en las últimas reuniones relevantes del FC Barcelona. Siempre ha operado en la sombra, pero en las últimas semanas su presencia en las dependencias del club se ha hecho muy visible pese a no ostentar ningún cargo ni estar en nómina. 

No es una presencia ornamental. Hay coincidencia, según las fuentes consultadas, de que su peso en las grandes decisiones del club es determinante. En cuanto a influencia, no hay directivo o ejecutivo que se le pueda comparar. “Manda mucho”, asegura un conocedor de las entrañas azulgranas. “Nadie dentro tiene ‘pebrots’ de contradecirle”, certifica otro.

La pasada semana a Echevarría se le vio más que nunca, como aceptando un foco que siempre había rehuido. Participó en la comida alrededor de Xavi junto a Joan Laporta y el grupo habitual que le escolta (ya se sabe: Enric Masip, Rafael Yuste, no así Mateu Alemany, que iba camino de Birmingham) en el Sushi 99. En el mismo restaurante comió un día después con Laporta y Jordi Alba para aplanar la salida anunciada este miércoles del lateral. 

Alejandro Echevarría y Joan Laporta, a la salida de un restaurante del centro de Barcelona.

Alejandro Echevarría y Joan Laporta, a la salida de un restaurante del centro de Barcelona. / Carlos Monfort

Ha estado presente en la negociación con Deco desde su llegada a Barcelona (no en vano son íntimos). También en el encuentro del pasado miércoles en que Alemany anunciaba que deshacía el camino trazado hacia Inglaterra. Y de forma más festiva acompañó a Laporta en el inicio de la rúa y en la cena de celebración de la plantilla por la Liga. De alguna manera, ha dejado de camuflarse.  

¿Pero quién es Alejandro Echevarría? ¿Y cuál es su interés en inmiscuirse en los asuntos de la entidad? Para la confección de su retrato EL PERIÓDICO ha hablado con una docena de personas que le han tratado dentro del club (y algunos fuera). Existe coincidencia en que se ha convertido en el poder en la sombra en el Barça, el hombre más relevante de la dirección del club, instrumental en una serie de cambios internos, sobre todo en el apartado de proveedores y empresas de servicios, y también en algunos nombramientos. “Interviene en casi todo”, asegura una fuente del club.

Laporta recurre a sus conexiones, porque hay ciudadanos en Barcelona bien conectados y luego, a un nivel propio, se encuentra Echevarría. Quienes le conocen le describen como un tipo listo, avispado, mentalmente rápido, de los que sabe leer la jugada enseguida. 

“Es carismático. En una comida no es un personaje secundario. Tiene presencia. No es tan expansivo ni tan folclórico como Laporta, pero llena un encuentro alrededor de una mesa”, explica alguien que ha compartido manteles con él.

En el primer mandato de Laporta, permaneció poco más de un año como directivo antes de que se descubriera que era miembro de la Fundación Francisco Franco, algo que el presidente negó en Asamblea, y al revelarse la mentira forzó su dimisión

A este nivel más personal, se repiten adjetivos como afable, irónico o discreto. “De los que se desvive por sus amigos”, dicen varios. En ello hay coincidencia tanto por parte de los que le tienen estima como de aquellos que le ven un lado oscuro. “Es muy amigo de sus amigos. Es capaz de todo por ellos. Eso sí, espera lealtad absoluta”, asegura uno de los consultados. Todos han hablado con este diario con la condición del anonimato para expresarse con libertad. “Si supiera que he hablado contigo me mataría. Es mejor ser amigo que enemigo”, admite otro.

Miembro de la Fundación Francisco Franco

La biografía barcelonista de Echevarría nace en la campaña presidencial del 2003. Fue una figura capital en la primera presidencia de Laporta como lo es ahora en la segunda. En la primera, permaneció poco más de un año como directivo antes de que se descubriera que era miembro de la Fundación Francisco Franco, algo que Laporta negó en Asamblea, y al revelarse la mentira forzó su dimisión. 

Aun así, continuó siendo influyente entre bastidores. Entonces era un poder por delegación de su padre, Juan Echevarría, potente personalidad empresarial de la época y avalador de Laporta en ese 2003 de transformación. Ahora, en el segundo mandato, el hijo ejerce con voz propia. 

BARCELONA 15/06/03 ELECCIONES FC BARCELONA FOTO DIGITAL ALBERT BERTRAN CELEBRACION DE JOAN LAPORTA CON SU EQUIPO

Joan Laporta, con su equipo, en el 2003, entre ellos Echevarría (al lado de Ferran Soriano). / ALBERT BERTRAN

“Cuando fuimos a firmar el aval, de unos 35 millones si no recuerdo mal, todos los que íbamos a formar parte de la junta nos encontramos en la sala con una persona que muchos no conocíamos. Era el padre de Echevarría. Ahí nos enteramos de que Jan no tenía patrimonio y que necesitaba el aval de su suegro. Fue la primera que nos clavó Laporta”, rememora uno de los miembros de aquella junta de principios de siglo. 

Alejandro no pudo entrar en la directiva porque aún no era socio y cuando lo fue le faltaba antigüedad. “Es que nunca le ha gustado el fútbol. No entiende nada. Nunca ha chutado una pelota”, asegura otro. Hoy, en cambio, habla en comidas ante propios y extraños de la calidad de los futbolistas con absoluta naturalidad. 

“Los miembros del sector catalanista lo miraron con desconfianza desde el principio”, explica otro directivo de entonces. Aun así, se mantuvo como la sombra de Laporta, la proyección de su padre en el club. Y las muchas conexiones que ya tenía se ampliaron una vez dentro. Creó la oficina de Atención al Jugador y entabló una relación de máxima proximidad con muchos futbolistas de entonces. Con Etoo, Deco, Puyol, Xavi, Messi, Cesc, Alba… 

Hombre de favores

Estaba presente para todo lo que necesitaban. Sin pareja y sin hijos, no le falta ni faltaba tiempo para hacer favores. “Era capaz de levantarse a las cuatro de la madrugada si algún jugador le llamaba porque se le había pinchado una rueda del coche o por algún percance en una discoteca”, recuerda un antiguo ejecutivo. 

Ahí creció en el vestuario su reputación de gran conseguidor. Casas, seguridad para esas casas, vuelos, enredos burocráticos, gestiones de logística personal o familiar… Sus muy buenas conexiones con las fuerzas de seguridad de todos los cuerpos le permitieron solventar situaciones incómodas a los jugadores, de día y de noche. “Les arreglaba muchos problemas y si hacía falta, borraba huellas. Lo que se dice un auténtico señor Lobo”, subraya una fuente consultada.

“Todos los jugadores hablan maravilla de él, eso sí te lo puedo garantizar. Le deben muchos favores”

“Todos los jugadores hablan maravilla de él, eso sí te lo puedo garantizar. Le deben muchos favores”, explica otro. Con algunos se hizo más íntimo y entabló relaciones profesionales, como Etoo o el propio Deco. Se le reconoce el mérito de agilizar la documentación para que Messi pudiera jugar en etapa juvenil como extranjero nacionalizado, superando las pegas que ponían, entre otros, Javier Tebas, entonces en el Alavés y ahora presidente de LaLiga. 

Un directivo de la época desdeña esa gestión. “Eso se ha mitificado. No era más que un trámite. Pero es un especialista en crear un problema para poder arreglarlo. Te dice que algo está muy difícil, te lo hace sudar y así después le tengas que decir que muchas gracias y sentirte en deuda con él. Te envuelve, te hipnotiza y al final se sale con la suya. Es un encantador”.

Alejandro Echevarría y Enric Masip, junto al despacho de Mateu Alemany en la Ciutat Esportiva.

Alejandro Echevarría y Enric Masip, junto al despacho de Mateu Alemany en la Ciutat Esportiva. / Carlos Monfort

En cualquier caso, ahí sitúan algunos la gestación de su relación de confianza con Leo Messi, una relación, cuentan ahora, enfriada desde hace dos años, cuando hizo bandera de la renovación del argentino y este acabó en París entre lágrimas. Por eso, en la ensoñación actual del retorno de Messi a Barcelona, si alguien hace de puente en la comunicación aún precaria entre el jugador y Laporta es Xavi y no Echevarría.

Su relación de confianza con Messi se ha enfriado desde hace dos años y en la ensoñación de su retorno a Barcelona, si alguien hace de puente entre el jugador y Laporta es Xavi

En otros tiempos la relación era mejor. Se dice que el excuñado, un gran amante de los perros (tiene o tenía uno como salvapantallas en el móvil) buscó y compró el Dogo de Burdeos que Antonela Rocuzzo le regaló a su marido por su 29º cumpleaños. En el instagram del rosarino abundan las imágenes de él jugueteando con Hulk, que así se se llama el bonito animal.

Vínculos con Gabón

El divorcio en el 2009 de Laporta con Constanza, la hermana de Echevarría y madre de los tres hijos del presidente, abrió una crisis en la relación entre ambos que se reconstituyó con el tiempo. Laporta dejó la presidencia en el 2010 desgastado en el ámbito institucional pero triunfal en lo deportivo. Y Echevarría se volcó en sus negocios desde su despacho de la Avinguda del Tibidabo.

Realizó una intervención 'de facto' del departamento de Seguridad que sirvió para licitar dos contratos: de cámaras y accesos, de unos 200.000 euros anuales, y el genérico de seguridad, de unos 5 millones

Estableció relaciones al máximo nivel en Gabón. Nada menos que con Ali Bongo Ondimba, presidente desde el 2009 y perseguido por el ruido de la corrupción. En el 2015 Echevarría consiguió llevar a Messi a inaugurar un estadio en Port Gentil, la capital del petróleo del país, y cuentan que hace de anfitrión del mandatario en Barcelona cuando se presenta para revisiones médicas o cirugías estéticas.

Deco, Messi y Echevarría.

Deco, Messi y Echevarría. / Archivo

En Gabón colocó a Jaume Ferrer, delfín de Laporta en las elecciones que ganó Sandro Rosell, para estructurar la liga profesional del estado africano. Consiguió que José Antonio Camacho fuera elegido seleccionador y uno de los hijos de Laporta se convirtió en uno de sus asistentes.

Polémicos cambios de seguridad

En esta segunda etapa de Laporta, Echevarría resultó crucial para armar la candidatura que salió victoriosa en el 2021. También, gracias a sus conexiones empresariales y bancarias, para reunir el monstruoso aval de 124,5 millones de euros que necesitaba la junta entrante.

En el plano deportivo, fue el puente entre Laporta y Xavi en un momento en que la relación de amistad entre ambos se resintió después de que el entrenador fuera el póster electoral de Víctor Font (su fuerte ascendencia sobre Xavi ha sido mencionada por varias de las fuentes contactadas). Y Deco no estaría donde está sin la influencia del excuñado. Seguramente tampoco Raphinha, del que el próximo director de fútbol del Barça aún es su agente.

Pero donde se ha notado más su mano es en la reorganización del club, en particular en departamentos sensibles. Se le atribuye el fichaje de Ferran Reverter, el CEO que se marchó en circunstancias misteriosas, y también el de Ferran López, alto mando de los Mossos, como responsable de seguridad. 

“Es un lobista”, sintetiza una personalidad conocedora de las cañerías de la entidad. “No es una oenegé”, deja caer otro

El despido de este último después de apenas seis meses en el cargo coincidió con un incidente con el coche del entonces entrenador Ronald Koeman a la salida del Camp Nou, pero sobre todo con el cambio en las licitaciones de contratos de Seguridad en favor de algunas empresas y el fichaje de importantes miembros en el departamento contra el criterio profesional del entonces máximo responsable. Al mismo tiempo se produjo un relevo en la protección del primer equipo, pese a las objeciones de Xavi, los jugadores y el mismo López.

Cambios todos ellos con el sello de Alejandro Echevarría, quien, en definitiva, realizó una intervención 'de facto' del Departamento de Seguridad que sirvió para licitar dos contratos: de cámaras y accesos, de unos 200.000 euros anuales, y el genérico de seguridad, de unos 5 millones. 

"Persona fundamental"

Ahora no es solo la sombra de Laporta, sino su proyección. Asiste incluso a reuniones deportivas como delegado del presidente cuando este no está. Y le acompaña en los mejores restaurantes de la ciudad en encuentros con agentes, técnicos o ejecutivos.

¿Pero cuál es su interés en inmiscuirse tan a fondo en los asuntos del club? En un entorno tan proclive a la sospecha, las respuestas van cargadas precisamente de sospecha y desconfianza. “Es un lobista”, sintetiza una personalidad conocedora de las cañerías de la entidad. “No es una oenegé”, deja caer otro. “Hay también un punto de vanidad, de pavonearse con información interna”, barrunta un tercero.

Laporta dijo recientemente en el Círculo Ecuestre que “Alejandro es una persona fundamental para dirigir el Barça”. Nadie debería tener duda de ello.

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