El Girona recupera el segundo puesto con dos penaltis

Catapultado por dos penaltis, el Girona saltó al segundo puesto de la tabla, un lugar en el que ya habitó, y que ahora ha recuperado de forma provisional a la espera del Barça-Valencia del lunes. No hubo dos penaltis en el Insular, sino tres, de los que solo se transformó uno en primera instancia. Después de cinco salidas sin puntuar, el conjunto de Míchel se aprovechó de un Las Palmas agotado, que sigue corriendo sin parar, pero sin tanta rapidez.

Tres penaltis marcaron la suerte del duelo. El primer correspondió al Las Palmas y Gazzaniga se lo detuvo a Sandro con la cara. El balonazo dejó al meta medio conmocionado de la potencia del disparo. Veinte minutos después, disponía de uno el Girona, y Vallés también se lo paró a Dovbyk, pero el rechace lo aprovechó David López, el más rápido y el más intuitivo para adivinar la dirección del cuero. El tercero lo transformó Dovbyk, aunque Valles casi se lo para.

La zanahoria de la Champions

El duelo entre las dos revelaciones del curso reveló el estado actual con el que enfocan el tramo final. Mientras que el Las Palmas parece extenuado por el esfuerzo hacia la salvación, asegurada, con ocho jornadas sin vencer, al Girona aún le queda mecha para obtener un hito jamás imaginado en su historia. Inscrito ya en Europa, la Champions es la zanahoria que alimenta al equipo de Michel para no abandonarse ante las dificultades, que en Canarias fueron muchas.

La excelente presión que caracteriza al las Palmas dificultó mucho al Girona, que en el primer tiempo sólo pisó el área para sacar un córner. El penalti llegó cuando Kyrian agarró a Eric en el remate. El cuadro insular ni tiene ataque ni tiene remate, y el yerro de Sandro en el penalti lo acentuó, convertido el delantero en el único referente, solo y desvalido.

Reacción obligatoria

La pésima primera mitad encolerizó a Míchel al ver su desfigurado equipo, y la reacción tras el descanso dio a entender que el técnico pegó cuatro gritos. Para empezar, el Girona se puso a presionar tanto como su rival y, en consecuencia, pudo jugar más el balón y, sobre todo, en la mitad de campo de los canarios.

Abierto el juego, el conjunto gerundense quiso replicar al monólogo local con posesiones de balón más largas. Tuvo que adaptarse a la lentitud derivada de un partido al mediodía y un césped seco. La ventaja le daba confortabilidad porque tenía contrastado que el Las Palmas no le incomodaría más. Un tiro al travesaño de Moleiro desde fuera del área, avisó a los rojiblancos para que atendieran hasta el final.