Ciclismo

Pogacar tritura la Lieja-Bastoña-Lieja

El fenómeno esloveno atacó en la famosa cota de la Redoute, en una carrera donde Mathieu van der Poel sólo pudo ser tercero, y ganó la clásica más antigua del universo ciclista con una exhibición.

Pogacar gana la Volta como un huracán humano.

Tadej Pogacar dedica la victoria a la madre de su novia, fallecida hace dos años cuando él iba a disputar la Lieja-Bastoña-Lieja.

Tadej Pogacar dedica la victoria a la madre de su novia, fallecida hace dos años cuando él iba a disputar la Lieja-Bastoña-Lieja. / ASO / GAËTAN FLAMME

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

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Las carreras de Tadej Pogacar, sea la Lieja-Bastoña Lieja, este domingo, o la Volta el mes pasado, se terminan en un abrir y cerrar de ojos. Da igual que tengan 254 kilómetros como en Bélgica o siete etapas de combate como en Catalunya. En el primer ataque del fenómeno esloveno se acaba la competición y ya se sabe quién va a ganar la carrera.

Da igual que participe Mathieu van der Poel (tercero), el que se quedó rezagado cuando se vio cortado por una caída a 98 kilómetros, o Romain Bardet (segundo), que luchó para que el tiempo de Pogacar no fuese una barbaridad, o Pello Bilbao (noveno), o Tom Pidcock (décimo). Él rueda en una autopista y el resto por caminos recién asfaltados. Así ha sido desde hace cuatro años y así seguirá al menos hasta que Jonas Vingegaard se reponga de las heridas de la Itzulia.  

Ataque en la cota de la Redoute

Pogacar atacó en la Redoute, la cota más famosa de la ‘decana’, la carrera más antigua del firmamento ciclista, creada en 1892, hace dos siglos, y sólo interrumpida por las dos guerras mundiales. Ni la pandemia de covid pudo con ella. Quedaban todavía 34 kilómetros para que acabase la carrera; un mundo para muchos y un paraíso para Pogacar, para disfrutar, para entretenerse, para deleitarse una vez más viéndose el mejor del pelotón y para que pudiera ir pensando que, hasta ahora, todo lo que ha corrido este año, que tampoco ha sido tanto, lo ha ganado: la Strade Bianche, la Volta (con cuatro de las siete etapas) y el monumento de Lieja, el que ya consiguió en 2021, en el último esprint de Alejandro Valverde, con cuatro victorias, en la clásica belga.

Y hasta hubo tiempo de contemplarlo vestido con el uniforme blanco de su equipo y los colores en el pecho y en la espalda de la bandera de Eslovenia como campeón de su país. Porque es muy probable que sólo se le vea una vez más con este vestuario porque, aunque no le combine mucho, muy complicado lo tendrán los rivales en el Giro para que Pogacar no acabe vestido de rosa al finalizar la primera etapa después de que los organizadores de la ronda italiana hayan rediseñado la jornada inaugural para darle un caramelo al astro esloveno y que pueda finalizar de líder en el estreno de la carrera. El Giro empieza el sábado 4 de mayo en Milán, será el siguiente reto de Pogacar y si sigue actuando como hasta ahora resulta complicadísimo encontrar a algún corredor que le haga sombra en Italia y evite otra exhibición.

Lieja sólo tuvo el momento mágico del demarraje de Pogacar a 34,8 kilómetros de la línea de meta; un cambio de ritmo al que sólo y por apenas 400 metros respondió Richard Carapaz, campeón olímpico y ganador del Giro de 2019. El ciclista ecuatoriano tuvo que levantar el pie… como todos, como un pelotón inmenso cuando Pogacar acelera la bici.

Quería Van der Poel convertir 2024 en el año de sus salvajadas. Ganó en Flandes y en Roubaix pero cuando el asfalto como Dios manda sustituyó a las piedras, a los baches y a los adoquines se le acabó la fiesta, como sus fuerzas que ya se vieron mermadas hace una semana en la Amstel Gold Race y este domingo, en Lieja, sólo fue tercero. Y ya es mucho; un honor para él. Bardet fue segundo a 1.39 minutos. Apaga y vámonos.

La clasificación oficial de la Lieja-Bastoña-Lieja.