El día de la gabarra ha llegado: el Athletic convoca la mayor fiesta de la historia de Bilbao

Quizá, en el imaginario de los no iniciados, la gabarra sea una embarcación sobre la que el Athletic ha celebrado todos sus títulos desde tiempos inmemoriales. Pero no, nada más lejos de realidad esta especie de leyenda urbana, pues hasta este jueves, la barcaza más célebre del fútbol mundial únicamente había surcado la ría del Nervión en dos ocasiones, en 1983 para celebrar la Liga y un año después para hacerlo con el doblete Liga y Copa. Pero aquellos recuerdos fueron tan memorables que...

El método tradicional de celebrar los títulos del Athletic, de hecho, era una gira en autobús por diferentes localidades de Vizcaya, aprovechando en muchas ocasiones el viaje de vuelta del equipo desde allá donde se celebrara la final, generalmente Madrid, sede de la mayoría de finales de Copa durante los años célebres del conjunto bilbaíno, antes de que ganar dejara de ser una costumbre.

Ahora, ganar es para el Athletic una excepción, un hecho histórico. En los 40 últimos años, solo las Supercopas de 2015 y 2021 habían saciado el apetito rojiblanco. Y poco, a decir verdad, como quien se echa a la boca un par de cacahuetes cuando la hambruna ya ha perforado el estómago. El tiempo, las cuatro décadas transcurridas hasta la victoria frente al Mallorca en la final de Copa del pasado sábado, fueron convirtiendo la gabarra en una obsesión más que en un anhelo. Y, liquidado finalmente el eterno ayuno, Bilbao prepara para este jueves la mayor fiesta de su historia.

Colapso en la ciudad

Se habla de un millón de personas, quizá sea alguna menos, seguramente sean muchas más. Será imposible medir el volumen exacto de aficionados del Athletic que se agolparán en las dos orillas del Nervión, durante los 12 kilómetros de trayecto de la barcaza remolcable, restaurada hace unos años para una ocasión que al fin llegó.

Bilbao tiene asegurado el colapso durante toda la jornada, aunque la celebración no vaya a comenzar hasta las 16.30 horas. Partirá la gabarra, con las 160 embarcaciones que la acompañana, desde el Real Club Marítimo del Abra, en Getxo, y remontará toda la ría hasta alcanzar el Ayuntamiento de Bilbao, a priori hacia las 18.40 horas.

Después llegarán las recepciones instituciones en el Ayuntamiento y la Diputación. Actos en los que los políticos vascos, en plena campaña para las elecciones autonómicas del domingo de la semana que viene, sin duda aprovechará para tratar de rascar algún voto extra. La campaña electoral, en la práctica, queda en suspenso en Vizcaya estas 24 horas. Porque solo existe una ideología en Bilbao este jueves y es rojiblanca.

Un símbolo de orgullo

La gabarra no deja de ser una representación sentimental del orgullo de un equipo que ha decidido seguir compitiendo con unas reglas diferentes al resto. Ya se sabe, solo puede defender la camiseta del Athletic quien se haya criado en su cantera, la prolífica Lezama, o quien haya nacido o se haya formado como futbolistas en Euskadi y el País Vasco. Ha habido excepciones y alguna trampa al solitario, pero es en esencia eso.

Y la gabarra es, precisamente, el símbolo que el Athletic y Bilbao utilizarán hoy para gritarle al mundo que su menú de kilómetro cero puede seguir siendo competitivo y exitoso en la saturadísima oferta del fútbol. Aunque cueste, como ha sido el caso, 40 años demostrarlo. Cuatro décadas en las que, todo sea dicho, todos los clubes han pisado al menos un año la Segunda División salvo el Real Madrid, el FC Barcelona y el Athletic.

Será el colofón, a falta del desfile del trofeo en San Mamés, este domingo antes del encuentro liguero contra el Villarreal, a casi una semana de celebraciones constantes en la capital vizcaína. Días que tuvieron como hito la fiesta callejera que improvisó la plantilla por las calles de Bilbao la noche del martes, a la que se acabaron sumando cientos de aficionados anónimos.

"Unique in the world" es el lema más reciente del Athletic, "únicos en el mundo". Y esa fiesta con la charanga de Asier Villalibre les refuerza de argumentos para pensarlo, por mucho que la Ertaintza haya decidido abrir expediente a cuatro futbolistas del conjunto rojiblanco por la celebración espontánea liderada por Muniain, el capitán rojiblanco.

Hoy, nadie les abrirá un expediente por erguirse sobre la gabarra y cantar a los cuatro vientos que son campeones, mientras saludan a San Mamés, al Guggenheim, a la Torre Iberdrola, al Museo Marítimo, también a los Altos Hornos y al Puente Colgante. Todo Bilbao (y alrededores) quedará condensado en el homenaje a los campeones. Nunca un trozo enorme de madera generó tanta expectación. Bienvenidos a la mayor fiesta que jamás conoció Bilbao. Paga el Athletic.