Guardiola, el domingo en Barcelona, a un culé: “Del Madrid me’n cuido jo”

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todo el mundo sabe que Pep Guardiola está en Barcelona. La semana de selecciones es una buena fecha para regresar a Barcelona, para ver a los suyos, a los suyos de verdad, compartir buenos ratos con todos, cambiar impresiones, seguir hablando de fútbol, del presente y del futuro, visitar los sitios más queridos, compartir charla con la gente más apreciada y, no, no tengo idea si ha hecho o no esa comida de periodistas amigos que buena parte de la gente que no le quiere bien suele contar cuando defienden que es el entrenador más protegido (y elogiado) del mundo. Será que se lo ha ganado fuera y dentro del campo. Digo.

Es posible, sí, claro que sí, que alguno de sus ratos hayan ido en esa dirección, compartiendo mantel, desayuno o partido de golf con algunos periodistas, amigos o colaboradores de su época azulgrana. E, incluso, por descontado, que se haya interesado por cómo le va a su hermano Pere en el Girona. Bueno, eso lo sabe al dedillo, sin necesidad de venir a Barcelona ¿no?, pero algún ratito habrá pasado con Pere, normal con tan pocos días de descanso que tiene, centrado en seguir sumando títulos con el (casi) invencible Manchester City.

De comida en comida

Quién sabe, igual ha tenido hasta alguna hora para verse con Xavi Hernández. ¿No? ¿Piensa usted que no? Igual nos llevamos una sorpresa un día de estos y, de pronto, aparece una foto de los dos en redes sociales. O, tal vez, en la próxima rueda de prensa del entrenador azulgrana (del actual, me refiero, claro) nos enteramos que, al igual que el panadero y el peluquero, a Xavi también le ha felicitado Pep por su temporada. Todo es posible.

Lo que sí es cierto es que el primer restaurante que pisó Pep Guardiola en su (momentáneo) regreso a Barcelona, poco antes de que el Barça golease al Atlético, en el Metropolitano, fue el sabroso y amigable comedor del Tramonti 1980, en la Diagonal, a mitad de camino entre la casa del ‘mister’ del MCity y el Camp Nou.

Pep Guardiola, el domingo, en el Tramonti 1980.

Pep Guardiola, el domingo, en el Tramonti 1980. / INSTAGRAM TRAMONTI 1980

Allí Pep se dejó querer, no solo por los hermanos Lombardo, sino por un montón de comensales, alguno de los cuales le pidió un autógrafo y hasta fotografiarse con él, como la imagen que colgó el propio restaurante en sus redes, incluso debieron compartir un ratito de charla, futbolística, cómo no.

Tampoco muy larga. No querían molestarle. Todo el mundo sabe de la simpatía y cordialidad de Pep. Todo el mundo sabe lo enamorado que está de Catalunya, Barcelona y el Barça (y Santpedor, perdón), así que se prestó a todo y hubo un comensal, veterano socio culé, que hasta se atrevió a preguntarle cómo veía al Barça.

Bien, bien, al Barça lo veo bien, aunque no lo tiene fácil. Se supone que se refería tanto a LaLiga, donde, pese a la euforia y al permiso concedido por Xavi “para soñar”, sigue a ocho puntos del Real Madrid, como en la Champions, donde le ha tocado el PSG de Luis Enrique, Mbappé y Dembéle.

Sentencia ilusionante

Y fue hablando de la Champions, de la posibilidad, remota aún, de una final, sí, sí, demasiado soñar, pero, bueno, si te tropiezas con el mismísimo Pep Guardiola por qué no dejarlo caer, protagonizada por MCity y Barça, cuando el entrenador de Santpedor le dijo al comensal “del Madrid me’n cuido jo”. Como diciendo, vosotros eliminar al PSG y, luego, al Atlético, que por el otro lado, yo ya haré mi camino.

Hay muchos, muchísimos culés, que también juegan la eliminatoria que enfrenta al Real Madrid y al Manchester City. Y hay muchos, muchísimos culés, que, junto al triunfo de los suyos, sueñan con que la máquina ‘blue’ elimine, de nuevo, a Vinicius y compañía. La afirmación de Guardiola, en el Tramonti 1980, les puede alegrar la temporada, ocurra lo que ocurra con Mbappé y Dembélé, que no parecen poca cosa.

Suscríbete para seguir leyendo