El Barça se desangra ante la indiferencia de sus socios

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Algunos de los que aún rodean a Joan Laporta aseguran que empieza a tener ciertos tics de José Luis Núñez. Por ejemplo, se cree que es el único que puede llevar las riendas del club, el único que sabe lo que hay que hacer y cómo debe hacerse, el único capaz de salir de cualquier laberinto. Es más, como el constructor, empieza a creerse dueño del club.

“Como Núñez”, te explican los que conocieron al expresidente, “cada vez se fía de menos personas, cada vez cierra más el círculo de confianza. Laporta, como es sabido, solo se fía de los suyos, de los familiares que ha metido en el club, de sus amigos y de los recomendados por sus familiares y/o amigos. Es decir, de menos de diez personas. Luego, soporta, porque no le queda más remedio, a otros cinco o seis y al resto no les hace ni caso”.

Entre los que ya no hacía ni caso, estaba Eduard Romeu, al que aceptó y soportó como vicepresidente económico, en teoría el cargo más importante de una junta, porque él y su jefe, José Elías, había avalado por decenas de millones de euros. Cuando desapareció el aval, Laporta fue quitándole atribuciones a Romeu y pasándoselas a uno de sus cinco mosqueteros, Ferran Olivé, con quien Romeu ni se hablaba.

Le tienen miedo

“Si se fuese Olivé, sí sería un golpe duro para Laporta, que está contento de que Romeu desaparezca del club”, insisten las mismas fuentes. Laporta, como Núñez, empieza a dar miedo a los suyos. Muchos no se etreven a decirle lo que piensan. Casi todos. Romeu fue, ayer, una buena muestra de ese temor que infunde el presidente, al confesar que le dio cierto respeto ir a casa del presidente (Núñez también despachaba en sus oficinas de la calle Urgell) para hablar con Laporta y pedirle, por favor, que se lo pusiese fácil, cuando el presidente estaba feliz de sacárselo de encima.

Comparexença dimisió Eduard Romeu Foto: Dani Barbeito Joan Laporta Vicepresident economic Auditori 1899 FC Barcelona

Comparexença dimisió Eduard Romeu Foto: Dani Barbeito Joan Laporta Vicepresident economic Auditori 1899 FC Barcelona / Dani Barbeito

Puede, sí, que el nuevo trabajo de Romeu sea importante, muy importante, y requiera de muchas horas de dedicación pero, por descontado, no se va por ese motivo. Florentino Pérez dirige una de las diez empresas más importantes de España y preside y gestiona el Real Madrid. Javier Faus manejaba la economía del Barça y era responsable de un fondo de inversión de varios miles de millones de euros. Si un vicepresidente económico del Barça se tiene que pasar todo el día en el club es que esa área está mal organizada o no tiene los profesionales adecuados.

Romeu se va porque hace tiempo que se ha dado cuenta de que, ante Laporta, no pinta nada. Nunca fue de los suyos. Romeu compró su sueño, ser vicepresidente del Barça, con dinero, con mucho dinero y no todo era suyo. Romeu, como los otros 40 que se han ido, ha terminado harto de cómo gobierna el club Laporta, que, por otro lado, sabe que su vicepresidente pretendía hacer carrera presidencial desde dentro (como Elena Fort) y mejor sacárselo de encima cuenta antes.

Temiendo al futuro

Todos los que se han ido, por voluntad propia, por haber sido presionados o por despido, tienen buena parte de culpa de la actual situación del Barça. Si hubiesen contado la verdad, si hubiesen explicado por qué se iban, por qué los despedían, si hubiesen difundido lo que oyeron o vieron, los socios, que aún siguen siendo los dueños del club, sabrían la verdad de lo que está pasando. Ese silencio, multiplicado por 40, es lo que permite a Laporta y su ‘camarote’ seguir manejando el club a su antojo.

La manera que Laporta liquidó la renuncia, la dimisión, el adiós del que, en teoría, era el directivo más importante, con diez palabras y tres abrazos, sin anunciar fichaje o ascenso alguno, sin admitir preguntas, en definitiva, sin darle la importancia debida (para él no la tenía, desde luego), demuestra que el ‘camarote’ tenía muchas ganas de desprenderse de alguien que no era de los suyos.

Sueño frustrado

Romeu debería reflexionar sobre cómo le ha ido la vida, pues es muy posible que las ansias de convertirse en directivo del Barça, o en algo más, le distanciase, poco a poco, de Elías (a quien Laporta ninguneó desde el primer momento), acabó forzando su salida de Audax Renovables y, finalmente, ha terminado arrinconado, minusvalorado, en una junta directiva, que lo consideraba un cuerpo extraño.

En el fondo, la aparición de Romeu es la viva demostración (perdón, una más) de que la candidatura victoriosa de Laporta era una lona y poco más. Y nada más. Ni siquiera tenían con que avalar para acceder a la presidencia. Todo el mundo sabe que cuando Elías le preguntó a Laporta cómo avalaría, el candidato le dijo “cuando gane, tendré cola de bancos para darme el aval”.

No hubo cola, no, y Elías y Romeu, entre otros, acabaron poniendo los millones, ya de madrugada. Y así sigue el Barça de Laporta, colgado de los avales, mientras los dueños del club solo piensan en que, en el sorteo de hoy de la Champions, les toque el Burossia de Dortmund. Lo demás, les da absolutamente igual. Hasta que dejen de ser los dueños.

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